Ayer la Cámara de Diputados aprobó en general –con 75 votos de 81– el proyecto de ley que había sido aprobado por unanimidad por la Cámara de Senadores el 18 de abril, que modifica los artículos 311 y 312 del Código Penal. El cambio establece, entre otras cosas, que serán “circunstancias agravantes muy especiales” de homicidio –es decir, que se le aplicará una pena mínima de penitenciaría de 15 años– el que sea cometido “como acto de discriminación por la orientación sexual, identidad de género, raza u origen étnico, religión o discapacidad”, y también el que haya sido cometido “contra una mujer por motivos de odio, desprecio o menosprecio, por su condición de tal”, tipificándose este delito como “femicidio”. Esta modificación fue la que trajo más debate cuando se presentó el proyecto, y no fue la excepción en este sentido la discusión de ayer de tarde –y de noche– en la cámara baja.

El diputado del Partido Nacional Gerardo Amarilla señaló que la tipificación de femicidio “no es necesaria”, ya que, a su juicio, el artículo 47 del Código Penal lo incluye, porque en el numeral 6 establece como circunstancia agravante de pena el “abuso de fuerza”, que se entiende como “abusar de la superioridad del sexo, de las fuerzas o de las armas, en condiciones que el ofendido no pueda defenderse con probabilidades de repeler la ofensa”. Además, agregó que el numeral 14 del mismo artículo señala como agravante “haber cometido el hecho con abuso de autoridad, o de las relaciones domésticas o de la cohabitación”.

Amarilla subrayó que la violencia doméstica es un problema instalado en la sociedad y tiene como principales víctimas a las mujeres, y que el Parlamento ha dado respuestas al tema, pero “el que no ha estado a la altura es el Poder Ejecutivo: de ahí tienen que venir los verdaderos mensajes que se reclaman”. “Hoy estamos votando normas legales innecesarias, repetidas, imprecisas y de difícil efectividad. Con esta ley no vamos a cambiar la realidad”, señaló el diputado blanco, y agregó que no votaba el proyecto.

Por otra parte, el diputado colorado Ope Pasquet dijo que los elementos introducidos por discriminación “son de recibo” en virtud de que en Uruguay se han cometido homicidios que encuadran en esas características, y ejemplificó con el asesinato del comerciante de Paysandú David Fremd, el año pasado, “cuando una persona dijo sentir una voz que lo llamaba a matar a un judío”, sin ninguna otra “justificación”, así como en Estados Unidos “matan a un homosexual por ser homosexual o a un negro por ser negro”. No obstante, Pasquet dijo que no votaba favorablemente la tipificación de “femicidio” porque “se excluye de la protección a la otra mitad de la población, el género masculino”, y agregó que la propuesta tiene una “razón de marketing” que es “estampar el femicidio en el Código Penal”.

El diputado colorado agregó que se incurre en “flagrante discriminación y trato desigual”, ya que hay un trato para el que mate a una mujer y otro distinto para el que mate a un hombre diez años como mínimo de penitenciaria, en lugar de 15–. Señaló que “nada justifica esa diferencia” y que “es difícil” encontrar un caso de una mujer a la que se le hubiera dado muerte “por su sola condición de mujer”, y sí conoce casos de negros o judíos asesinados por su condición de tales.

Por otro lado, el diputado blanco Pablo Abdala dijo que tenía una posición “ecléctica” sobre el proyecto y señaló que hubo un incremento de los homicidios en general, y que se da la “paradoja” de que la mayoría de las víctimas son varones, por lo tanto, “asistimos, por encima de todo, a un fenómeno de creciente violencia en la sociedad”. “La legislación no hace magia. Por la mera introducción de ajustes no vamos a revertir esta realidad, ni siquiera a atemperar, porque se trata de un tema de causas múltiples en el que además hay aspectos culturales”, señaló Abdala, que por último dijo que “no cabe duda de que el femicidio se ha incrementado”, ya que las cifras oficiales señalan un aumento de 12% de este tipo de delito en el primer semestre de 2017.

Por último, la diputada del Movimiento de Participación Popular Cecilia Bottino dijo que a lo largo de la sesión la oposición había dicho “poco” sobre qué se entiende por violencia de género. Señaló que el femicidio no es igual a otros homicidios, ya que “es la máxima expresión del abuso de poder y de la fuerza ejercida por un hombre a su compañera, que no se sometió ni se dejó dominar”. “Parece que las mujeres tuviéramos privilegios porque se establece el femicidio como agravante... Les regalo ese privilegio. Claro, se matan más hombres, pero la totalidad de las mujeres asesinadas fueron por un varón, y en su amplia mayoría por su pareja o ex pareja. En el caso de los varones, sólo 9,6% es de homicidios en contexto de violencia doméstica, según el Ministerio del Interior. Y muy excepcionalmente el autor es una mujer. Por lo general, ocurren a manos de sus hijos, padres, hermanos u otro familiar”, finalizó Bottino.