Desde la entrada a la Biblioteca Nacional, como una búsqueda del tesoro, los carteles de “¿Dónde está Santiago Maldonado?” guiaban a los asistentes escalera abajo, hacia la sala Carlos Vaz Ferreira, donde se conmemoraría el Día Internacional del Detenido Desaparecido.

La fecha comenzó con un espectáculo del grupo de danza La Forestal. Con las bocas tapadas, sus integrantes bailaron una versión musicalizada del poema “Desaparecidos”, de Mario Benedetti. Luego se presentó la mesa, que fue aplaudida desde antes de comenzar: Elena Zaffaroni por la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, junto a Mariana Mota y Wilder Tayler, que hoy asumirán como autoridades de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo.

Zaffaroni comenzó con una frase categórica: “Si están acá es porque la impunidad les duele. A cada uno de nosotros nos duele”, dijo. Su intervención estuvo cargada de una responsabilización pasada, presente y futura del Estado. En su opinión, la forma de combatir la impunidad “tiene que ver con una reformulación de los privilegios de las Fuerzas Armadas”. “Hoy el Estado destina millones a la construcción de un nuevo liceo militar en Tacuarembó. ¿Por qué, habiendo necesidad de tantos liceos?”, cuestionó. También resaltó que “la reforma de la Caja Militar parece que queda en la nada”, mientras hay ex militares “prófugos de la Justicia que siguen recibiendo su jubilación”.

También Mota hizo referencia a la Justicia. Dijo que “no son delitos del pasado, porque no tienen sanción y porque están desaparecidos en el presente”. “Si no se reconocen los crímenes que sucedieron en el pasado, no se puede asegurar que no vuelvan a cometerse en el presente”, aseguró.

Tyler, por su parte, recordó los avances internacionales en el reconocimiento de la desaparición forzada como un delito de lesa humanidad, pero lamentó que Uruguay haya ido “a contrapelo” de este progreso.