Rumbo de Izquierda es un incipiente sector del Frente Amplio (FA) conformado principalmente por dirigentes escindidos de la lista 711 (del ex vicepresidente Raúl Sendic), cuyas caras más visibles son el senador Marcos Otheguy, la diputada Stella Viel, el diputado suplente José Querejeta, el presidente de OSE, Milton Machado, el ex presidente de la Unidad Nacional de Seguridad Vial Gerardo Barrios y el presidente de la Junta Departamental de Canelones, Eduardo Molinari.

En un documento del sector, titulado “Hoja de ruta 2018-2020”, Rumbo de Izquierda destaca que dentro del FA “los liderazgos excluyentes, que han sido en buena medida los que han logrado captar la confianza y la adhesión del pueblo uruguayo en estos últimos años, cederán su lugar a nuevos liderazgos, entre otras cosas por estrictas razones biológicas”. Además, se considera “muy probable” que estos nuevos liderazgos sean “diferentes (ni mejores ni peores)” de aquellos a los que los frenteamplistas están acostumbrados.

Para el sector, esto viene de la mano de que “indefectiblemente” existe la necesidad de una nueva épica. “La épica a la cual estábamos acostumbrados, y que forjó los liderazgos del siglo XX en el FA, se consolidó en una etapa de la historia reciente donde el compromiso, la entrega absoluta, tenían mucho que ver con las luchas que forjaron la unidad de la izquierda”. Así, “las luchas contra el fascismo, los proyectos oligárquicos y dictatoriales, la polarización de los años 60, forjaron liderazgos basados en el sacrificio por una causa que, muchas veces, colocaba a la vuelta de la esquina la concreción ideal de la sociedad del ‘pan y de las rosas’”, sostiene el documento.

Pero según este sector político, el siglo XXI plantea “realidades y desafíos muy diferentes”, ya que en la actualidad “las formas de militancia y de acción política tienen poco que ver con esa ‘inminencia’ de enfrentarnos a coyunturas ‘finales’, donde por la sola voluntad todo se definiría en un sentido u otro”. Por tanto, lo que hay que preguntarse es “cuál será esa épica que sustituirá a la entrega absoluta, el sacrificio total, que desembocó en cárcel, muerte, exilio de tantos compañeros y compañeras”. Y según Rumbo de Izquierda, esa nueva épica “tendrá que ver fundamentalmente con la ética”. Por eso, se asegura que en esta nueva etapa se “deberá colocar la dimensión ética en el centro de nuestros debates”, y asumir que “el fin nunca deberá justificar los medios”. Esa dimensión ética no “se debería reducir” al aspecto, “importante, pero a todas luces insuficiente, de tener comportamientos absolutamente probos ya sea en la función pública, empresarial o sindical”, agrega el sector. En cambio, implica el “desafío” de “incorporar valores y prácticas cotidianas que contradigan en los hechos una sociedad cada vez más mercantilizada hasta en las más básicas relaciones humanas”. Practicas en las que –profundiza el sector– “el valor no sea el dinero y el consumo desenfrenado, que intenten consolidar motivaciones radicalmente nuevas para relacionarnos entre nosotros, y que nos permitan convencernos de que se puede vivir de manera más racional y humana, renunciando a esta carrera desenfrenada por adquirir ‘cosas’, la mayoría de las cuales son prescindibles y que claramente no nos acercan a la felicidad”, que es la “meta principal a la cual todos los seres humanos deberíamos abocarnos”.

Por último, el sector considera que los nuevos liderazgos que deberán promoverse en el FA “deberán estar cerca de estos objetivos”, aunque también “expresar compromiso con las causas populares” y “desarrollar las capacidades necesarias para representar un proyecto político con seriedad y rigurosidad”.