La Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Cámara de Diputados recibió el martes a integrantes de la Mesa Apícola de Salto y al responsable de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Alejandro Nario, por la gran mortandad de abejas que ocurrió en Salto, luego de que productores citrícolas fumigaran montes de mandarinas con un insecticida para que las abejas no polinizaran las flores y los frutos (que serán vendidos a Estados Unidos) para que no tengan semillas. Los apicultores salteños Juan José Mancuello, Daniel Oborsky y Javier Piccardo explicaron que la fumigación se produjo el 17 de agosto, 15 kilómetros al sur, al norte y al este de la ciudad de Salto, en una zona de horticultores, fruticultores y apicultores; incluso, se fumigó a menos de 100 metros de dos escuelas.

“Se ha registrado 1.800 colmenas afectadas y muertas” y hay entre 14 y 15 apicultores afectados, expresó Mancuello. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) recorrió las zonas y tomó muestras de abejas muertas, vivas y de restos vegetales; eso confirmará cuál es el producto que se aplicó –se sospecha que es clorpirifos, explicó el ministro Tabaré Aguerre en una conferencia de prensa días atrás–. “La empresa reconoció ante el MGAP que aplicó un producto en floración, lo que está totalmente prohibido”, transmitió Mancuello.

Los apicultores detallaron, además, el perjuicio que provocó para los cultivos como zapallitos y arándanos, que necesitan de la polinización, y el doble daño que sufrieron los apicultores, puesto que cobran por las colmenas que polinizan esos cultivos. Además, aseguran que murieron otros polinizadores naturales. Sobre ese punto los interrogó, especialmente, Nario, quien les transmitió a los apicultores “la importancia de tener la denuncia temprana”. Según Nario, la Dinama se enteró de la mortandad recién cuando el tema tomó estado público. Igualmente, al enterarse, la dirección notificó “de oficio” a Caputto, la empresa señalada.

“Se está viendo esto como un problema de afectación a la biodiversidad en general, y ahí entra nuestra preocupación acerca de la coexistencia entre los sistemas de producción y los sistemas naturales, y de los sistemas de producción entre sí”, dijo Nario.

“Hoy en día, los apicultores de Salto, por este episodio en particular, están casi en bancarrota. Algunos de nosotros perdimos 60% de la unidad productiva”, puntualizó Oborsky, que le pidió a la comisión ayuda económica para esos apicultores. El reclamo coincidió con una minuta que presentó a la comisión la diputada salteña Manuela Mutti (Frente Amplio) para solicitar al MGAP activar el Fondo de Reconstrucción y Fomento de la Granja para subsidiar a los apicultores afectados. Mutti planteó que había hablado con los representantes del MGAP, quienes “creen que esta sería una buena solución, pero necesitan un empujoncito de parte del Parlamento que los habilite a usar esta ley”, puesto que “no cuentan con ninguna herramienta hacia los apicultores en casos de desastres a terceros”, planteó la legisladora. Nario se manifestó partidario “de que haya algún fondo destinado a afectaciones o desastres ambientales” y comparó esta afectación con la que sufrieron los productores de La Armonía.

El nacionalista Armando Castaingdebat sugirió “tener cuidado con las formas” a la hora de habilitar el uso del fondo, porque “si nosotros buscamos un mecanismo para restituir el valor de las abejas, después estará el valor de los zapallitos, de las tangerinas, etcétera”, planteó, y sugirió convocar a representantes del MGAP.