El presidente de Rusia, Vladimir Putin, presentó el jueves un misil que es capaz de alcanzar “cualquier punto del planeta” y además, según dijo, no puede ser detenido por el escudo antimisiles de Estados Unidos. El anuncio reavivó las tensiones entre Moscú y Washington. La canciller alemana, Angela Merkel, calificó a Putin de “una amenaza para la seguridad global”. “¿A quién se le ocurre poner a Donald Trump como presidente de la superpotencia militar más grande del planeta? Esto de los misiles es peligroso, claro, pero al lado de lo que hizo en las elecciones de Estados Unidos, imponiendo a ese psicópata, no es nada. Eso sí que dejó al mundo al borde del abismo”, dijo. Para el gobierno estadounidense las palabras de Putin son “preocupantes”, aunque desde el Pentágono aseguraron que su escudo antimisiles es “completamente seguro”. Un vocero del Departamento de Estado declaró: “El misil que presentó el presidente ruso no es un peligro para el pueblo estadounidense. Eso siempre y cuando no llegue a manos de nuestros liceales frustrados. Ahí estaríamos en problemas”.

Las preocupaciones del funcionario son compartidas por varios actores del sistema político y de la sociedad civil. Es que desde la cuenta de Twitter oficial de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, de Estados Unidos,se retuiteó la presentación de Putin, lo que disparó todo tipo de especulaciones acerca de la posibilidad de que el “supermisil” ruso pueda empezar a ser comercializado en las tiendas de armas y de artículos deportivos estadounidenses. Un legislador demócrata aseguró: “Ya sabemos cómo es esto: al principio se nos dice que no se lo van a vender a cualquiera, que va a haber controles para que esos misiles no terminen en manos de menores de edad o de personas con problemas mentales, pero después las normas empiezan a modificarse y, finalmente, cualquiera puede acceder a ellos. No deberíamos sorprendernos si la próxima masacre en un centro educativo se hace con un misil y, en lugar de unas decenas de personas, mueren 400.000”.