El “rumbo estratégico” para Astori implica una combinación de estímulos a tres componentes: las exportaciones, el consumo y la inversión. Según dijo, los dos primeros “han jugado un papel muy importante en la recuperación del crecimiento desde junio de 2016”. “Cuando se habla y discute de competitividad” hay que “tener en cuenta que las exportaciones crecen a un ritmo importante”, resaltó el ministro. No obstante, reconoció que a la inversión “le está costando despegar”, al punto de que se trata de algo que “tenemos que atender”. Sin embargo, dijo que los “planteos relativamente dramáticos” sobre la inversión “ignoran olímpicamente cómo nos ven de afuera”.

Astori adelantó que el crecimiento acumulado del Producto Interno Bruto estimado entre 2011 y el fin de este año es de 21% para Uruguay, mientras que en Argentina se prevé que sea de 5% y en Brasil de 2%. Esta diferencia “muy importante”, dijo, es “una manera de posicionarse no sólo en el vecindario sino también en el mundo, con una identidad propia que se ha venido leyendo desde el exterior”.

Respecto del comercio exterior, consideró que el avance se produjo a partir de la “diversificación de mercados en condiciones parecidas a las de países similares”, y dejó expuesta su postura ya conocida sobre la integración de Uruguay en tratados de libre comercio, ya sean bilaterales o multilaterales. Comparando la situación de nuestro país con la de Chile –uno de los países con más tratados firmados en el mundo–, dijo que “lamentablemente sólo 31% de las exportaciones de Uruguay al mundo se realizan al amparo de algún acuerdo comercial”, mientras que en el caso chileno la porción asciende a 96%. “Tenemos esta dificultad”, opinó, y advirtió que el acceso a los mercados “puede verse en riesgo por no tener acceso preferencial a la mayoría de los destinos”.

Consultado sobre las diferencias a la interna del Frente Amplio respecto de los acuerdos de libre comercio, Astori dijo que no quiere “negarlas ni ignorarlas”, pero recalcó que “en el Poder Ejecutivo concordamos en seguir trabajando en buscar acuerdos comerciales”. También estableció que el Mercosur “sigue siendo imprescindible” para el país.

Otro de los puntos abordados tanto por el ministro como por los empresarios fue el nivel de déficit fiscal, más elevado de lo que el gobierno había establecido como meta a inicios de este período en el Presupuesto Quinquenal. Al respecto, Astori sostuvo que “el ancla del orden macroeconómico es la política fiscal”, aunque también es “la principal vulnerabilidad” de la economía hoy; reconoció que la reducción del déficit se está dando con “lentitud” porque “no es fácil” en este país donde “hay mucho gasto endógeno”.

Al lado de Astori se sentaron el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, que también fueron parte de la disertación.

Bergara se refirió a la realidad económica global como “una montaña rusa” (“de mucha volatilidad e incertidumbre”), lo que incide en países pequeños como este y desafía la “estabilidad macroeconómica”.

Uno de los temas de interés para los empresarios fue el valor del tipo de cambio del dólar. El titular del BCU explicó que responde a los cambios de portafolios de inversores institucionales, que impactan “sustancialmente” en su valor. Según afirmó, Uruguay no tiene otra alternativa que “acompañar las tendencias” del movimiento global de la moneda estadounidense. Respecto de la flexibilidad de la política monetaria, sostuvo que no ha dejado de ser “prudente, responsable y contractiva”. “Todos los indicadores del sistema bancario transmiten serenidad y tranquilidad”, afirmó. En cuanto al nivel de precios, adelantó que espera una inflación “razonable” para este año.

En cuanto a competitividad, opinó que no hay “una situación dramática”, y, consultado sobre el impacto del déficit en esta, reconoció que si bien “tiene efecto en la capacidad competitiva”, la ausencia de inversión pública podría afectar “de manera contraria”.

Por su parte, García se refirió al movimiento de los autoconvocados y consideró que existe una “coincidencia en que hay que acercar y no alejar la visión entre campo y ciudad”. También relativizó los resultados presupuestales que se producen en los distintos departamentos. Aseguró que si bien el proyecto para reducir la Contribución Inmobiliaria Rural a productores de menos de 1.000 hectáreas tiene un “impacto [negativo] máximo de 259 millones de pesos”, por otro lado, la recaudación por patentes aumentó en 2.000 millones.