El primer eje del Congreso Nacional de Educación convoca a brindar “Aportes para la elaboración de un Plan Nacional de Educación (PNE)”. Será la primera etapa de discusión de un documento que dará una “visión a futuro de la educación que queremos como sociedad, que fije metas concretas y progresivas, y diseñe estrategias y medidas para alcanzarlas”. El documento disparador del primer eje menciona que, si bien cada ente de la enseñanza tiene su planificación quinquenal, “no contamos actualmente con un Plan que abarque al Sistema Nacional de Educación Pública en su conjunto (integrado por el Ministerio de Educación y Cultura [MEC], la Administración Nacional de Educación Pública [ANEP], la Universidad de la República y la Universidad Tecnológica), que asegure continuidad y cohesión interna”.
En el mismo sentido, la subsecretaria del MEC, Edith Moraes, dijo a la diaria que un PNE tiene un carácter distinto a los planes quinquenales que presentan los gobiernos. Este plan apunta a crear un marco general que dé las pautas al gobierno –al actual y a los venideros– de hacia dónde enfocar las políticas públicas en materia de educación, mientras los quinquenales son de “gestión, definición y ejecución” de estas mismas políticas. Moraes señaló que el PNE se presenta como “integrador y orientador” y que lo que se espera es que fije los “grandes principios, acciones y metas” de la educación uruguaya.
El MEC tiene previsto que el Tercer Congreso Nacional de Educación sea el puntapié inicial para el plan. Durante el congreso se harán los documentos que oficiarán de insumos para los expertos que en 2018 elaborarán el plan. Una de las cosas que tanto Moraes como la Comisión Organizativa Nacional del Congreso esperan que la ciudadanía defina durante las asambleas del congreso es la temporalidad del plan. “Pensamos que el límite más cercano sería 2030, porque los niños, futuros ciudadanos de este país del año 2030, ya nacieron”, explicó la subsecretaria.
Moraes indicó que otra particularidad de este plan es que no estará enfocado únicamente en la educación formal. Comprenderá “el tramo de la obligatoriedad, que hoy es de cuatro a 18 años; el tramo anterior a los cuatro años, que es la primera infancia, y el que sigue después de la obligatoriedad, o sea, la educación terciaria”. “La matriz productiva de este país, que ya está en transformación, es la que demanda esta formación que no puede limitarse a la obligatoriedad”, subrayó.
La jerarca explicó que el plan usará “la herramienta congreso” para “sondear la demanda” y, ya en 2018, se le agregará “la mirada técnica”. Resaltó que el plan, antes de estar pronto para ser aprobado e implementado, pasará por una instancia de plenario, en la que se invitará a quienes asistieron al congreso a evaluar si lo que se discutió y resolvió se ve reflejado en la versión final del plan.
El presidente de la ANEP, Wilson Netto, aseguró a la diaria que el ente que dirige aportará los insumos “que se entiendan pertinentes para discutir un plan a mediano plazo y también las dificultades que en muchos aspectos los sistemas, cuando avanzan, detectan”. Consideró que “administración tras administración no quedan acumuladas las dificultades, lo que permitiría encontrar estrategias diferentes para poder abordarlas”. Afirmó que el plan, a la vez que “encuadra a la sociedad toda respecto de los fines de la educación”, tiene que proponer “una flexibilidad en el sentido de readecuaciones permanentes”, ya que muchas veces la “dinámica de las sociedades se encuentra con sistemas educativos de alta inercia”.
El documento base para la discusión de este eje propone que entre los aportes para la elaboración de un PNE se discuta la universalización de la enseñanza obligatoria, “la revisión de los formatos escolares, posibilitando por ejemplo alternativas a la estructura de grados (clases), o la extensión del tiempo pedagógico”, el rol de los educadores y el de los centros educativos (equipos interdisciplinarios, relación con la comunidad, espacios de autonomía técnico-pedagógica). También plantea que el congreso se pronuncie sobre algunas nuevas líneas transversales que debería incluir el sistema educativo, como la educación digital, la educación multicultural y para la convivencia, y la educación para desarrollar el pensamiento crítico.