Después de 14 días, Pablo Ferreira finalizó la huelga de hambre que estaba haciendo, instalado en una carpa en la plaza Independencia, frente a la Torre Ejecutiva. Ferreira reclamaba por la situación de su pareja, Luiggina D’Agosto, que fue despedida de Alcoholes del Uruguay (Alur) en 2016, luego de su licencia maternal. D’Agosto dijo a la diaria que Ferreira levantó la medida porque “se confirmó una mesa de diálogo y negociación con el compromiso de atender las reivindicaciones”. “De todas maneras, de no tener respuestas en 30 días, considerará retomar las medidas sumando a más compañeros. Esperemos que no se llegue a esto”, señaló la mujer.
Ferreira empezó la huelga de hambre pesando casi 98 kilos y la terminó con 82. “Llegó a tener calambres, deshidratación, baja glicemia y dolores abdominales”, indicó D’Agosto, y agregó que los médicos le están haciendo seguimiento y debe retomar la alimentación de forma moderada, con caldos y licuados por 48 horas, para luego ir incorporando sólidos de a poco.
El martes Ferreira fue visitado por el cardenal Daniel Sturla, los integrantes del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT Fernando Pereira y Óscar Andrade, y el diputado del Frente Amplio Gerardo Núñez, integrante de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Representantes, que llegó a analizar el caso de D’Agosto. Núñez dijo a la diaria que le plantearon a Ferreira que deje la huelga de hambre para que preserve su salud. “Más allá de que el elemento reivindicativo es muy importante, de nada serviría conseguir lo que se reclama y quedar con secuelas irreversibles”, señaló el diputado, y agregó que desde el gobierno “hay buena voluntad” para conseguir un espacio de diálogo que permita “estudiar alternativas”. No obstante, indicó que esto “no implica que en este momento haya una solución”.