Sobre el mediodía de ayer, la plaza Casavalle estaba completamente vacía, a no ser por algunos perros. De mañana, un operativo de seguridad en Unidad Casavalle 1 y 2 y Unidad Misiones, que incluyó 27 allanamientos y accesos autorizados a hogares en esos barrios, permitió detener a dos personas, una de ellas el presunto autor del disparo que el miércoles al mediodía terminó en el pecho de Franco, que tiene 12 años.

El niño, del barrio Tres Ombúes, estaba en la plaza acompañando a su primo, que va a la escuela que está enfrente. Tras ser operado el miércoles de tarde, sigue grave pero estable en el CTI del hospital Pereira Rossell. El fiscal Juan Gómez tomó declaración a los dos detenidos en la tarde y se esperaba que presentara un pedido formal de procesamiento hoy. La Policía tiene información que indica que una de estas personas confesó haber sido autora de por lo menos uno de los disparos, señalaron fuentes del Ministerio del Interior (MI).

Para hoy estaba previsto que los docentes de las escuelas 178 y 319, ubicadas en el predio donde además están el jardín de infantes 222, la escuela especial 248 y un CAIF, recibieran a las familias para conversar sobre lo ocurrido el miércoles. En la madrugada de ayer el MI (en coordinación con el Consejo de Educación Inicial y Primaria, el Consejo de Educación Secundaria, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, la Intendencia de Montevideo, el Municipio D, los ministerios de Desarrollo Social –Mides– y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente y el Plan Juntos) cercó los barrios, solicitando que las instituciones cerraran sus puertas y que los trabajadores no concurrieran. Las personas que entraban o salían de los límites establecidos eran registradas. El operativo terminó a las 11.00, cuando los efectivos de la Guardia Republicana se retiraron y las líneas de transporte urbano pudieron retomar sus recorridos habituales. Otras escuelas de la zona, que ayer estaban abiertas porque quedaron fuera del operativo policial, también recibieron a muy pocos niños.

Las maestras de las escuelas 178 y 319 se reunieron ayer y planificaron la actividad de hoy, cuando abran las puertas para recibir a estudiantes y familias. “Es una situación muy grave y nos impacta a todos. Y no hay una respuesta que podamos dar nosotros, tenemos que pensar en construir juntos respuestas para transformar la realidad en la que estamos”, dijo a la diaria la directora de la escuela 178, Shirley Young. “Creemos que la realidad no está dada ni determinada, sino que se construye juntos, y en eso estamos embarcados”, aseguró la docente.

Marisa Ledesma, coordinadora del Centro Cívico Luisa Cuesta, que está frente a la plaza Casavalle y al lado del jardín de infantes, comentó que el miércoles fue “un día muy complejo por todo lo que significa que el herido sea un niño, y por el horario en el que pasó”: eran las 12.50, cuando todavía salían niños del turno matutino y estaban por entrar a la escuela los que van de tarde. Apuntó que a su entender el camino es “trabajar mucho en lo colectivo, en empoderar a la gente, en que la actitud de cada uno importa. En el barrio son muchos más quienes no están vinculados a la delincuencia y sí al trabajo, pero quedan perdidos y esclavos de esta situación; son los que en estos días, después de que pasan estas cosas, no se animan a salir”.

Frontera

En el barrio los vecinos viven cotidianamente lo que informan fuentes del MI desde hace un tiempo: la calle José Martirené es la línea divisoria entre los dominios de dos bandas criminales que operan en Casavalle. Tráfico de drogas, extorsión, hurtos y rapiñas son algunos de los delitos organizados por estos grupos. El disparo que recibió el niño el miércoles al mediodía estaba dirigido a una mujer de una de las bandas, formada por un clan familiar. El presunto agresor, de 19 años y sin antecedentes penales, responde al otro grupo. Ambas bandas crecieron en los últimos meses, después de que casi desaparecieran otros dos grupos criminales entonces grandes, los Algorta y la banda de Wellington Tato Rodríguez Segade. La casi desaparición de esos grupos tiene que ver con una cantidad de homicidios que se sucedieron en los últimos años, a los que se designa como “ajustes de cuentas”.

Los vecinos cuentan que los policías de la zona no pueden hacer mucho ante las rapiñas, incluso cuando ocurren en la plaza, frente a la que está la comisaría 17. Y aseguran que cada vez prima más, por miedo, el silencio entre los vecinos, el no querer hablar ni hacer denuncias. “El barrio conoce de las movidas, de las razones, de amenazas”, comenta Ledesma, e insiste en la importancia del trabajo en colectivo. “Es difícil ir contra la fuerza que tiene la realidad concreta, lo que se vive cotidianamente. Pero es necesario pensar estrategias para empoderar a cada uno en lo que sí puede hacer, y tomar conciencia de la importancia de que se vincule con el otro, de la organización de los vecinos, de la fuerza que dan la red y la comunidad”, afirma. Cuenta que con los adolescentes que participan en el centro cívico permanentemente habla de eso. “Me paro en lo que sí se puede hacer, en que los errores son errores y tienen que servir como un aprendizaje para hacer algo diferente. En general, responden”, asegura. Esa tarea, reconoce, “es un trabajo muy de hormiga, pero por algún lado hay que empezar. En la medida en que eso se multiplique, es efectivo”.

Empoderar en derechos a los vecinos es, asegura, el objetivo principal del Centro Cívico que coordina. En el centro están el Banco de Previsión Social, el Mides, la Comuna Mujer 11 y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, se expiden partidas de nacimiento, cédulas, la Dirección Nacional de Apoyo a Personas Liberadas coordina el trabajo con ex presos, Esquinas de la Cultura ofrece talleres de hip-hop, capoeira y teatro, y funciona también Jóvenes en Red. La coordinadora afirma que después del megaoperativo de diciembre la dinámica en el barrio “había cambiado un poco, y últimamente la gente estaba participando más, saliendo a la calle. Ahora con esto se retrocede un poco, pero hay que empezar de nuevo, otra vez”.