Ayer se publicó en este mismo espacio una serie de ataques desleales a la figura del compañero Raúl Sendic, disfrazados de “columna de opinión”. Ya que todavía hay quienes dudan de que la caída del vicepresidente fue parte del Plan Atlanta, aquí presento algunas evidencias irrefutables.

La fecha. ¿Por qué el Plenario de la Carnicería fue fijado para el 9 de setiembre? Fácil: porque el 11 de setiembre caía lunes. Evidentemente, la intención de Estados Unidos era hacer coincidir el bombardeo a Sendic con el bombardeo a Salvador Allende, pero los plenarios se hacen los sábados. De todas maneras, el mensaje del Imperio fue claro: los grandes revolucionarios que quieran impulsar transformaciones de izquierda correrán la misma suerte que Allende y Sendic. La distancia que separa a Atlanta de Santiago y Montevideo es casi la misma.

El viaje de Tabaré Vázquez a Nueva York. Obviamente, el verdadero objetivo de Tabaré no es participar en la Asamblea General de Naciones Unidas, sino ir a Atlanta a recibir las felicitaciones correspondientes por haberse deshecho del compañero Sendic. A quien no me crea lo desafío a seguir atentamente la transmisión de la Asamblea y ver cómo, en un momento, las cámaras dejan misteriosamente de mostrar a la delegación uruguaya. Y claro, sería un papelón internacional que aparezca una silla vacía porque el presidente de un país se escabulló del recinto con la excusa de ir al baño. Recordemos que tan sólo 1.400 kilómetros separan a Atlanta de Nueva York.

La conexión Bye Bye Chicago. La derecha demostró un particular interés en señalar una y otra vez que el compañero Sendic compró souvenirs de Chicago. ¿Y dónde queda esta ciudad? ¿En Argentina? ¿En Croacia? No, claro que no. Queda en Estados Unidos, a tan sólo 1.150 kilómetros de Atlanta.

Harrison, New York. Así se llama la ciudad en donde está ubicada la sede de Mastercard. ¿Distancia de Atlanta? 1.230 kilómetros.

Si después de todas estas evidencias hay compañeros que siguen creyendo que el “caso Sendic” no es una maquinación del Imperio, entonces quizá haya llegado el momento de seguir a este querido compañero y renunciar a la vicepresidencia de mi comité de base.