La semana pasada unos 400 trabajadores jornaleros y del packing de Citrícola Salteña SA (Caputto) y más de 1.000 cosecheros se declararon en conflicto, tras no aceptar la propuesta de la empresa de abonar las licencias en tres cuotas desde mayo. Además, la empresa debe las liquidaciones a los cosecheros que ya terminaron la zafra, algunos a fines de noviembre. Por primera vez, la firma se ve enfrentada a los tres sindicatos en conjunto: el Sindicato de Trabajadores de Coraler (Sitracor), que agrupa a los trabajadores del packing (conocidos como “los de industria y comercio”); el Sindicato de Trabajadores Citrícolas y Ramas Afines (Sitracitra), que nuclea a los jornaleros o “rurales”; y el Sindicato Único de Cosecheros de Belén, Salto y Constitución (Sucobesalco), todos parte de la Coordinadora de Gremios del Citrus.

En diálogo con la diaria, la presidenta de Sitracor, Miriam Perdomo, explicó que la empresa aprovecha el momento en que terminó la zafra y no hay nadie trabajando para negarse a pagar en tiempo y forma. Además, evita que los sindicatos puedan “tomar medidas”. “El conflicto implica hacer prensa y hablar con la gente, porque lo único que no queda es decir las cosas como son. Las instancias en el Ministerio [de Trabajo y Seguridad Social] se agotaron todas. El ministerio dice: ‘¿Cómo una empresa puede hacer esto?’, pero también sostiene que no hay forma de obligar a una empresa a pagar”, dijo Perdomo.

Según la dirigente sindical, quieren pagar las licencias de 2016 de la misma forma que pagaron las de 2015, pero en realidad, “el año pasado se firmó un acuerdo en el ministerio” y la empresa lo incumplió: “No respetan algo que ellos mismos firmaron en el ministerio”.

Tampoco aceptaron “la contrapropuesta de entregar un vale de 6.500 pesos y pagar el resto en febrero o marzo”. Perdomo sostuvo que en el caso de los cosecheros, que provienen mayoritariamente de las localidades de Belén y Constitución, la citrícola “juega con que en esos pueblos no hay otro trabajo”.

Más exportaciones, más adeudos

Según publicó El País en abril, Citrícola Salteña SA tiene una deuda de alrededor de 30 millones de dólares con el Banco República (BROU), y la institución estatal la tiene calificada como una empresa de la categoría 5 (deudores incobrables, según la definición del Banco Central del Uruguay). En 2016, la empresa colocó 11 millones de dólares mediante la Bolsa de Valores de Montevideo en una emisión a diez años con pagos semestrales de 6% de interés anual.

Las garantías de esa emisión son tierras propiedad de la empresa, que tiene más de 2.600 hectáreas plantadas propias y 2.100 arrendadas. La emisión tenía como objetivo implementar un cambio de las variedades de cítricos que produce la citrícola para aumentar las exportaciones a Estados Unidos.

Según Perdomo, “la situación en la que está la empresa varió porque tiene que hacer un cambio varietal, pero este año se recuperaron y exportaron bastante más que el año pasado”. “Entonces, la excusa de que no hay dinero no la pueden usar, no sirve. Aparte, eso a la gente lisa y llanamente, no le importa, porque la gente trabajó, generó y necesita cobrar”, agregó.

La presidenta de Sitracor remarcó que la mayoría de los trabajadores de Caputto son mujeres jefas de hogar, lo que agrava la situación generada por los adeudos. También dijo que la empresa “se aprovecha de todo”, ya que “intentó mandar a gente al seguro de paro especial que consiguieron los trabajadores”, reclamando ante el Parlamento y el Poder Ejecutivo “sin haber pagado ni haber otorgado el goce de las licencias de 2016”, lo que fue denunciado por los sindicatos ante el Banco de Previsión Social, y “se pudo trancar”.

En julio del año pasado, Sitracor debió hacer un “trancazo” de la salida de contenedores para exportación por el atraso en el pago de los aguinaldos, conflicto que terminó con la intervención del MTSS y la firma de un acuerdo.

En tanto, después de la zafra de 2016, también hubo atraso en el pago de las liquidaciones a los cosecheros y los de Belén reclamaron al respecto, al igual que lo están haciendo este año. Sin embargo, en la zafra siguiente no fueron convocados a trabajar como forma de “castigo”, según había dicho en ese momento a la diaria la entonces presidenta de Sitracor Verónica Gómez: “Los contratistas [tercerizados] trajeron gente de Salto y de Constitución, porque la cosecha la hicieron igual, pero dejaron sin trabajo a los de Belén”.