Ayer, la esquina que cruza las calles Sarandí y Colón se llenó de personas que asistían a la inauguración de la nueva sede del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) y de otros interesados, que ante el concierto de vientos que abrió el evento, se paraba a escuchar y tratar de vislumbrar qué era lo que había dado lugar a la reunión. Además de la música, el brindis, la recorrida por el edificio y el tradicional corte de cinta inaugural, diversas autoridades se refirieron a la “lucha del cooperativismo” como “vigente” y “necesaria”.

Al tomar la palabra, el presidente del Inacoop, Gustavo Bernini, recordó la promulgación de la Ley 18.407, en 2008 [cuyo artículo 186 estableció la creación del Inacoop como personería jurídica de derecho público no estatal y el desarrollo de una política pública nacional orientada al desarrollo del cooperativismo y la economía social], como “una de las pocas leyes que salieron por unanimidad en ambas cámaras”.

Desde entonces, el número de cooperativas en el país se ha más que triplicado: las agrarias pasaron de 82 a 118, las de ahorro y crédito de 67 a 95, las de seguros siguen siendo dos, las de consumo pasaron de 33 a 47, las sociales de 95 a 406, las de trabajo de 257 a 765 y las de vivienda de 581 a 2.142, y además se formaron cuatro de artistas y oficios conexos.

“De todos los modos hemos crecido tres veces”, reconoció Bernini, al considerar el incremento en infraestructura física pero también la inclusión del movimiento al sistema. “Nadie iba a pensar que el Inacoop iba a tener un edificio de tres pisos como este”, dijo, aunque también transmitió que la nueva construcción pertenece al movimiento cooperativo. “Mañana no estaremos nosotros y esto es de ustedes: pidan, úsenlo, aprópienselo”, arengó. Por otro lado, sostuvo que el movimiento cooperativo “se ha ganado un espacio” como “una pieza más para el trabajo y el desarrollo con equidad”, y reconoció la importancia de las políticas públicas en este proceso: “Las leyes son buenas o malas, favorecen o desfavorecen el desarrollo de la sociedad”, y “nunca antes el movimiento cooperativo tuvo tanta herramienta junta para usar, tanto financiamiento”.

Por su parte, el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, consideró al sistema cooperativo una “herramienta de empoderamiento” que se presenta como “esa luz que nos ilumina el camino”, en medio de un mundo en el que rige “un individualismo exacerbado”.

En tanto, la presidenta de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), Graciela Fernández, resaltó las diferentes “actividades” y “realidades” que representa el sistema cooperativo, tanto desde el punto de vista económico como social y cultural, y reconoció que los “distintos compromisos” que el movimiento cooperativo asume con la sociedad” tienen un papel “fundamental”.

Fernández también se refirió especialmente a las mujeres cooperativistas y les pidió “que no se bajen, que no dejen de ser activistas y que sigan metiendo codos como hasta ahora”, porque “aún queda por hacer”. “No tenemos compañeras en la mayoría de los consejos directivos de nuestras cooperativas, no tenemos mujeres en la dirección del Inacoop ni del Fondes [Fondo para el Desarrollo]”, resaltó. No obstante, dijo que “no es un problema de un género sino de nosotros, los cooperativistas”.

Por último, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, consideró la inauguración “un avance” que es “parte de un proceso”, y llamó a “valorarlo”, ya que “Uruguay es un caso raro en el mundo, entre otras cosas, por el desarrollo del cooperativismo”. “Esto no está sucediendo en el mundo ni en la región, sino que, por el contrario, están pasando cosas al revés, y por eso tenemos que defenderlo. No tengamos miedo a la palabra ‘ideología’”, afirmó. También consideró que el local inaugurado “no sólo simboliza un nuevo edificio al servicio del cooperativismo, sino una nueva etapa”.

Historia del cooperativismo

Sobre la peatonal Sarandí, el Inacoop aprovechó el espacio para desarrollar su exposición de la historia del cooperativismo en Uruguay, que nació a fines del siglo XIX por iniciativa de inmigrantes europeos, intelectuales, obreros, artesanos que impulsaron las primeras experiencias en el país.

​El mojón inicial se remonta a 1877, cuando nace la sociedad cooperativa de meseros y cocineros. Ya sobre principios del siglo XX se crean cooperativas de peluqueros y barberos, la sociedad cooperativa de construcción de casas, la cooperativa Unión de Obreros del Cigarrillo y la sociedad tipográfica: el diario La Voz de la Cooperativa. Dos años después se unen las cajas populares y sobre finales de esa década, obreros textiles de Juan Lacaze fundan la cooperativa de consumo La Unión, pionera en esa modalidad.

Durante los años siguientes nacen las cajas de crédito rural y los primeros sindicatos agrícolas, al tiempo que crecen y se multiplican las cooperativas de consumo. En 1935 se crea Conaprole. Seis años después se promulga la Ley 10.008 de cooperativas agrarias, y cinco años más tarde la 10.761, de sociedades cooperativas, que procura diferenciar las entidades de producción y de consumo.

Posteriormente, en la década del 60, además de crearse dos instituciones de peso como el Centro Cooperativista Uruguayo y la Federación Uruguaya de Cooperativas de Producción del Uruguay, se gestan las primeras tres cooperativas de viviendas del país y se sanciona, en 1968, la Ley Nacional de Vivienda, dando paso en 1970 a la creación de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda. Dos años después nace la Federación Uruguaya de Cooperativas de Ahorro y Crédito. ​ En 1984 se crea la Federación de Cooperativas de Vivienda por Ahorro Previo y se constituye la Mesa Nacional Intercooperativa, antesala de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), creada cuatro años después.

En 1992 se crea Seguros Uruguayos Cooperativos. En ese año también la Organización Internacional de Trabajo aprueba la Recomendación 193 sobre la promoción de las cooperativas. Una década después se funda la Cámara Uruguaya de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Capitalización.

En 2008 se aprueba la Ley 18.407, que regula la constitución y funcionamiento de las distintas modalidades cooperativas y crea el Inacoop, dando paso a la aplicación del primer censo de cooperativas a nivel nacional. En 2009 el Ministerio de Industria, Energía y Minería dispone un equipo técnico exclusivamente dedicado al diseño y ejecución de políticas de desarrollo productivo enfocadas en el sector cooperativo y en 2011 se crea el Fondes como herramienta de financiamiento para el sistema.

Homenaje

La sala del Directorio del Inacoop se llamará Miguel Cardozo, en honor al fallecido líder del movimiento cooperativista, que ayer fue recordado con largos aplausos. Cardozo presidió la Cooperativa Nacional de Ahorro y Crédito (Cofac) en su tránsito de cooperativa de segundo grado a la fusión en la Cooperativa Nacional, lideró la constitución de la Mesa Nacional Intercooperativa, integró en representación del movimiento cooperativo la primera Comisión Honoraria del Cooperativismo, presidió la Cámara de Cooperativas de Intermediación Financiera y ejerció como miembro alterno del directorio del Inacoop desde 2009.