“Como dirigente estudiantil y sindical, y después como abogado de los trabajadores, viví la vida metido en ese tema. A mí qué me van a contar sobre tiras que iban a asambleas estudiantiles o a una manifestación a tirar piedras para generar un clima especial contra la Policía –se armaban unas grescas impresionantes–. Eso lo vi con mis propios ojos. Quiere decir que cuando asumí en el ministerio, no podía olvidarme de todo lo que sabía”. Son palabras de José Díaz, ex ministro del Interior durante 2005 y 2007 –primer gobierno del Frente Amplio–, quien ayer de tarde compareció ante la comisión investigadora parlamentaria sobre los actos de espionaje ilegales cometidos por inteligencia policial y militar desde 1985 hasta la fecha.

Díaz le dijo a la diaria que cuando asumió, en 2005, como sabía que “la inteligencia policial no tiene como función hacer espionaje en sindicatos, partidos políticos y cooperativas”, dijo que “nunca más” se iban a realizar esas actividades. “Eso fue un lineazo que después traté de que se cumpliera, pero no estoy seguro de que se haya cumplido con cabalidad”, agregó.

Además, señaló que el “lineazo” de que tenía que haber un “cambio total en la política” de inteligencia de la Policía lo expresó en su primer discurso oficial como ministro de Interior, el 2 de marzo de 2005, cuando asumieron los jefes de Policía y los directores nacionales, en la Escuela Nacional de Policía. Subrayó que no se quedó sólo en el discurso, sino que en el gabinete ministerial se tomaron medidas “para hacer un monitoreo severo” que permitiera comprobar “que las cosas se fueran cumpliendo”, aunque “las rutinas eran centenarias”, por lo tanto, “no se cambian de un día para el otro”. “Eso fue un proceso que se inició en 2005, pero yo no sé cómo está ahora. No pondría las manos en el fuego”, señaló el ex jerarca.

Díaz también rememoró una acción de espionaje que sufrió en carne propia en el primer lustro de los 90, cuando era diputado, un hecho que incluso fue tratado en el Parlamento. A juicio del ex ministro, fue perpetrado por “una estructura militar”, porque “la Policía no tenía recursos humanos” capaces de realizarla. Averiguaron en qué horario no había nadie en su apartamento y entraron para revisar legajos, carpetas, etcétera. “Para desgracia de ellos, mi señora volvió un poco antes, y los encontró adentro. No los vio en persona porque habían puesto la cadena de la puerta. Mi señora abrió la puerta pero no pudo entrar. Tuvo dudas, pensó que yo la estaba farreando, y después se dio cuenta de que había gente extraña en la casa. Fue a lo del vecino, llamó a la Policía, que pegó una patada a la puerta y saltó la cadena, pero ya no estaban”, finalizó Díaz.