Delegados de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) se reunirán hoy con representantes del Banco República (BROU), de la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y del PIT-CNT para abordar la delicada situación que enfrenta la empresa Pili SA de Paysandú.

Además, dentro del plan de acción de la FTIL, el jueves se reunirá “un plenario extraordinario” de la federación, el 11 se hará una “movilización en el marco de un paro general” de los trabajadores lácteos a nivel nacional para “concientizar a toda la población” sobre la situación, y “en la segunda quincena de enero se realizaría una asamblea general de toda la FTIL” en Montevideo, informó a la diaria el coordinador general de la FTIL, Heber Figuerola.

El 27 de diciembre, la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados recibió a una delegación de la FTIL para informarse sobre este tema. Según Figuerola, Pili construyó “una planta que apuntó solamente a la producción de quesos”, por lo que “hubo una reestructura y en función de eso se trabajó con distintos organismos” como el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), la representación de los trabajadores del Banco de Previsión Social y la UTU, “buscando diferentes alternativas” para que no se produjera “un impacto fuerte” en las fuentes de trabajo.

El dirigente explicó que si bien la situación “se había estabilizado” después de retiros incentivados y capacitaciones con Inefop, “se cayó uno de los clientes más importantes, el mercado venezolano”, y también se produjo una “situación complicada con el mercado chileno” –que luego se corrigió–, reveses que generaron “un endeudamiento importante por parte del empresario”. En esta situación, “los que pagan siempre son los trabajadores, que vienen haciendo un esfuerzo importantísimo para conservar las fuentes laborales, aceptando que el aguinaldo se lo pagaran en cuatro cuotas”, agregó.

Dado el agravamiento de la situación, la FTIL tiene previsto proponer a la empresa “diferentes alternativas para que no se dé un resultado negativo que tenga otras consecuencias como la pérdida de más fuentes de trabajo. Hoy se plantea un esquema de seguro de paro para 40% de los trabajadores y también algunas licencias que estaban atrasadas y se van a otorgar, con el correspondiente pago”, añadió.

Figuerola dijo que hay un “un marco general complicado de la industria, hay una disparidad de las diferentes empresas, porque hay algunas que están en desarrollo, otras transformándose y otras que tienen sus dificultades”, entre las que nombró a Pili, Calcar (Cooperativa Láctea de Carmelo) y Coleme (Cooperativa Lechera de Melo).

Hoy también vence el plazo para que los trabajadores de la ex Industria Láctea de Salto (Indulacsa), adquirida por la multinacional francesa Lactalis –que compró la marca Parmalat–, se presenten por voluntad propia a una propuesta de retiros incentivados que hizo la empresa para reducir su plantilla laboral, según informó ayer el periódico Centenario de Mercedes, ciudad donde hay una planta de la ex Indulacsa. “Hay retiros incentivados para todo el que quiera anotarse, que constan de un despido legal más dos sueldos”, dijo Sebastián Silva, presidente del gremio, a esa publicación. Consultado sobre si el sindicato sabía de la iniciativa, Silva contestó: “Nos dijeron que querían reducir personal y que querían que fuera lo más pacífico posible, por eso es un retiro voluntario. Se hace el llamado y el que quiere irse, lo hace por voluntad propia”. Según el dirigente, el motivo de la empresa es “reestructurar, porque según ellos va a ser un año malo para la lechería. Como que no van a arriesgar mucho este año”.

La verdad del queso

Según explicó el dirigente de la FTIL Carlos Cachón en el Parlamento la semana pasada, a los trabajadores les preocupa también que “hay un enfrentamiento del movimiento cooperativo. La lechería en Uruguay tiene mucho que ver con el cooperativismo”. “La entrada de las transnacionales, como Lactalis, Ecolat y Schreiber, han distorsionado la cuenca lechera. Eso generó que el litro de leche bajara de ocho centavos de dólar a 4,31, provocando una importante distorsión en la cadena productiva y de la propia industria. Cuando se pierde una producción es muy difícil recomponer a un pequeño o mediano productor, porque tiene asentamiento en la tierra y en el pueblo, genera puestos de trabajo y un montón de cuestiones que nos parecen importantes”, agregó.

Según Cachón, la FTIL está preocupada porque la industria láctea es “sostenible y sustentable”, y porque “entre la industria y las colaterales” emplea a unos 10.000 trabajadores. Sin embargo, “tenemos seguro de paro en Coleme y posiblemente lo tendremos en Pili. Hay una situación bastante compleja en Calcar, con un endeudamiento importante, de más de 18.000.000 dólares. Según lo que sabemos, ahora se agrega la situación de Claldy [Compañía Láctea Agropecuaria Lecheros de Young SA]”, informó en la Comisión de Legislación del Trabajo.