Son aproximadamente 280 los posgrados que ofrece la Universidad de la República (Udelar) y, según la coordinadora de la Comisión Académica de Posgrados (CAP), María Simon, la demanda ha crecido mucho en los últimos años. La comisión maneja fondos para el estímulo de los posgrados: becas de maestría y doctorado y apoyos a las carreras, en forma creciente a partir de 2003. Por primera vez, en 2018 la Udelar dará becas para la realización de posgrados en la región y posdoctorados en Uruguay. Si bien para Simon la Udelar está en el camino para que todos sus docentes tengan posgrados, asegura que la formación en especializaciones, maestrías o doctorados es necesaria para profesionales del sector productivo, público y privado, y también para el Estado.

En 2016, según los datos de la Udelar, 2.515 personas ingresaron a estudiar un posgrado en esa universidad: alrededor de 10% de los estudiantes que ingresan a estudiar carreras de grado en la institución y cerca de 40% de los egresados de la universidad en 2015 (que fueron 6.308). La cifra se mantiene cerca a los 2.500 desde hace tres años, e implica un salto en comparación a los años 2009- 2012, cuando ingresaban menos de 2.000 personas. Los egresos de los posgrados también vienen en aumento: en 2015 fueron 1.457, cuando en 2012 eran 712.

Según Simon, que además de ser la decana de la Facultad de Ingeniería coordina la CAP, “la demanda de posgrados es cada vez más alta”, y han crecido los distintos tipos de posgrados. Están las especializaciones, que suponen una formación más profunda en algún campo de determinada área de conocimiento, y están esencialmente orientadas al ejercicio profesional (el ejemplo típico son las alrededor de 80 especializaciones en Medicina), y por otra parte están las maestrías y doctorados, más típicamente posgrados de investigación y orientados a la creación, “a alcanzar el estado del arte en esa disciplina y a aportar al menos una visión original” en el caso de las maestrías, y a que se haga “un aporte original en alguna rama del conocimiento” en el caso del doctorado, explica.

Para evaluar si es suficiente la oferta que presenta la Udelar en materia de posgrados, Simon prefiere evitar el criterio numérico, ya que en algunas áreas “hay hasta cierta duplicación, posgrados demasiado parecidos y que podrían trabajar juntos”, mientras que hay otras áreas donde surgen temas que hacen necesario ampliar el conocimiento. Desde la CAP se apunta a que los posgrados sean abarcativos, ya que a veces “hay una hiperespecialización con temas que podrían ser una tesis o una línea de investigación, pero no un programa de posgrado”. “Hay repeticiones que deberían achicarse y hay áreas donde no tenemos todavía; por ejemplo, sin lugar a dudas un posgrado en arte deberíamos tener”, consideró Simon. En todos los casos, para la coordinadora lo importante es que la propuesta de creación de un posgrado esté precedida por investigación en el área, y fundamentalmente un cuerpo docente “que maneje la mayor actualidad en la disciplina; por eso a veces hay ofertas que no son correctas, ofertas privadas, por ejemplo, que no están basadas en investigación, que están basadas en docentes que vienen un mes por año”.

El posgrado no es todo

¿Son más necesarios los posgrados actualmente? ¿Todos los universitarios deben apostar a tener uno? Para Simon la respuesta a esas preguntas depende del área de conocimiento y de lo que se quiera hacer. “Sí, se están requiriendo más posgrados porque hay un conocimiento más sofisticado para aplicar, porque las cosas son más complejas”, señala, pero advierte que “hay que cuidar mucho que el título de grado siga siendo habilitante”. Lo explica con un ejemplo vinculado al área a la que pertenece, la ingeniería: “Para ser ingeniero no tenés que tener posgrado, porque nos cuidamos mucho de no vaciar de contenido el grado, que el grado siga siendo suficiente para desempeñarse; ahora, si querés llegar a un nivel más alto, que en este momento se está pidiendo, hay muchas más cosas para enseñar y tampoco vamos a alargar el grado a siete años. Entonces, en casi todas las ramas tecnológicas, que haya gente con posgrados es útil, lo que no significa que todo el mundo tenga que tener posgrados”. En cambio, entiende que hay cada vez más áreas, “prácticamente todas, desde las tecnológicas hasta las más humanas, en las que aparecen oportunidades buenas para que haya gente que tenga posgrados; y la gente que tiene posgrado no va a dejar sin trabajo a los que tienen un título de grado, al contrario, van a crear más trabajo para los que tienen grado”. Simon pone como ejemplo la profesión de geólogo o geógrafo; hasta hace poco tenía muy poca demanda laboral, pero desde que el Estado comenzó a exigir estudios de impacto ambiental a los emprendimientos que se quieran instalar en nuestro territorio, esta creció de forma importante. “El Estado generó un cambio de política, entonces a los privados se les genera una necesidad de conocimiento, y las cosas se hacen mejor, porque se respeta el medioambiente o se estudia que impacte lo menos posible”, añade.

