El miércoles de tarde, hasta largas horas de la noche, se llevó a cabo una audiencia en el Juzgado Penal de Salto por el caso de Hugo Leites, el peón rural agredido a rebencazos por el capataz Paolo Rodríguez, de la estancia Flor de Ceibo, propiedad de Ernesto Estévez. La Justicia les tomó declaraciones a esas tres personas y también a la esposa del peón –que fue la que sacó las fotos de las heridas que luego se divulgaron en las redes sociales– y al vecino que lo auxilió luego de ser agredido.

Después de escuchar todas las declaraciones, el fiscal Ricardo Lackner pidió que se realicen pericias psicológicas al peón y al capataz, para conocer los “impulsos emocionales”, dijeron a la diaria fuentes de la Fiscalía. Dados los tiempos judiciales, los resultados de las pericias podrían demorar dos semanas. Luego se hará una reconstrucción de los hechos in situ –también a pedido del fiscal– que, junto con las pericias, será “muy importante” para esclarecer el caso, porque en las declaraciones hubo versiones encontradas de los dos involucrados. Rodríguez dijo que la agresión se produjo en el contexto de un “enfrentamiento”, mientras que Leites sostuvo que fue una agresión unilateral. A su vez, el dueño de la estancia declaró que en ningún momento dio orden de que golpearan al peón, indicaron fuentes de la Fiscalía.

Gabriel Cartagena, abogado de Leites, dijo a la diaria que su cliente declaró durante casi tres horas y que, si bien no puede brindar muchos detalles al respecto, porque el caso está en etapa de presumario, puede confirmar que “hay contradicciones evidentes” entre lo que declararon ambos involucrados. “El capataz afirmó que fue mi cliente quien lo atacó primero y que por eso le pegó con el rebenque. Está confirmado que mi cliente tiene las lesiones y que estas fueron hechas con el rebenque, que era de propiedad del capataz”, indicó Cartagena, y agregó que Rodríguez reconoció que le dio “uno o dos rebencazos” porque el peón “le habría faltado el respeto con algunos dichos que lo ofendieron”. El abogado de Leites subrayó que, aun si esa versión fuera cierta, la agresión “no se justifica”.

Además, agregó que el fiscal solicitó el parte policial “original”, que surgió luego de que Leites hizo la denuncia de la agresión, ya que en el expediente había “un resumen”, y también pidió que se incautaran el rebenque del capataz y el cuchillo de su cliente.

Cartagena subrayó que luego de la larga audiencia quedó claro que el problema se debió a una “situación laboral”. Leites no reclamó el pago de horas extras, como circuló en algún momento, sino que se respetaran las ocho horas de trabajo. También había pedido un aumento de 50 pesos por jornal, que se le negó con el argumento de que “le estaban pagando por encima de lo que establece la ley”, dijo el abogado, que desmintió que el conflicto haya tenido cualquier otro motivo que no fuera el laboral. Dijo que los rumores en ese sentido “no corresponden”, porque “afectan” no sólo a su cliente sino también “a la familia del denunciado”.

Por último, el abogado señaló que también hay contradicciones entre Leites y el dueño de la estancia, ya que el primero dijo haber firmado tres documentos extendidos por su patrón, mientras que Estévez declaró que le dio a firmar un solo documento: el recibo por 8.400 pesos, como “parte parcial del despido”. “En el momento no tenía idea de lo que le estaba debiendo. Le dio eso, que era la plata que tenía”, señaló Cartagena.

Por otro lado, Ernesto Murro, titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, dijo a Radio Uruguay que la primera inspección en el establecimiento Flor de Ceibo determinó que “no se estarían cumpliendo una serie de condiciones y requisitos para el normal desarrollo de las actividades”. El jerarca agregó que antes de establecer multas o sanciones seguirán con las actuaciones, escuchando “lo que tengan que decir las partes respecto de la inspección realizada por el ministerio”.