Las banderas de Uruguay, las evocaciones a la patria, las referencias a Artigas y las críticas a los políticos –en particular, al gobierno– fueron la tónica de una movilización que llenó ayer el predio de la Sociedad Rural de Durazno. La música de fondo fue folclórica: se escuchó “A don José”, “Los orientales”, “Orejano” y varias de Larbanois-Carrero. En la caravana que recorrió a paso de peatón los kilómetros que separaban la ciudad de Durazno del predio rural predominaban las camisas a cuadros y las camionetas Toyota Hilux, pero la población que llenó el predio de sillas playeras, conservadoras y sombrillas para soportar el calor era de distintas edades, localidades y orígenes sociales.
En la ruta 5, en los alambrados de los predios de venta de maquinaria, las empresas que apoyaban la manifestación colgaron banderas de Uruguay; al costado de la ruta había también carteles con consignas, aclaraciones o pedidos: “Gasoil productivo”, “Cerrado por apoyo al agro”, “No más delincuencia política. Afuera políticos inamovibles”. En algunas camionetas había adhesivos de Luis Lacalle Pou y de Vamos Uruguay, pero también algunos hechos para la ocasión, que proclamaban: “Tranco y tranco, yo estoy con el campo”. En el lugar, la gente esperaba la oratoria a la sombra de los pocos árboles que había o buscaba refugio al lado del escenario. Los vendedores de banderas de Uruguay y de botellas de agua Salus estuvieron de parabienes.
Sofía Arias, tambera de San José, fue una de las pequeñas productoras que asistieron a la movilización. Votó al Frente Amplio (FA) en las elecciones anteriores, pero dijo a la diaria que la gente está molesta “con ANCAP, con el despilfarro, con algunas cosas mal hechas”. Llegó al lugar junto con otros pequeños productores en un ómnibus desde San José, y aseguró que muchos no pudieron venir porque tuvieron que quedarse a trabajar, pero que “se sienten representados” con lo que está pasando. Acotó que la bonanza que vivió el campo no fue gracias al FA, sino a los precios internacionales de las materias primas.
En los alambrados también hubo mensajes dirigidos al gobierno: “Bajen el costo del Estado ya”, “El campo es el motor del país”, “Artigas dice basta”. La referencia era al departamento, no al prócer, porque cerca de ese cartel se ubicaron integrantes de la Asociación Agropecuaria de Artigas. Angélica Reyes, de esa asociación, dijo a la diaria que los principales reclamos son por el gasoil productivo y la baja de los impuestos.
Cerca del escenario, integrantes de la colonia José Artigas se hicieron notar con sus banderas. Uno de ellos, Carlos Díaz, dijo que la idea es manifestarse para que bajen los impuestos, que son “altísimos”. También flameaban las banderas de la Asociación de Cultivadores de Arroz.
Los políticos no predominaron entre la concurrencia; sólo asistieron algunos, entre ellos, el intendente de Rivera, Marne Osorio, el senador colorado Tabaré Viera, el diputado blanco Jorge Gandini, el senador del Partido Independiente Pablo Mieres y el diputado de Unidad Popular Eduardo Rubio. Explicaron que estaban allí para escuchar.
“Consideré que debía estar acá para escuchar esta movilización autoconvocada, que no tiene trasfondo ideológico, sino que es de gente que produce y que tiene problemas reales de rentabilidad”, explicó Viera a la diaria. Osorio acotó que hay que bajar los costos de la producción y que los tributos que menos inciden en la estructura de costos son los departamentales. Aseguró que es más costoso trasladar la producción de arroz de Rivera al puerto de Montevideo que llevarla del puerto de Montevideo a México.
Sin mesa de diálogo
El presidente interino de la Federación Rural, Miguel Sanguinetti, dijo a la diaria que a partir de hoy las gremiales rurales y los productores autoconvocados trabajarán en conjunto, porque hay “buen clima” para hacerlo. Sostuvo que posiblemente no aceptarán la invitación del gobierno para conformar una mesa de diálogo. “Yo no sé si hay para discutir mucho; los planteos son muy claros”, afirmó. Sostuvo que se precisa “un costo país razonable para poder producir” y que suba el dólar. Aseguró que la de ayer no fue una movilización contra el gobierno, sino “a favor del Uruguay”.
Mieres dijo a la diaria que asistió para escuchar los reclamos y consideró que deben tomarse medidas para bajar los costos de producción, “sin radicalismos”. “Los planteos tienen un fundamento real”, remarcó. Agregó que, además de las medidas de rebaja del gasoil y la luz eléctrica, debería implementarse una suspensión de los aportes patronales, impulsar con más fuerza la suscripción de acuerdos de libre comercio, “discutir la política cambiaria” y frenar el gasto público.
Al costado del escenario, en una pantalla se destacaban palabras –“esfuerzo, respeto, tolerancia, trabajo en equipo”–; luego se cerró con la consigna de la movilización: “Un solo Uruguay”. Los organizadores leyeron una lista de más de 300 agroveterinarias, empresas de venta de maquinaria, barracas, cámaras empresariales, asociaciones y federaciones rurales que apoyaron la convocatoria. También hubo saludos del exterior, de asociaciones rurales de Argentina y del Mercosur.
La oratoria
“Uruguay, Uruguay”, coreaba la gente, y se vino el momento anunciado como “el más emocionante” por los organizadores: la entonación de las estrofas del himno, que se cerraron con varios “¡Viva la patria!”. “¡Qué divino!”, comentó un hombre, y las sonrisas abundaban al confirmar que la gente iba llenando el predio.