Simon considera que de a poco el Estado y el sector productivo están requiriendo más posgrados e investigación, pero asegura que aún “falta mucho, y la clave está ahí, para acelerar el crecimiento que venimos teniendo”. Entiende que tenemos “un sistema medio disociado, en el que lo que se investiga se publica, y de repente ese conocimiento lo terminan aplicando otros antes que nosotros, y después nos venden tecnología. La aplicación local genera un ecosistema en que las distintas partes se alimentan entre sí, y eso es lo que genera ese cambio de pendiente que estamos precisando, porque si bien nosotros avanzamos, el mundo está avanzando más rápido que nosotros”.

Además, en cuanto a la demanda de formación, Simon considera que en muchas áreas hay “una terrible escasez de títulos terciarios de nivel intermedio”, como tecnólogos o tecnicaturas.

Apoyos

Si el comienzo de la vida laboral es uno de los factores que afecta el egreso de las carreras de grado, más aun dificulta la realización de un posgrado, reconoce Simon. Para estimular a los universitarios a continuar su carrera, la CAP otorga becas de apoyo de varios tipos. Por un lado hay becas completas, que duran dos años para quienes harán una maestría y tres años para los que elijan un doctorado, y que consiste en un monto mensual equivalente al sueldo de un docente grado 2 por 30 horas semanales (para quienes hagan maestría) y por 40 horas semanales (para quienes hagan doctorados). Este tipo de becas son exclusivamente para docentes universitarios, y para 2018 se aprobaron 60 de doctorado y 65 de maestría nuevas, en las que se invertirán aproximadamente 46 millones de pesos. Según señaló Simon, “de la gente que se presentó se pudo admitir a alrededor de la mitad, y prácticamente todas eran propuestas financiables”. La Agencia Nacional de Investigación e Innovación tiene unas becas para posgrados de la misma duración, con la diferencia de que no es necesario ser docente universitario para recibirla.

Otra línea de becas de la CAP son las de finalización –en 2017 hubo 65–, destinadas para quienes tienen que escribir la tesis (tienen una duración de nueve meses para las maestrías y de 12 meses para los doctorados), y en este caso no es necesario ser docente universitario.

La coordinadora de la CAP explicó que en 2018 será el primer año en que se apliquen las becas para posgrados en la región; se presentaron 40 propuestas y se seleccionaron alrededor de 25. “Se demostró que la necesidad existía, porque el tema está en otro lado, o porque el director está en otro lado”, destacó Simon, y añadió que la idea entra en el concepto de “mantener las referencias e internacionalizar la investigación”, ya que incluso en las áreas más grandes “somos una comunidad académica chica”.

También por primera vez se hizo un llamado para hacer posdoctorados en la Udelar, dirigidos a personas que ya tienen un doctorado y buscan hacer una estadía de investigación. Para el llamado se presentaron unos 50 uruguayos y extranjeros, y se aprobarán las postulaciones de alrededor de 20 personas.

Derechos universitarios

En el listado de posgrados que se puede ver en www. posgrados.udelar.edu.uy la columna Derechos universitarios refiere a si hay que pagar matrícula o no por el posgrado. Según Simon, actualmente cerca de 50 posgrados de los 280 que se ofrecen son pagos, que son posgrados de tipo profesional (aunque también muchos de este carácter, como los de Medicina, no implican un pago). Los académicos son gratis. “Si hubiera más presupuesto se podría no cobrar, pero hay posgrados que necesitan de un aporte y en esta situación no podríamos sacar esos recursos del grado”, aseguró Simon, que reconoce que el pago de los posgrados “es una polémica que no está saldada y hay gente que vota en contra de todos los que implican matrícula. Pero está claro que hay unos cuantos, sobre todo de tipo profesional, que simplemente no se podrían hacer, y creemos que es mejor que estén a que no estén. La solución sería no darlos, pero eso sería una solución muy dura”.