La ideología de género de la jerarquía de la iglesia católica no deja que los curas tengan pareja ni que las mujeres den misa. Pero dejó que, durante décadas, sacerdotes y obispos violaran a niños y niñas, haciéndose cómplice de los criminales, y aún hoy, cuando se empiezan a conocer los nombres, pretende que las denuncias no lleguen a la Justicia penal.

Su ideología de género nos dice desde hace siglos que las mujeres debemos llegar vírgenes al matrimonio, que no hay que usar anticonceptivos ni abortar ni divorciarse aunque haya violencia y violación. Esa ideología de género es la que provocó innumerables muertes cuando recomendaba abstinencia en vez de preservativos, en plena epidemia de VIH.

Es una ideología de género conservadora y retrógrada que alimenta la discriminación, el machismo y el odio. Es la que hace que los varones crean que las mujeres son de su propiedad y que por eso pueden golpearlas y matarlas.

En esa misma ideología de género de la jerarquía de la iglesia católica, en la que la mujer debe obediencia al varón, se basaron gobernantes y poderosos para, durante siglos, imponernos una sociedad en la que las mujeres no podíamos estudiar, ni votar, ni tener bienes a nuestro nombre, ni ganar el mismo salario que los hombres, y tantas injusticias más.

Por eso, mi ideología de género es feminista, sí.