El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró ayer que se está “cerca” de lograr un acuerdo con los demócratas para mantener los beneficios del decreto que protege a los hijos de inmigrantes ilegales, conocidos como dreamers. Muchos periodistas estadounidenses no dudaron en calificar la noticia de una clara muestra de que la cuenta de Twitter del mandatario fue hackeada. Un corresponsal del periódico Washington Post opinó de todas maneras que, “teniendo en cuenta la psicología de Trump, existen grandes chances de que no quiera reconocer que fue hackeado por un tema de orgullo y a partir de ahora cambie toda su política migratoria simplemente por no dar el brazo a torcer”. Es que la posibilidad de un acuerdo es vista como algo “extremadamente difícil”, ya que para Trump es indispensable que incluya la construcción del muro, pero los demócratas rechazan tajantemente esta condición. “Es imposible que el presidente logre convencerlos, porque son demasiado estúpidos como para entender que eso es lo que efectivamente quieren los votantes”, opinó un columnista de la cadena CNN. Pero algunas fuentes de la Casa Blanca aseguraron que Trump efectivamente tendría una propuesta para que los dreamers puedan quedarse en Estados Unidos, aunque reconocieron que “difícilmente sea aceptada por los demócratas”; la solución del mandatario para evitar que los jóvenes emigren a los países de sus padres consiste en encarcelarlos de por vida. Al no haber justificativos legales para hacerlo, el proyecto contempla la posibilidad de que los jóvenes en cuestión se nieguen, aunque en ese caso podrían ser ejecutados, y obviamente enterrados en suelo estadounidense. Un alto funcionario del equipo de Trump explicó: “Para esto tampoco hay justificativo legal, así que los verdugos no serían agentes del Estado, sino supremacistas blancos del sector privado o agentes secretos de Rusia”.