El Centro de Recursos para Estudiantes Sordos (Cereso) da dos cursos de capacitación para docentes de enseñanza media durante febrero, con el objetivo de prepararlos para el trabajo con estudiantes sordos. La idea principal, según explicó a la diaria la coordinadora del curso, María Eugenia Rodino, es “posicionar al docente con respecto al estudiante que tiene enfrente; debe entenderlo no como una persona con una discapacidad sino como un hablante de otra lengua”. Desde principios de febrero, 30 profesores están tomando el curso intensivo “Aula y comunicación” en la Casa de Alicia, cuya particularidad es que desde su concepción las clases están “pensadas y diseñadas para que las dicte un docente sordo”. De este modo, se busca que los asistentes tengan una primera experiencia de trato con la cultura sorda antes de enfrentar el salón de clases en marzo.

Cuando termine el curso, los docentes contarán con “estrategias didáctico-pedagógicas para que el estudiante haga el mejor trayecto en la educación media, y lo que se aborda en las clases es la optimización de los recursos didácticos que se ponen en juego dentro del aula”, detalló Rodino. Agregó que es fundamental tener “una aproximación a la lengua de señas” y explicar “el rol del intérprete de lengua de señas que trabaja dentro de la clase; es importante remarcar que trabajar con estudiantes sordos implica estar bajo la concepción bilingüe”.

La profesora responsable del curso es sorda y, al igual que los docentes, debe trabajar por primera vez con personas que hablan otra lengua: “Desde ese desafío partimos y lo llevamos adelante. Buscamos poder sacarle al docente el miedo de enfrentarse a un estudiante que maneja otra lengua y que no sabe cómo se va a comunicar”, comentó Rodino. Las clases empiezan con el alfabeto de la lengua de señas, en el que se hacen distintas configuraciones de la mano que representan las letras. Para trabajarlo la docente brinda “un material en papel, donde está el dibujo de cada letra, y los estudiantes empiezan diciendo su nombre, después, mediante la comunicación verbal y no verbal, como la mímica y los gestos, van logrando entenderse”, apuntó la coordinadora. El objetivo del curso no es que los estudiantes terminen siendo intérpretes de lengua de señas, sino que “conozcan la cultura y cómo tratar a una persona sorda, porque muchas veces, en el imaginario colectivo está la idea de que saben escribir y se podrían comunicar mediante el papel, cuando para la persona sorda el español es una segunda lengua”, agregó.

El curso tampoco busca formar contenidistas para la plataforma de Uruguay Educa, por eso no hace hincapié en los recursos. De todas formas, se orienta a los docentes y les da pautas sobre las funciones de Cereso y cuáles son los medios de apoyo con los que contará para su trabajo diario en el liceo. Rodino aclaró que “el foco está en que puedan comunicarse con sus estudiantes, independientemente de que puedan contar con un intérprete en el aula, buscamos que puedan decirle: ‘hola’, ‘¿cómo estás?’, ‘podés ir al baño’ y ‘¿cómo te llamás?’. Que puedan tener una comunicación básica que genere empatía y confianza con el estudiante para que pueda hacer mejor el trayecto en el liceo”. A su vez, el Cereso concurre a las salas docentes de comienzos de año a preparar a toda la institución: equipo de dirección, adscripción y docentes.

Según la coordinadora, durante la primera semana del curso los docentes expresaron más ganas de aprender que dudas concretas: “Las preguntas giran en torno a cómo van a aprender los estudiantes con una lengua visual, sin escritura, y cómo ellos pueden hacer ese traspaso de una lengua a otra”. Para Rodino, la clave es entender que la clase se desarrolla en lengua de señas. El profesor puede escribir en español en el pizarrón, sopesando que esas frases van a estar dirigidas a un hablante de español en segunda lengua, por eso desde el Cereso sugieren que el registro se haga en conjunto con los estudiantes una vez que se trabajaron los temas en lengua de señas. De esa forma, pueden armar juntos un texto accesible para que el alumno pueda estudiarlo luego por sí mismo; otra de las sugerencias es armar fichas de trabajo en formato audiovisual que permitan al estudiante aprender en su propia lengua.

Para el Cereso es importante “ofrecerle al estudiante sordo las mismas posibilidades que al oyente, porque el hablante de español en primera lengua hace clic en internet y tiene todo para leer, mientras que el estudiante sordo no tiene dónde hacerlo. La idea del centro es crear aulas bilingües en línea; para eso se les pide a los docentes que manden textos en español y el Cereso los traduce en videos”. Desde el Consejo de Educación Secundaria se prioriza el reconocimiento del estudiante sordo y el derecho a recibir sus clases en lengua de señas, así como a tener acceso al conocimiento en su propia lengua; en esto se basa el impulso de las aulas virtuales en la plataforma Uruguay Educa.

Complemento

En paralelo al curso “Aula y comunicación” en La Casa de Alicia, el Cereso brinda un curso de aproximación a la lengua de señas a los docentes del equipo técnico del Centro de Recursos para Estudiantes Ciegos y de Baja Visión (CER). En este caso, se armó un grupo especial debido al interés del equipo del CER en especializarse y, más allá de que Cereso dicta este curso al público en general desde hace años, ahora busca armar grupos que tengan líneas en común. La coordinadora destacó que “hay muchos ciegos que van perdiendo la audición, y sordos que van perdiendo la visión, incluso hay muchos niños que nacen con sordoceguera”, y por eso es importante complementar las formaciones.

El objetivo principal de este curso, que tiene sólo ocho estudiantes porque busca ser particularmente intensivo, es que puedan entender las características y cultura de la comunidad sorda. “Ellos de ceguera ya saben. Buscamos que este curso sea útil para que tengan una primera aproximación y que puedan pensar al estudiante sordo como hablante de otra lengua, y poder trabajar en hacer el tratamiento y la intervención educativa adecuados para que hagan el mejor trayecto escolar posible”, definió Rodino.

Con respecto al contenido que se desarrolla durante las cuatro semanas que dura la actividad, la coordinadora precisó que se concentraron en el trato con la persona sordociega. En ese caso, “trabajan con un guía intérprete y, en lugar de hacer la lengua de señas en el aire, lo hacen en la mano para que la persona ciega vaya siguiendo los movimientos de los dedos en su palma, sigue las posiciones y va comprendiendo la lengua de señas. Otra técnica que se trabaja tiene que ver con la ubicación, y lo que se hace es utilizar la espalda de la persona para describirle el lugar donde está entrando, por ejemplo”. Una formación así de específica no se completa en pocas semanas, y eso está claro para ambos centros; sin embargo, insisten en lo valioso de estas instancias para cubrir al menos una formación básica y luego abrir puertas a formaciones más profundas.