Antes de comenzar una nueva respuesta a Fernando Isabella, me parece importante recapitular algunas cuestiones. En su primera columna, Fernando planteaba el siguiente razonamiento para explicar por qué se mantiene el conflicto presupuestal año tras año: dado que la situación A es incontestable (ya que representaría hechos objetivos de la economía, por ejemplo, el nivel del gasto público en educación), entonces solamente es posible que se dé la situación B (razones puramente políticas estarían detrás del reclamo presupuestal). Luego de mi respuesta, Isabella cedió en ciertos puntos, se defendió en algunos y contragolpeó en otros. El contragolpe ya no fue para mantener el razonamiento inicial (amparado en lo incuestionable de la realidad), sino para demostrar la importancia que se le dio a la educación en el período de gobierno frenteamplista, mediante la transferencia de recursos públicos. Implícitamente, parece que el discurso de la insuficiencia presupuestal ya no es “la magia de la alquimia invertida”, sino que puede (y debe) ser algo debatible y legítimo. Intentaré en esta columna continuar fundamentando que, además, hace a la lucha presupuestal necesaria.

Isabella hace una mención explícita a la Cooperativa COMUNA –cuando dice “sería muy importante que, conociendo la cercanía a algunos sindicatos de la educación que tiene la cooperativa La [el nombre no lleva artículo] Comuna, que Hugo integra, dijeran claramente algunas cosas en las que nos hemos puesto de acuerdo”– que me parece desatinada y fuera de lugar. Primero, porque con aciertos y errores siempre hemos sido explícitos en nuestras posturas cuando hemos salido en prensa –un ejemplo de análisis hecho por COMUNA en esta Rendición de Cuentas puede verse en la nota que escribieron mis compañeros Martín Jauge y Martín Sanguinetti publicada en el semanario Brecha el 23/06/2017–.

Segundo, porque hacemos explícitos nuestros planteos en todos los momentos de encuentro con los sindicatos y cooperativas con que trabajamos, ya sea en instancias de formación, documentos, etcétera. Esto no quiere decir que las organizaciones adopten acríticamente nuestro discurso; nosotros no decimos a las organizaciones “qué decir” o “qué hacer”; las asambleas y las instancias democráticas orgánicas cotidianas son las encargadas de hacerlo. Nuestro trabajo es tan sólo aportar insumos que sirvan para tomar posición. Asumir que un grupo les baja línea a las organizaciones es faltarles el respeto.

Fernando entró de lleno en su columna a la discusión metodológica. Debo aclarar que mi intención original cuando escribí mi columna anterior era intentar demostrar que no es tan claro que este sea el gobierno que más recursos destinó a la educación, y que la insuficiencia de recursos puede ser medible. El centro no debería pasar por una polémica sobre metodologías usadas. Dado que Fernando no citó fuentes en su artículo, era difícil saber a qué se refería, o en qué se basaba para hacer afirmaciones. Sin ánimo de extenderme en esta dimensión de la discusión, debo comentar algunas cuestiones. Mi acusación del error metodológico de Fernando partió de una intuición, al comparar las series estadísticas públicas de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y el Instituto de Economía (Iecon) que toman al gasto público social y al presupuesto de formas diferentes. La primera, mediante el gasto por incisos, y la segunda, según el área programática. En dicha comparación, da que la suma del gasto en la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Universidad de la República (Udelar) es mayor en la mayoría de los años al presupuesto del área programática de educación (al revés de como debería suceder, dado que en la segunda serie se incluyen más cosas además de los gastos de ANEP y Udelar) hasta 2007. Eso me lleva a concluir que la comparación temporal no es del todo exacta; igualmente, este punto no es central en mi argumentación. (1)

Luego, Fernando discute la pertinencia de usar el indicador que yo propongo, tomando el gasto por matriculado en relación al Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. La idea de usarlo no es mía, sino que la utiliza el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) en su informe de este año, refiriéndose a su vez a una recomendación de la UNESCO. Las razones para usarlo tienen que ver con que ajusta mejor el esfuerzo económico que realiza un país para la financiación de la educación, teniendo en cuenta la necesidad de cobertura educativa que está reflejada en la relación de matriculados con la población total.

Un país puede destinar mucho del PIB a la educación, pero con una cobertura mucho mayor que otro (que puede traducirse en mayor demanda de financiamiento), por lo tanto el presupuesto educativo no se reflejará en la práctica tanto como el ratio entre gasto educativo y PIB podría reflejar. En 1970 este indicador era de 19,4%, mientras que en 2015 era de 17,15%. Cabe aclarar que el nivel en 1970 (previo al comienzo del deterioro presupuestal iniciado por la dictadura) no obedece a un hecho aislado, sino que es el resultado de un proceso iniciado en la década del 60, cuando se expandió la matrícula de estudiantes en secundaria, se creó la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria y hubo una intensificación en el proceso grande de luchas presupuestales. (2) Esto implica que, a pesar de que se destina mayor parte del PIB, con un producto mayor, en términos relativos con la necesidad de financiamiento de la época, no es indiscutiblemente cierto que los gobiernos del Frente Amplio hayan sido los gobiernos que más recursos destinaron a la educación.

