“Empecé con el dinero que me pasaban todos los meses unos mexicanos para que figurara como titular de una empresa fantasma. Me compraba cosas chicas. Whisky, cigarrillos importados y algún celular. Pero cuando me quise acordar ya dependía totalmente del dinero del cártel. Había dejado mi trabajo y compraba artículos cada vez más caros: viajes a Miami, un Audi, ropa de Armani, y cosas peores que no quiero ni nombrar”. Este testimonio pertenece a Juan A, un empresario que se volvió adicto al uso de dinero proveniente del narcotráfico con fines recreativos. El fenómeno preocupa a las autoridades, sobre todo porque el comienzo de la temporada estival incrementa la actividad, especialmente en Punta del Este. “La gente que veranea ahí lava dinero más que nada para uso personal y con fines recreativos. Son personas a las que les gusta gastar el dinero en estupideces pero no quieren trabajar para conseguirlas. Los casos de lavado para financiar organizaciones y partidos políticos son pocos. Pero hay que estar alertas, porque ya han aparecido algunos indicios de casos que podrían derivar en otras cosas”, declaró un integrante del equipo económico del gobierno. El funcionario citó el caso de un contador que hizo de testaferro a un narcotraficante brasileño para comprar un lujoso departamento. “El dinero lo usó para una orgía en la que participaron una buena cantidad de personajes importantes del mundo empresarial y de la política. De ahí a financiar una campaña hay poca distancia”.