El primero en pasar al frente fue el organizador de la movilización, el productor sanducero Federico Holzmann. “Esto es de ustedes”, le dijo a la gente. “Nunca imaginé estar involucrado en algo tan gigantesco”, confesó. Aseguró que hace 15 días eran un grupo de productores “poco creíbles”, con “poca expectativa” de lograr algo, a los que tildaban de “mandaderos de quién sabe qué partido político”. Pero luego “prendimos una llama y el fuego se extendió por todo el país”. Sostuvo que el fuego prendió porque los productores rurales han tenido que soportar frustraciones durante años y sienten que el sistema político está ausente. “Queremos un solo Uruguay. ¡Viva la patria!”, cerró.
Los siguientes dos oradores repitieron más o menos los mismos conceptos, pero en distintos tonos y estilos.
El ingeniero agrónomo Eduardo Blasina enumeró las diez “mochilas” con las que a su entender carga el campo: dólar barato, inflación –propuso tener una inflación como en Australia o Nueva Zelanda, de menos de 2% por año–, costos de energía, impuestos, infraestructura, salarios, precio de la tierra, deuda, pago de aranceles y la “mochila de los prejuicios”. Sobre esta última, comentó que escucha “con dolor” cuando a los productores “se los acusa de tener tal o cual vehículo, de ser un cajetilla”. “Eso no es bueno. Acá no es Peñarol contra Nacional”, expresó.
Sobre los impuestos –ni bien mencionó la palabra, llovieron silbidos y abucheos–, sentenció que “hay que terminar con el mito de que el agro no quiere pagar impuestos”. Alegó que el problema es que no hay rentabilidad y se aumentó la presión fiscal, y cuestionó en particular el valor de la contribución inmobiliaria rural. En cuanto a los salarios, sostuvo que “se endilga al agro pagar salarios tremendamente bajos”, cuando para el empleador “nada es más grato que nuestros empleados trabajen mejor”. Pero acotó que “con este nivel de salarios” se está perdiendo empleo privado, y eso “es una tendencia muy peligrosa”.
Sobre la deuda, Blasina sostuvo que no se soluciona con un fondo, porque eso significa más deuda, sino “mejorando las condiciones para producir”. Concluyó llamando a corregir “un exceso de gasto que está generando un atraso cambiario y está ahogando a toda la economía”, y dijo, parafraseando a John Lennon: “Denle a la producción nacional una chance”.
Con el comunicador de Cerro Largo Walter Serrano Abella llegaron al escenario las citas y las referencias artiguistas. “Para mí, nada más lisonjero que los pueblos expresen su voluntad”, comenzó. Y la gente coreó: “El pueblo, unido, jamás será vencido”. “Gracias en nombre del aparato productivo, pero sobre todo, gracias en nombre de la libertad y de la patria”, siguió.
Luego, Serrano sorprendió a más de uno al citar a Antonio Gramsci para explicar su desprecio por los indiferentes. Remarcó que él no trata de ser un periodista “objetivo”. Enfatizó en el carácter autoconvocado del movimiento: “La hora es demasiado grave para querer albergar la patria en una sola divisa”. “Izquierda o derecha… ¿por qué no Uruguay, sencillamente?”, preguntó, para luego cuestionar al gobierno.
Abella dijo que la corrupción “no puede ser un tema recurrente” y que resulta “imperdonable que se abroquelen a defenderlos” (a los corruptos). Cuestionó el “desprecio al interior”, al que la “ideología” del partido de gobierno “ha transformado en su razón de ser”. “Para repartir hay que generar riqueza, y el Estado no sólo no la genera, sino que la dilapida siguiendo mezquinos intereses electorales”, sentenció.
“No nos vamos, empezamos a volver. [...] ¡Viva la patria, carajo!”, finalizó. “Va a ser un cachetazo cuando vean esto en Montevideo”, le comentó un asistente a otro.
Para terminar, el periodista de la radio Monte Carlo leyó las propuestas de los productores, pero antes hizo algunos comentarios. Sostuvo que la descentralización que impulsó el FA fue “funcional a intereses electorales” y no tuvo “resultados tangibles”, que el Estado “cada vez es más pesado e ineficiente”, que la población está “cansada de políticas de control sin obtener a cambio nada redituable” y de que la obliguen a “llenar planillas de todo tipo y color”.
Jorge Landi, al igual que los otros oradores, cuestionó que se otorguen exoneraciones a empresas multinacionales como UPM y no se apoye a la producción nacional. “Se nos va el interior, se nos desangra el país”, pronosticó. “Se destruye el país”, le acotaron desde el auditorio. También criticó la ineficiencia de los entes autónomos, que pudieron “despilfarrar a su antojo, sin rendirle cuentas a la población”. “Hay que matar a esos turros”, le apuntó un veterano desde su silla playera. Landi concluyó que “todos coincidimos en que la raíz de todos los problemas está en el excesivo tamaño y gasto del Estado”, y que “es ahí a donde se deben apuntar las baterías”. Luego les exigió a los políticos que “presenten propuestas claras y concretas de desarrollo del país”. “No queremos más eslóganes bonitos desarrollados por una empresa publicitaria”, advirtió.
Finalmente, llegó el turno de las propuestas, y al atardecer, a paso lento, la movilización se fue dispersando.