En otro punto, Fernando propone tomar el gasto real por alumno. En el informe citado del Ineed también se toma este indicador. El problema es que Fernando no menciona algunas de las cosas que la evolución del ratio nos dice, por ejemplo, que el gasto real por estudiante descendió en 2015 con respecto a 2014. Esto fundamenta mi posición sobre la relación entre gasto público y desaceleración del PIB. En el informe se puede ver cómo el gasto real por alumno se comportó por niveles. Tanto en el plan CAIF como en la educación inicial pública, la educación primaria y la educación media, el gasto real por estudiante descendió de 2014 a 2015.

Por último, podría tomarse como un indicador de la insuficiencia presupuestal la comparación entre el pedido presupuestal elaborado por ANEP para el quinquenio y lo asignado por el Poder Ejecutivo. Contando al Sistema Nacional Integrado de Cuidados, el Poder Ejecutivo asignó tanto en 2016 como en 2017 28% de lo que pidió ANEP (no los sindicatos), en base a los pedidos presupuestales de sus consejos para estos años. Para esta Rendición de Cuentas la relación entre el pedido de ANEP y la asignación que ofrece el Poder Ejecutivo en su anteproyecto continúa igual, cercana a 28%. De los 8.660 millones de pesos para 2018 que pidió la ANEP como incremento presupuestal, el Poder Ejecutivo le asignaría sólo 2.434 millones. Cabe destacar que una parte del incremento que ofrece el Poder Ejecutivo (943 millones) proviene de la postergación del gasto realizada el año pasado.

En otro orden de cosas, Fernando (reconociendo que en su primera columna había hecho una afirmación exagerada) desarrolla en qué basa su postura al relacionar los paros docentes con la privatización de la educación. En su argumentación se puede ver que, más allá de exageraciones, lo dicho sobre el proceso de aumento de la privatización es, por lo menos, irresponsable, dado el lugar en el que se coloca al hablar desde la izquierda y el cargo que ocupa en el gobierno. Además de los movimientos que se realizan desde el Estado (o se intentó realizar) para favorecer a la educación privada, que mencioné en mi columna anterior, solamente me gustaría añadir otra hipótesis. Existe otra causa que explica el aumento en la matriculación de la educación privada, y tiene que ver con el aumento de la matriculación en la educación en general y la diferencia en el nivel de recursos que captan la educación pública y la privada. Teniendo en cuenta que la proporción del total de alumnos que concurren a la educación pública con respecto a la privada es básicamente la misma por lo menos desde 2002, el aumento en la matrícula que ha existido en estos años generó un aumento en términos absolutos del número de estudiantes en enseñanza privada. Si además le sumamos el rezago presupuestal de la educación pública y la diferencia en el gasto por estudiante, existen incentivos para que quien pueda pagar se pase de un sistema saturado a uno que no.

Finalmente, Fernando plantea que la defensa de su postura es básicamente la defensa del Frente Amplio y de la posibilidad de seguir manteniendo un gobierno de izquierda en nuestro país. Comparto con Fernando que el Frente Amplio es la mayor construcción política de la izquierda uruguaya hasta el momento. No obstante, entiendo que esta construcción no se dio por arte de magia, sino que fue el resultado de procesos y de luchas que fueron convergiendo en una convención sindical, un congreso de las organizaciones del pueblo y, en última instancia, una forma política común que expresaba ser coalición y movimiento. Sin la impugnación y la lucha de las fuerzas populares en diferentes momentos históricos, no existiría el Frente Amplio. A pesar de que en el período neobatllista se vivió una época de bonanzas, mejoras redistributivas y ampliación de derechos como nunca antes en la historia, existía un Partido Socialista y sindicatos que presionaban por obtener nuevas conquistas. Justamente, la lógica que plantea Fernando, negando la movilización de una parte del movimiento popular, es negar al Frente Amplio. La derecha está al acecho, comparto con Fernando, pero si algo nos ha permitido el retraso relativo de esta con sus pares de Latinoamérica, es observar otros procesos. Ni en Argentina ni en Brasil puede decirse que el ascenso de la derecha haya sido por la desestabilización creada por el sindicalismo. Esto debería ser clave para pensar el relacionamiento entre el movimiento social, la fuerza política y el gobierno.

* Este texto también puede leerse en Hemisferio Izquierdo.

Notas

  1. Para quienes estén interesados, se puede acceder a la serie de datos: Iecon: http://www.iecon.ccee.edu.uy/base-de-datos-area-de-historia-economica/contenido/32/es/; OPP: http://agev.opp.gub.uy/observatorio/servlet/presupuesto1961_2010

  2. Véase http://brecha.com.uy/mas-50-anos-lucha-la-educacion-publica/