“Aportes para la elaboración de un Plan Nacional de Educación” es el Eje Nº 1 del Congreso Nacional de Educación. El Grupo de Reflexión en Educación (GRE), integrado por varios docentes, ya presentó una primera contribución. El jueves publicaron un documento, el noveno que han sacado desde que está en funcionamiento, que busca, en 15 capítulos y 100 páginas, presentar distintas perspectivas para la elaboración de un plan de educación. Actualmente integran el GRE Miguel Soler, Shirley Ameigenda, Julio Arredondo, Walter Fernández Val, Elsa Gatti, Silvia Grattarola, Mauricio Langón, Fernando Lema, María Teresa Sales y Limber Santos.

En el texto (al que se puede acceder en la dirección www.polomercosur.org/grupoeducacion/) mencionan que un Plan Nacional de Educación (PNE) “se plasma en un documento con visión comprehensiva, racional y compleja de lo educativo a partir de la situación actual y de su proyección a futuro en relación con el todo nacional, regional y mundial”. Las líneas en él planteadas tienen dos grandes utilidades: “A la interna del sistema educativo sirven de encuadre para la definición por parte del propio Sistema Educativo de las transformaciones a realizar y para las políticas educativas que se diseñen, implementen y evalúen, así como de la evaluación/autoevaluación. Hacia el exterior un PNE constituye un ‘filtro’ para los acuerdos internacionales sobre educación que pueden comprometer la autonomía y el sentido de la educación nacional”.

Si bien para el GRE la autonomía de la que gozan los entes de la educación en Uruguay no es contradictoria con tener un PNE, sí requiere que este plan “deba ser aprobado en un proceso deliberativo” en el que “participe la mayor cantidad posible de actores sociales, para ser legitimado por la ciudadanía y constituirse en el marco de las políticas educativas públicas que el Sistema Nacional de Educación implemente”. En ese sentido, agregan los docentes, “el ámbito que aparece como natural para la reflexión colectiva y la generación de acuerdos básicos para la elaboración del Plan es el Congreso Nacional de Educación”. De hecho, en el documento previo del GRE, el Nº 8, Hacia un Plan Nacional de Educación, los docentes aseguraban que el congreso –que en aquel entonces comenzaba a anunciarse para 2017– debía tomar este tema como uno de sus ejes.

El GRE se pronuncia sobre uno de los puntos de discusión que tendrá el Congreso en relación con un PNE, y es qué período debería abarcar. Proponen el año 2030 como horizonte. Un PNE constituye en sí mismo, aseguran, “una política de Estado elaborada por el conjunto de la sociedad y no de un gobierno dado, por lo que debe estar en consonancia con las necesidades y expectativas del país a mediano y largo plazo”. Por eso, afirman que el plan no debe reducirse a proponer soluciones “a los problemas educativos del presente, sino que, sin dejarlos de lado, debe tener una visión prospectiva, con un plazo razonable para iniciar y consolidar una primera etapa de transformación de la educación nacional”. Remarcan que la propuesta del año 2030 “no es arbitraria”, y recogen una serie de documentos y estudios nacionales que fijaron su horizonte en ese momento y pueden colaborar con el PNE; entre esos estudios está el documento de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto Estrategia Uruguay III, la Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia 2010-2030 y un antecedente directo del futuro PNE, Plan Nacional de Educación 2010-2030 (componente ANEP). Aportes para su elaboración.

El GRE propone que el grupo de redacción final del plan “tenga estabilidad con posterioridad al Congreso, para trabajar en conjunto con el Ineed [el Instituto Nacional de Evaluación Educativa] haciendo el seguimiento del PNE”.

Nuevas definiciones

Para el GRE, el plan nacional “no es una reforma educativa, ya que tiene alcances de cobertura amplia del sistema educativo y pasa a ser su estructurador”, y tampoco es “la suma de políticas focalizadas”. El grupo explica que tradicionalmente en Uruguay “la gestión de los problemas sociopedagógicos como la incorporación e intentos de retención de sectores de población, las soluciones a las deficiencias de cobertura coyunturales del sistema, entre otros, se han llevado a cabo mediante políticas focalizadas que pueden quedar aisladas”, pero considera que “la problemática actual de la educación nacional no acepta más administrar las crisis que se suceden, o que se presentan interesadamente como tales, mediante conjuntos de medidas puntuales muy bien intencionadas pero que pierden de vista el conjunto”. En la situación actual, afirma el GRE, “se requiere una visión crítica y global de la educación nacional atenta a los cambios paradigmáticos, socioculturales y políticos que se vienen dando en progresión exponencial en el mundo, así como delinear una educación en clave prospectiva y propia”.

El grupo de docentes también propone que el Plan parta de respuestas consensuadas a “viejas preguntas de corte antropológico (qué persona contribuir a formar desde lo educativo), sociológico (a qué sociedad aspiramos), filosófico-educativo (qué es educar, por qué y para qué) y político (para qué país), que son fundacionales, pero que sin embargo con frecuencia se obvian porque se dan ‘por dadas’”.

Por otra parte, el GRE considera “extemporánea la formulación de un Marco Curricular de Referencia Nacional hoy”, ya que eventualmente sería en el marco del PNE que se debería “consignar la conveniencia de su elaboración; y si así fuera, los principios consensuados en el Plan oficiarían de encuadre para ese marco”.