Ya en setiembre las gremiales advirtieron que había sido un invierno bastante atípico y que los resultados no serían buenos para el aparato productivo. Las “horas de frío” en invierno resultan fundamentales para los frutales de clima templado, porque su estrategia durante la estación es entrar en reposo y su “despertador” responde a la acumulación de días de bajas temperaturas.

Esto se mide, por un lado, por cuánto tiempo el árbol estuvo expuesto al frío y, por otro, por el rango de temperaturas experimentadas. En 2017 se registraron 197 “unidades de frío”, una medida que responde a una ecuación y que ayer, en conferencia de prensa, la titular de la Digegra, Zulma Gabard, simplificó en “horas de frío”. Según dijo, lo “normal” son 500 unidades, y destacó que desde 1990 hasta ahora “sólo 2001 fue un año complicado, y en esa oportunidad tuvimos el doble de horas [que el año pasado]: 400”.

Gabard no dudó en concluir que el de 2017 fue un “pésimo” invierno: “Un día hacía frío y al otro día nos sacábamos el saco porque hacía calor”, recordó para ilustrar cómo el vaivén de temperatura hace retroceder la acumulación de frío. En concreto, lo que ocurre es que la falta de frío invernal “afecta el crecimiento, el rendimiento y la calidad de los frutos, reduce la tasa diaria de floración y brotación, favoreciendo la desuniformidad en la quinta y entre quintas vecinas, y produce anormalmente frutos ya formados, que coexisten con flores”, explicó.

En principio, se esperaba que todos los frutales se vieran afectados, pero con el paso de los meses se comprobó que sólo algunas frutas sufrieron graves consecuencias: las que tienen carozo (durazno, pelones y ciruela) y las peras, cuya cosecha se redujo “ampliamente”.

Ante esto, el MGAP decidió apoyar a los productores, para que el cultivo pueda continuar el ciclo productivo,con 50% de los costos de producción (sin incluir la cosecha ni el raleo) para los que se asociaron al programa de manejo regional de plagas, y 25% para los no asociados al programa. En el caso de los frutales de carozo, serán 2.750 y 1.375 dólares en cada caso, y en el de las peras corresponderá a 4.000 y 2.000 dólares, respectivamente.

Para recibir el apoyo, los productores deberán estar inscriptos en el Registro Nacional Frutihortícola, del que se extraerán los datos para calcular el beneficio correspondiente, que se depositará “en un futuro cercano” en su cuenta asociada.