Que el periodista Fernando Vilar haya sido el comunicador en la cadena nacional del 27 de febrero fue para muchos –o para casi todos– una sorpresa que generó revuelo. Era de esperar que, como había anunciado la secretaría de comunicación de Presidencia de la República, apareciera Tabaré Vázquez. Para los expertos que debatieron ayer sobre el tema en un evento de Crear Comunicación, ese fue sólo uno de los errores en la estrategia.
El consultor uruguayo Julio Rius consideró que para entender la decisión de Presidencia hay que remontarse a un episodio que ocurrió días antes de la cadena nacional: el enfrentamiento entre un grupo de manifestantes del movimiento Un Solo Uruguay (USU) con Vázquez, a la salida de una reunión entre ese grupo de “autoconvocados”, las gremiales rurales y el equipo de gobierno, en la sede del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. “No fue un buen episodio. No lo trataron bien y pasó algo importante, que es que cuando se subió al auto, se sintió retado y bajó a responder. Como decimos acá: ‘se sacó’, se enojó, lo cual es humano –el presidente también se enoja–, pero evidentemente no salió bien”, opinó Rius.
Varios de los analistas invitados al panel coincidieron en que aquel episodio podría haber determinado la opción por Vilar, para prevenir una “sobreexposición” de Vázquez. Incluso algunos se preguntaron si la intención no habrá sido desviar la atención de lo que se decía. “Un periodista vestido de presidente es un contexto de distracción”, sostuvo Martha Hernández, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos y una de las más críticas en el panel. Según Rius, “lo que sucedió es que al día siguiente todos hablábamos de Vilar, de que había aparecido en lugar de Vázquez –incluso hubo memes que llamaban la atención sobre el parecido físico entre ambos– y nadie habló del mensaje que transmitió. Si fue esa la estrategia, fue brillante”, apuntó.
Varios criticaron que Vázquez no haya “dado la cara”, y la paraguaya Estela González consideró “esencial” que el presidente hubiera hecho frente a la situación, “porque para eso fue elegido representante” de la ciudadanía. Hernández señaló además que, como la secretaría de comunicación había anunciado en las horas previas a la cadena que habría un mensaje del presidente, la decisión última “dio señales de niveles de improvisación importantes” y de decisiones “a la ligera”.
La colombiana estimó que se trató de una comunicación “de crisis”, porque “había un malestar general en un sector muy importante para la economía nacional como es el agro”. En este sentido, dijo que abordar un tema por minuto –en promedio– “no dio para ahondar realmente en nada” y que el mensaje se refirió a “logros de hace 15 años”, dejando “la sensación de que no había de dónde sacar la información para contestar a las peticiones” de USU.
Si bien varios consideraron que el gobierno uruguayo –en comparación con los de países vecinos– no ha utilizado en exceso la herramienta de la cadena nacional, Hernández sostuvo que “en Colombia, cuando hay una alocución presidencial es por temas sensibles y puntuales. Aparece el presidente acompañado por sus ministros y comunican algo de reciente decisión”, mientras que “obviamente”, Vilar habló como si pensara que él era el presidente, y el mensaje “no era creíble”. Otros panelistas opinaron que, más allá de la “legitimidad” de Vilar, había personas más idóneas, y el director de Crear Comunicación, Fernando Carotta, especuló con que opciones como una “entrevista simulada” podrían haber sido más acertadas.
Por último, Hernández también afirmó que hubo problemas de “ética”, tanto del gobierno (ya que “es la sociedad la que costea el pago” a Vilar) como del comunicador: “Estar en la postura de ‘yo digo lo que me digan que tengo que decir’ no es estar en una posición independiente”.