Piriápolis se volvió frenteamplista desde temprano. En las playas, los restoranes y las heladerías predominaba el rojo, azul y blanco. En la ruta interbalnearia, una bandera que flameaba encima de un puente marcaba que se estaba en el rumbo correcto. Las personas que llegaron desde distintos puntos del país aprovecharon la tarde soleada y, cuando casi atardecía, se apostaron en el Pabellón de las Rosas para festejar el 47° aniversario del Frente Amplio (FA).

La vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky, fue la más saludada, y aceptó con paciencia y una sonrisa todas las fotos que quisieron sacarse con ella. La ex ministra de Defensa Nacional Azucena Berrutti sorprendió a más de uno al llegar lentamente, apoyada en su bastón. “Sos una inconsciente”, la recriminó el presidente del FA, Javier Miranda. Como es habitual últimamente, “Que no se detenga” despertó un pogo temprano, incluso entre la tercera edad. Las banderas frenteamplistas colmaban el Pabellón de las Rosas y se desbordaban hacia ambos lados de la rambla del balneario.

El acto abrió con la murga La Requerida de San Carlos, que no escatimó en chistes hacia algunos integrantes del propio gobierno, como el ex presidente José Mujica y el ex vicepresidente Raúl Sendic.

Luego fue el turno de la presidenta de la Departamental frenteamplista de Maldonado, Susana Hernández. Sostuvo que el FA es una fuerza política “diferente” porque es “profundamente democrática” y llamó a los frenteamplistas a estar “siempre juntos, siempre rebeldes”. Afirmó que el FA debe defender los avances que se han logrado y que la oposición siempre gobernó “para pocos que mucho tenían, en perjuicio de las mayorías”. Aseguró que Maldonado, con la asunción como intendente del nacionalista Enrique Antía, es un ejemplo de “cuánto y cuán rápido se pueden perder los avances” logrados en los gobiernos del FA. “De un plumazo se terminó la carrera funcional, las designaciones son a dedo, se multiplican los cargos de confianza, practican el clientelismo político. Por un lado, un discurso, [el de] ‘achiquemos el Estado’, pero ingresan e ingresan cargos de confianza; es una permanente contradicción entre lo que dicen y lo que hacen cuando gobiernan”, advirtió. “Antía trucho”, reforzó uno desde el auditorio.

En segundo lugar habló Topolansky. Aseguró que hay “un antes y un después” de los gobiernos del FA, “y eso es indiscutible”. Enumeró algunos logros, como la instalación de la fibra óptica y la implementación del Sistema Nacional Integrado de Salud, pero se excusó de seguir porque “es interminable la lista”. Remarcó la importancia de la descentralización y la creación de la Universidad de la Educación (Uned) que proyecta el FA. “Sabemos que no es fácil, que se precisan mayorías especiales, pero nos tenemos fe en convencer”, aseguró. Dijo que el contexto en América Latina “está difícil”, pero “no asusta”, porque “ha habido peores”. “Nosotros vamos por el cuarto, el quinto y el que sea de los gobiernos, y tenemos sobradas razones para creer en un país integrado, culto e inteligente, pero, sobre todo, más justo e igualitario”, expresó.

Miranda cerró el acto. Recordó a los fundadores del FA, que “en cada rincón del país se atrevieron a soñar”. Aseguró que la coalición de izquierda es “una propuesta de integración social” que aspira a que “nadie quede al costado del camino”: “Una de nuestras propuestas fundamentales es la de las políticas públicas de inclusión social”. Afirmó que la igualdad es una seña de identidad de la izquierda que la separa de la derecha, que en cambio piensa que la desigualdad es natural. “Tocamos algunos privilegios. Algunos saltan, reaccionan; ahí están los reaccionarios, aquellos que nada proponen, así se expresa la confrontación de modelos del país”, manifestó. Sostuvo que el proyecto político de la oposición es “minar el desarrollo y la profundización de un sistema integrado de salud”, no invertir en educación, obstaculizar la agenda de derechos. Advirtió también sobre una “vertiente reaccionaria que enarbola el discurso de la antipolítica”, que apareció “mezclada en reclamos sectoriales”, y que el discurso que niega a la política y a los políticos lleva “al autoritarismo mesiánico o a la desregulación”: “No estamos libres de las aventuras desestabilizadoras de la institucionalidad política. Debemos responder con responsabilidad a los trasnochados, con más democracia, con más política”. Finalmente, convocó a la oposición a que presente “propuestas alternativas” y a que no se limite a la reacción, y destacó la importancia de la ética y del combate a la corrupción en la política.