Nunca está de más señalar que el término hacker es de los más malinterpretados por el público general. En esencia, un hacker es una persona que cuenta con cierta habilidad y disfruta de resolver problemas y meter mano en las cosas para que funcionen de manera distinta a como fueron programadas. La idea de trabajar en equipo y el libre acceso a la información son principios fundamentales. Poco tiene que ver con la forma general de usar el término como sinónimo de ciber-criminal.

Los hackers promueven la colaboración como uno de sus pilares. Es así que de esta subcultura surgió el movimiento del software libre. Este lucha por la libertad y la privacidad de los usuarios de computadoras, alegando que son estos quienes deberían tener el poder sobre la tecnología que manejan y no al revés. Varios de los programadores involucrados con el software libre podrían ser denominados hackers. Trabajan “gratis” para que el código llegue a la comunidad en mejores condiciones o simplemente lo adaptan a distintas situaciones. Usan sistemas operativos libres como GNU/Linux, que no son llevados adelante únicamente por una empresa, sino por grupos de personas.

La idea de compartir el código y mantener un proceso de desarrollo abierto y transparente fue rechazada y atacada fuertemente en un principio por las corporaciones, porque darle poder al usuario va directamente en contra de sus intereses. Pero, como cualquier revolución, fue tomando fuerza lentamente gracias a quienes participan de ella. Eventualmente, el modelo de desarrollo abierto fue reconocido prácticamente como la mejor manera de desarrollar software. Corporaciones tradicionalmente cerradas a este tipo de trabajo empezaron a subirse al carro del desarrollo de código abierto, abriendo parte de su desarrollo a la comunidad, pero ignorando la parte ética en la que se centra el movimiento de software libre. Para estas grandes corporaciones, el modelo de colaboración resulta más eficiente, pero sólo hasta donde les conviene.

A medida que nuestras vidas se apoyan cada vez más en la tecnología, hay casos en los que prácticamente dependen de ella. Y si no prestamos atención a estos asuntos, como usuarios perdemos el control de lo que podemos hacer.

No sólo se “hackea” el software, sino que existen activistas detrás de un movimiento que impulsa el “derecho a reparar”. Las empresas hacen lobby con los legisladores para evitar la creación de leyes que permitan a los usuarios reparar tanto teléfonos móviles como tractores. Los trabajadores del campo y aficionados a las computadoras han estado reparando sus máquinas por años, con o sin manuales o repuestos originales. Con estas nuevas leyes, las empresas se verían obligadas a vender repuestos y generar manuales para reparar los productos que fabrican y venden. De esta manera se le daría poder al usuario final, algo que los hackers intentan hacer de todas formas.

Un poco anarquistas, los hackers no confían en la autoridad. A diferencia de empresas y gobiernos, consideran la privacidad un derecho humano y así la defienden. Por lo tanto, luchan contra las prácticas de espionaje en las aplicaciones que recaudan datos personales de los usuarios indiscriminadamente. También prefieren sistemas distribuidos controlados por sus usuarios en vez de los silos centralizados de datos que son las redes sociales actuales.

Estas alternativas no son tan populares como las estándares de facto, que llevan inversiones millonarias por detrás. Pero existen y los hackers están trabajando en ellas.

Los programadores trabajamos en las interacciones de las personas con las máquinas, cada vez más presentes en la sociedad. Tenemos una responsabilidad de hacer que el código que escribimos y la tecnología que creamos no sólo haga su trabajo, sino que respete los derechos de las personas. Cualquier persona que se apropie de una tecnología o la intente modificar para que funcione a su gusto o la mejore es un potencial hacker.

Las computadoras pueden ayudarnos a hacer del mundo un lugar mejor. La alternativa es trabajar toda la vida para que hombres blancos con mucha plata tengan más plata. El mundo necesita más aspirantes a Steve Wozniak y menos a Steve Job.

Fernando Briano, desarrollador y hacker civico, DatySoc.