Apacible, fresca, prolija lucía la playa de Aguas Corrientes la semana pasada, cuando la diaria visitó el lugar. Se llega a la zona de baño luego de atravesar un sendero con varias curvas, bordeado por árboles que en esta época dan una sombra ideal. Años atrás ese sendero era la continuidad de una calle, pero, desde hace al menos tres veranos, una portera limita el ingreso. Los locatarios deben tramitar un pase libre y los turistas mayores de 12 años pagan 60 pesos por persona por día (los menores ingresan gratis); las embarcaciones, según el tamaño, pagan entre 60 y 120 pesos. Próximo a la portera, y en un brazo abandonado del río, se encuentra el camping, que cobra 90 pesos por día la estadía; un kilómetro más adentro, está la playa.

El área comprende 14 hectáreas y es propiedad de OSE, que a pocos metros de allí tiene la planta potabilizadora que da nombre a la localidad. El predio fue cedido en comodato al Club Náutico de Aguas Corrientes en la década de 1950. ¿Qué ha cambiado en los últimos años? Darío Pérez, presidente de la Comisión Directiva del Club Náutico, alega que ahora OSE les cobra la luz y el agua y que la Intendencia de Canelones (IC) los obliga a pagar contribución inmobiliaria.

Lo cierto es que más de una persona se indigna cuando llega al lugar y se entera de que la playa ya no es gratuita, y hay locatarios molestos con la disposición de tramitar un pase para disfrutar de algo que hasta el momento se entendía que era “de todos”. La indignación crece cuando se consideran los servicios que se brindan en el área de playa. El martes 26 de diciembre, a las 10 de la mañana, las puertas de los baños (uno de varones y uno de mujeres) estaban cerradas con candado y no había una canilla de agua disponible. Una familia numerosa oriunda de Las Piedras disfrutaba de la sombra próxima a la arena, mientras los más jóvenes se daban los primeros chapuzones del día. Una de las mujeres se acercó para transmitir su molestia: quería ir al baño y no tenía otra opción que ir atrás de un árbol. “Los baños no abren, no hay una canilla, ¡y te cobran!”, reclamó, pidiendo, al menos, baños químicos. Los siete adultos que componían el grupo habían pagado los 60 pesos para ingresar; estaban aprovechando la licencia de la construcción. La señora dijo que toda su vida habían ido a veranear allí. Lamentó que el lugar no tuviera la afluencia de años atrás y que el parador que está sobre la playa estuviera vacío, cuando antes hasta llevaba orquestas.

Un señor que juntaba la basura alegó que el baño puede usarse cuando abre el parador, pero que la persona que lo gestiona no puede estar todo el tiempo. Explicó que es la forma que se encontró de cuidar el lugar, porque si es de libre acceso “la gente rompe y ensucia todo”. Pérez negó que los baños estuvieran cerrados y dijo que, si lo estaban aquel día, habría sido momentáneamente.

Cobro sí, cobro no

la diaria dialogó con algunos comerciantes de la zona que por lo general trabajan todo el día y no bajan a la playa. Lorena Godoy tenía un almacén próximo a la entrada al camping, pero hace algunos meses lo puso en venta porque, según ella, ha bajado la llegada de turistas y ya no se vende “ni cerca” de como se vendía antes. Otro comerciante reconoció que había mucha gente del pueblo disconforme con el cobro de entrada a la playa, pero destacó como positivo que eso oficiara como filtro contra “el bandidaje”, y mencionó que en otras épocas había habido robos.

En el patio de una casa, tres vecinas se aprontaban para sentarse a tomar mate. Dijeron no estar de acuerdo con la disposición de cobrar el ingreso. Si bien, en tanto locatarias, podían entrar sin pagar, dijeron no hacerlo: “Yo no voy a sacar ningún carné”, protestó una de ellas. Pidieron que en lugar de un monto fijo se pusiera un bono colaboración, como hubo hace algunos años, con el que cada uno aportaba lo que podía –10 o 15 pesos– para fomentar el canotaje, deporte al que se dedica el Club Náutico.

Pérez manifestó su molestia con “la persecución” que se hace por el tema del cobro de la entrada, y dijo que se le está buscando “la quinta pata al gato”. Afirmó que es imposible mantener el lugar sin cobrar entrada y que si dejaran de hacerlo “se va a perjudicar todo el mundo, [ya que] van a encontrar un bosque nativo y nada más que eso”. Informó que en enero y febrero de 2016 pagaron 65.000 pesos de agua, y que a eso se le suman la luz y la contribución. Lo cierto es que esos servicios no llegan a quien va a la playa; sí alcanzan el mantenimiento del camino y el pasto cortado en el área de parque pegado a la arena. El servicio de guardavidas es cubierto por la IC. “Antes era abierto porque OSE cortaba el pasto, daba agua gratis y la IC arreglaba el camino. Hoy somos nosotros”, dijo, y alegó que con la entrada se invierte en la formación de canoístas, varios de ellos con destaque internacional. Negó que concurra menos gente que otros años. En su opinión, la afluencia de público en Navidad “fue un éxito total”, porque concurrieron más de 2.000 personas, de las cuales pagaron más de 800. Dijo que si OSE se volviera a ocupar de los gastos, no tendría inconvenientes en liberar la entrada, aunque opinó que lo mejor sería cobrar 120 pesos y “tener todo como tenemos que tener”.

