El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó ayer los primeros resultados de Aristas, un sistema de evaluación de logros educativos a nivel nacional que en 2017 se aplicó en tercero y sexto año de primaria, actualmente se aplica en tercer año de ciclo básico (los resultados se conocerán a fin de año, anunció la presidenta de la Comisión Directiva del instituto, Alex Mazzei), y se reiterará cada tres años. Lo novedoso, destacaron las autoridades ayer, es que la investigación contempla diversas dimensiones para analizar los resultados educativos: el contexto familiar y el contexto escolar, la convivencia y la participación, las habilidades socioemocionales, las oportunidades de aprendizaje y los desempeños en lectura y matemática de los estudiantes. Esto, según Mazzei, da cuenta de “la multidimensionalidad que incide en el hecho educativo”.
Mariano Palamidessi, director ejecutivo del Ineed, afirmó que en América Latina se está buscando “salir de los sistemas de evaluación orientados por los organismos internacionales” para “girar hacia un sistema que tenga en cuenta el derecho de los estudiantes a aprender y a lograr 14 años de educación obligatoria con aprendizajes”, y adelantó que justamente por las distintas dimensiones que incorpora la investigación, en el estudio “no hay índices o una cifra que pretenda ser el epítome de la calidad” por sí sola.
El estudio se aplicó mediante consultas a estudiantes, familias, maestros y directores, en un total de 247 escuelas públicas y privadas de todo el país.
Contexto familiar y entorno escolar
Un primer dato que da Aristas es que casi la mitad de las escuelas del sector público (45%) trabajan, “por la composición socioeconómica y cultural de sus estudiantes, en contextos desfavorables o muy desfavorables”, mientras que la amplia mayoría (97%) de las del sector privado lo hacen en contextos favorables o muy favorables. El informe menciona que estas diferencias de composición sociocultural entre las escuelas por tipo de administración dan cuenta de una “alta segregación educativa”, y afirma que Uruguay “es uno de los países con mayor segregación escolar de la región, ya que las familias envían a sus hijos a centros próximos a sus hogares, en un contexto de marcada segregación residencial”, lo que implica que incluso las escuelas públicas “tienden a estar claramente diferenciadas según el nivel socioeconómico y cultural de los estudiantes que las componen”.
Se señala que hay “un piso básico de infraestructura y servicios en las escuelas de todos los contextos socioeconómicos y culturales”, pero también “problemas de mantenimiento” de esa infraestructura, mayormente en escuelas de contextos medio, desfavorable y muy desfavorable. También se registra que en las escuelas de contexto muy desfavorable hay mayor rotación de directores y menor antigüedad en la docencia, mientras que el multiempleo es mayor entre maestros de escuelas de contexto muy favorable.
Convivencia y participación
44% de los estudiantes de sexto año de escuela dijeron que tienen delegados de clase, y la proporción llega a 73% en las escuelas de tiempo completo, en las que la propuesta pedagógica incluye instancias de asamblea de grupo. En los cuestionarios a los estudiantes de sexto también se consultó sobre otras formas de participación, y surge que más de la mitad nunca o pocas veces vota para decidir algo, 45% nunca o casi nunca propone actividades, y que según 45% de los consultados, los docentes nunca o casi nunca piden la opinión de los estudiantes. También se indagó sobre el vínculo de los estudiantes entre sí y con los maestros, y se apunta que, en la medida en que “es mejor la valoración de los estudiantes sobre su vínculo con el maestro, mejora el grado en que sienten que su voz es tenida en cuenta a la hora de incidir sobre la vida escolar, lo que indica que las oportunidades para la participación genuina y las relaciones positivas con maestros se influyen mutuamente”.
Habilidades socioemocionales
Aristas las define como “herramientas cognitivas, emocionales y sociales que tienen como función la adaptación del individuo al entorno y que facilitan el desarrollo personal, el relacionamiento social, el aprendizaje y el bienestar”, y si bien se destacó ayer como una novedad que se incluyeran en la evaluación de logros, se aclaró que no existe un estándar nacional sobre niveles esperados de desarrollo de estas habilidades. Motivación, autorregulación del aprendizaje, habilidades interpersonales e intrapersonales son las que se evaluaron.
Desempeños en lectura y matemática
Para medir los desempeños en estas áreas, Aristas diseñó una escala de niveles con descripciones detalladas de lo que son capaces de hacer los niños que los alcanzan. En lectura se contemplan tres dimensiones: la lectura literal, la lectura inferencial (que permite hacer interpretaciones de significados implícitos en el texto) y la lectura crítica (que permite construir nuevos significados y generar opiniones). Para los alumnos de tercer año se construyeron cinco niveles de desempeño, y para los de sexto, seis. En ambos casos surgen claras diferencias según el contexto socioeconómico de las escuelas. Juan Martín Soca, director de la Unidad de Evaluación de Aprendizajes y Programas del Ineed, acotó que si bien los datos dan cuenta de una “alta inequidad”, hay estudiantes “de todos los niveles en todos los contextos, lo que da cuenta de la complejidad de la tarea de las maestras en el aula”.
Las conclusiones del informe destacan que “casi la mitad de quienes están por finalizar el nivel primario no logra formular un resumen en el que haya que jerarquizar informaciones implícitas complejas, realizar conclusiones a partir de argumentos que involucren una lectura global, ni elaborar opiniones sobre valoraciones que aparezcan desarrolladas implícitamente”.
En el área de matemáticas se evalúan la información matemática, la aplicación de procedimientos y rutinas y la comprensión, es decir, la capacidad de resolver situaciones matemáticas nuevas. En los resultados también se ven diferencias por contexto socioeconómico. El informe concluye que los desempeños registrados en lectura y matemáticas “permiten evidenciar que una parte muy significativa de quienes egresen de primaria lo harán con un nivel de competencias básicas que es muy probable que les dificulte transitar con éxito la educación media”.