Una alternativa que se utiliza para reducir la repetición es el acompañamiento de las trayectorias educativas y, según planteó De Armas, las evaluaciones de los programas como Maestros Comunitarios en primaria o Compromiso Educativo en educación media dan cuenta de que “si un estudiante de similar contexto social que otro asiste a estos programas, su probabilidad de promoción es mucho mayor que la del que no recibe apoyo”. “Van en la dirección correcta”, opinó.

Otra práctica de acompañamiento son las clases particulares. En base a datos de la última Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud, la investigación de De Armas señala que aproximadamente la mitad de los encuestados que asistieron a educación media recurrió en algún momento a clases particulares: 52% de los encuestados de entre 15 y 19 años, 52% de entre 20 y 24 años y 47% entre los de 25 a 29 años. La gran mayoría de ellos tuvo que pagar por las clases particulares, algo que, según De Armas, “termina siendo extremadamente regresivo”. En la publicación se agrega que en los últimos años ha aumentado el porcentaje de estudiantes que tiene estas clases de apoyo en su centro educativo: 6% de los encuestados de entre 25 y 29 años, 10% de entre los de 20 y 24 años, y 19% entre los de 15 y 19 años.

Al analizar los datos por nivel socioeconómico, en el quintil de mayores ingresos 65% de los estudiantes paga por clases particulares (en total, 70% tiene algún apoyo), mientras que en el quintil de menores ingresos 20% paga por las clases (32,2% tiene algún apoyo).