Regularización

Consultado por la diaria, Álvaro Alfonso, alcalde de Aguas Corrientes (Partido Nacional), respondió que no haría comentarios. Ni siquiera quiso informar qué servicios cubría el municipio dentro del predio del Club Náutico. Se limitó a decir que el tema “está en manos de la IC”.

Sergio Ashfield, director de la Secretaría de Planificación de la IC, informó a este medio que a partir de las denuncias que recibieron de los vecinos, disconformes con el cobro de entrada y con la barrera de ingreso, funcionarios de la comuna inspeccionaron el lugar y corroboraron el requisito del pago. “Lo primero que se plantea es que no surge de nuestros archivos que esa sea una calle pública, por lo tanto se intima a la Comisión Directiva del club, a través de su presidente, a presentar la documentación que acredite la titularidad de ese bien, a los efectos de saber quién es el propietario del padrón, para luego ver las distintas iniciativas o acciones que la IC puede llegar a tomar. Si fuera una calle pública, está claro que esa actividad no se puede realizar: ninguna calle pública puede estar obstruida, no se puede no permitir el acceso libre al público. Si es un padrón privado y lo que tenemos es una senda dentro de este, habría que empezar a analizar, en el marco del interés general, si esa es la única alternativa para llegar a la playa”. “Llegado el momento, la IC tendrá que tomar determinadas decisiones, que pasan por definir, en el marco del interés general, que ese debería ser un camino público o encontrar una alternativa para generar un ingreso público a la playa de Aguas Corrientes”, agregó.

La comuna le dio al Club Náutico diez días hábiles para presentar la documentación y descargos, si lo considerara necesario, dijo Ashfield. Explicó que el club fundamenta la actividad en el mantenimiento del club y del predio, pero que eso “puede ser válido en la medida en que no sea una calle pública; puede tener determinada legitimidad, uno puede ir y observar que efectivamente se mantiene el lugar, pero hay algunos elementos que queremos tener documentados para poder accionar”.

El jerarca informó que la comuna se ocupa del servicio de guardavidas y de recolección de residuos, y confirmó que actualmente el camino no es mantenido por la IC.

En cuanto a la posibilidad de quitar la barrera de ingreso a la playa (no al camping) si los organismos públicos cubrieran los servicios básicos, Ashfield respondió que “puede ser una alternativa”. “Nosotros no decimos que no, siempre y cuando el camino no sea público. Hoy el punto sustancial para nosotros es tener claro la propiedad de ese camino”, expresó. Agregó que en la intimación que realizó la IC “además del tema de la calle se planea la regularización de todas las actividades que brinda el club; brinda servicios higiénicos y entonces tiene que regularizarlos: si brinda servicios de parador en el parador de la playa, debe tener los certificados de Bromatología y el carné de manipulador de alimentos de quienes operan ese servicio, al igual que el camping, que está dentro del predio”.

Más de una persona ha comparado la situación actual con el Parador Tajes, que pertenece al Servicio de Tutela Social de las Fuerzas Armadas y cobra una entrada de 80 pesos por persona. Sobre esa comparación, Ashfield comentó: “Todas las sendas de acceso al Parador Tajes son propiedad del Ministerio de Defensa y las mantienen –es una situación similar a la del camping de Santa Teresa–. Por tanto, quien ingresa a ese lugar, ingresa a una propiedad privada; es pública pero privada, tiene un costo de mantenimiento y nos consta que el uso que se da a ese dinero es para el mantenimiento y el buen funcionamiento del lugar. La diferencia que tenemos hoy con esta realidad es por un tema de regularizaciones”. La comuna trabajará al respecto para resolver la situación.

Lo mismo hará OSE. la diaria consultó al presidente del organismo, Milton Machado. Por escrito, la gerencia de comunicación respondió que “OSE se encuentra realizando un pormenorizado relevamiento –gráfico, jurídico, etcétera– de varios de los inmuebles” de los que OSE es titular en Aguas Corrientes, y que uno de ellos es el que ocupa, desde 1950, el Club Náutico. Detalló que así como este predio hay otros que fueron concedidos a diversos clubes sociales y deportivos de la zona. “A la fecha, se está procediendo a la actualización y regularización de los vínculos contractuales con todas las instituciones comprendidas en tal situación”, respondió, sin más, esta oficina del organismo.