La historia comenzó con un cruce de versiones cuando cuatro trabajadores del taller diésel de Self –Servicios Logísticos Ferroviarios, la empresa de derecho público-privado 51% propiedad de AFE y el resto de la CND– fueron despedidos a mediados de enero. Por un lado, el presidente de AFE, Wilfredo Rodríguez, explicó que los despidos se basaron en el incumplimiento del trabajo, hecho que se habría descubierto con la ayuda de cámaras de seguridad. Según relató, las imágenes mostraban que los funcionarios marcaban tarjeta y se iban a su casa o a otros lugares dentro de las instalaciones –como los vestuarios– y también que trasladaban herramientas de un lado a otro e incluso las sacaban del taller.

Ante esto, la Unión Ferroviaria denunció penalmente al presidente de la administración alegando difamación e injurias. Según Cajigas, Rodríguez “mintió en diversas notas de prensa” en relación a la evidencia que habrían mostrado las cámaras. Cajigas hizo notar que los empleados “no pueden marcar tarjeta”, ya que “se marca con el dedo” y, en cuanto al traslado de herramientas, consideró que es “algo normal, porque “el taller es enorme y muchas veces se rompe algún coche-motor fuera”. También agregó que solicitaron a Rodríguez las imágenes que demuestran las irregularidades, pero este se negó a hacerlo.

Cajigas además denunció “actitudes antisindicales” del gerente general de Self, Fernando Valls – quien además se desempeñó como gerente general de AFE–, alegando que los primeros cuatro trabajadores de la empresa operadora de carga de rieles que se afiliaron al gremio son los mismos que fueron despedidos, “entre ellos, el delegado sindical”.

Además, la causa que se les notificó en el telegrama de despido responde a “la urgente necesidad por parte de la empresa de una reorganización y de adoptar las medidas de reestructuración que correspondan” como consecuencia de “los resultados obtenidos en el año 2017”. Según Cajigas, en caso de que fuera cierto lo que Rodríguez alega que registraron las cámaras, el causal debiera ser “notoria mala conducta”.

Medidas y apoyos

A fines de enero, la Unión Ferroviaria tomó medidas. Primero ocupó la estación Bella Vista y dos días después el taller diésel ubicado en Aparicio Saravia y Watt, “en defensa de la libertad sindical” y de la “mano de obra nacional calificada”.

Mariano Pouso, integrante de la Unión Ferroviaria, sostuvo que esta “lucha” de los trabajadores fue “una de las más importantes” en el ámbito ferroviario. “Vamos [hasta ayer] 21 y 19 días de ocupación [en la estación y el taller privado, respectivamente] y eso es un hecho histórico, porque la ocupación de la estación no se podría haber dado sin la solidaridad de los trabajadores, ante el envío de rompehuelgas a la estación para arreglar los trenes. Sin esta solidaridad del sindicato no hubiéramos podido sostener ocupaciones” insistió. Pouso también valoró el apoyo del Secretariado Ejecutivo del PIT- CNT y de los sindicatos que conforman la gremial, que también se sumaron. “Nos sentimos muy rodeados”, afirmó.

Por otro lado, destacó que la actitud del gremio fue “sostener las guardias gremiales de manera que pueda seguir fluyendo el tránsito de pasajeros. Pero aun así, la empresa sólo quería que circularan algunas cargas nomás, y suspendía los trenes, por lo que varios pasajeros se vieron impedidos de viajar”. Para Pouso, “que no acepten sostener el servicio de pasajeros es algo que tomamos con mucha preocupación”.

Propuestas y resolución

Las medidas motivaron la instalación de un ámbito en el Ministerio de Trabajo y de Seguridad Social (MTSS) que rigió durante las últimas tres semanas.

El transcurso de las reuniones llevó a una propuesta del sindicato para retroceder en las acciones tomadas, “reincorporando a los trabajadores mientras se negociaba la presunta reestructura –de la que nunca se habló– por cuatro meses y al mismo tiempo reincorporando al secretario general inmediatamente, porque no podía quedarse sin delegado sindical”, explicó Cajigas. Eso volvió a trabar las negociaciones, pero finalmente, ante la ausencia de propuestas de la empresa, el MTSS planteó una solución en el punto intermedio.

Ayer se esperaba que esta solución intermedia fuera aceptada. Ambas partes estaban citadas a las 15.00 en la Dinatra, pero no se pudo llegar a un acuerdo. “Lamentablemente tuvimos que llamar a un cuarto intermedio” informó Pouso, quien alegó que la causa de discrepancia fue que “hubo un planteo por parte de la empresa no vinculado al conflicto”. “Estábamos de acuerdo en lo que hacía a este conflicto puntual, pero no al resto de lo escrito”, explicó.

Según dijo, se buscó establecer condiciones a la restructuración de personal que se pretende llevar a cabo, pero los trabajadores reclamaron que el proceso fuera “producto de la negociación colectiva y no de la potestad de la empresa”. “No queremos recorrer ese camino en el sector público como se hace en el sector privado”, sostuvo.

Pouso sostuvo que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) quedó en “evaluar la posibilidad”, y afirmó que “la idea del sindicato es lograr un acuerdo integral”. “No queremos solucionar este conflicto y que mañana haya otro. Es un momento complicado, porque no hay rumbo claro de lo que se quiere hacer con el ferrocarril en Uruguay. Es difícil vestir un santo desvistiendo otro”, ilustró. Dijo que la Unión Ferroviaria apela a “una mayor madurez del MTOP” y que espera que “haya interés de resolver” la situación, porque “hasta ahora parece que no”.

El eventual nuevo acuerdo deberá ser refrendado hoy en el MTSS por el titular del MTOP, Víctor Rossi.