En mayo de 2017, una encuesta de Grupo Radar reveló que dentro del nacionalismo había 51% de votantes dispuestos a apoyar a Luis Lacalle Pou, 27% a Jorge Larrañaga, otro 27% a Verónica Alonso y 19% a la intendenta de Lavalleja, Adriana Peña (la encuesta permitía apoyar a más de un candidato).

Desde bastante antes de esa fecha, Alonso ha trabajado para construir su propia agrupación a nivel nacional, se ha distanciado paulatinamente de Larrañaga (a quien apoyó en 2014) y, recientemente, le propuso a este la posibilidad de que ella misma sea precandidata presidencial por Alianza Nacional (AN), aunque el senador le respondió que se tiene fe para la contienda nacional, publicó Búsqueda la semana pasada. La senadora además ha sido una de las más críticas con Larrañaga desde hace ya bastante tiempo. En enero de 2016 propuso una reunión entre el presidente Tabaré Vázquez y Lacalle Pou, a quien mencionó como “el líder de la oposición”, un calificativo que irritó al sector que encabeza Larrañaga, AN. Luego, el año pasado, cuando Larrañaga anunció que volvería a ser precandidato, por cuarta vez consecutiva, Alonso dijo que el país todavía no vivía tiempos electorales.

El alejamiento de Alonso de AN se produjo a la par de lo que hicieron varios intendentes que integraban el sector. Los llamados “intendentes rebeldes”, liderados por Sergio Botana, de Cerro Largo, se declararon fuera del sector y confluyeron en algún que otro acto con Alonso, de la mano del diputado Pablo Iturralde, muy cercano a Botana y quien fuera aliado de la senadora en las internas de 2014, cuando ambos superaron al diputado Jorge Gandini y sus aliados en la contienda en Montevideo.

Pero la alianza entre Alonso y los intendentes, que parecía inminente el año pasado, aún no se ha concretado, y ahora los jerarcas comunales anuncian que planean llevar su propio candidato para las internas de 2019. “Vamos a promover a un intendente, vamos a llevarlo como precandidato”, dijo Botana a la diaria. El viernes Botana sostuvo que, no obstante, desistirían de promover un candidato propio si Larrañaga o Alonso demostraban que podían juntar más votos que ellos. “No tengo problema en que Verónica o Larrañaga encabecen. En principio, vamos a postular algún intendente, pero si Verónica o Larrañaga juntan más [votos] que este grupo, no hay problema”, dijo el intendente de Cerro Largo a Radio Uruguay la semana pasada, poniendo a ambos senadores a una misma distancia del grupo de jerarcas comunales que viene liderando, y que incluye a Enrique Antía (Maldonado), a Eber da Rosa (Tacuarembó) y a Dardo Sánchez (Treinta y Tres). Ayer, en conversación con la diaria, Botana agregó: “Si logramos un acuerdo con Verónica, Larrañaga y Abreu antes de las internas, bárbaro, y si no, tenemos el mecanismo de la convención”. Con esto último, Botana se refería a la posibilidad de que todos los wilsonistas acuerden en la convención apoyar un candidato común tras las elecciones internas, un mecanismo que es posible sólo si el vencedor de estos comicios no supera el 40% y si le saca menos de diez puntos al segundo, según establece la Constitución.

Para Botana, el escenario es claro: “Tenemos una coincidencia en el sector, en que estamos todos en el ala wilsonista, pero estamos todos desperdigados. Y estamos tratando de juntarnos”.

En AN también son conscientes de que la separación de Alonso de Larrañaga (que, desde el punto de vista formal, nunca se concretó) no acerca a la senadora, necesariamente, a los intendentes. “Ellos [los intentendes] están más cerca de nosotros que de Verónica. Representamos cosas similares y hay mayores flujos comunicantes”, dijo una fuente del sector. El 9 de enero, los intendentes se reunieron con Larrañaga y ambas partes acordaron intentar llegar a una candidatura única. “Esto es la expresión de voluntad, pero después viene el camino, que es otra cosa”, dijo Botana a la diaria tras aquel encuentro, dando a entender que se buscaría un diálogo entre las dos partes para llegar a un acuerdo.

Según fuentes del directorio nacionalista, si no se concreta la alianza de Alonso con los intendentes, la senadora corre el riesgo de quedar muy aislada en la interna: mientras que Larrañaga todavía tiene una voluminosa bancada parlamentaria, el grupo de los intendentes cuenta con el gobierno de cuatro departamentos, más algunos legisladores que responden a ellos, y en cambio Alonso no ha hecho incorporaciones mayores: sólo cuenta con el diputado Álvaro Dastugue y con algunos dirigentes, como Ignacio Estrada y Hebert Reyes, del grupo Compromiso para el Cambio. Uno de los legisladores que estaban por incorporarse a su flamante agrupación nacional era el diputado Alberto Perdomo, pero falleció en mayo del año pasado.

El discurso de la senadora nacionalista también difiere un poco del de los intendentes, ya que ella, al parecer, sí tendría problemas en apoyar a Larrañaga, dado que ha declarado expresamente que su candidatura es insuficiente para que el Partido Nacional acceda a la victoria. “Creemos que es necesario un tercer espacio. Hay gente que dice: ‘Está muy bien que estén Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, pero creemos que se necesita también otra precandidatura’, que se va a resolver con todos los que conformemos ese tercer espacio, que estoy segura que vamos a ser bastantes más. Vamos a tomar la decisión en función de lo que nos dice la gente y también de determinadas encuestas, que, por supuesto, miramos. Pero lo más importante es lo que la gente te va transmitiendo”, dijo Alonso en una entrevista con la diaria en diciembre.

Lo que Alonso sí ha demostrado es una visibilidad que los intendentes difícilmente pueden obtener desde sus pagos. Ocupando una banca en el Senado, con mucha actividad en las redes sociales y dispuesta a salirse del libreto común del nacionalismo si es necesario, la senadora ha logrado obtener una imagen pública que pocos dirigentes nacionalistas han podido conseguir, reconoció a la diaria uno de los intendentes del bloque.