“La Tribuna Popular titula hoy: ‘el amor que mata’”, se escuchaba por la radio de un puestito de la plaza Fabini (o del Entrevero, para todo el mundo). Eran los primeros dos versos de la canción “Andes 1206”, de Garo Arakelian, que versa sobre las últimas horas de Delmira Agustini, asesinada por su ex esposo en 1914. Mientras, una mujer ayudaba a una señora a que se atara el pañuelo violeta. Pasaban las 17.00 y ya se sentían los aprontes para la marcha por el Día Internacional de la Mujer.

En la esquina de 18 de Julio y Río Negro, un camión del PIT-CNT también se hacía sentir, con varias representantes de la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad Sexual. En la web de la central sindical, la Intersocial Feminista, que nuclea a varias organizaciones y colectivos, emitió un comunicado en el que señaló: “Paramos y vamos a la marcha porque queremos transformar las relaciones de poder que nos hacen ciudadanas de segunda clase. Porque la desigualdad produce feminización de la pobreza e injusticia social, y hace que sigamos cobrando menos dinero que los hombres aunque hagamos el mismo trabajo”. El comunicado agregaba que esa desigualdad “genera la cultura machista que produce violencia sexual, acoso, trata, prostitución forzada y violencia institucional”. También consignaba que en 2017 fueron asesinadas más de 30 mujeres y en lo que va del año ya van siete: Nazarena, Daniela, Ethel, Julia, Vanesa, Sirley y Olga.

Después de las 18.00, un mar de mujeres inundó 18 de Julio hasta donde podía alcanzar la vista. Había un caleidoscopio de formas de manifestarse y de carteles: “Feminismo o barbarie”; “disculpe la molestia, pero nos están asesinado”; “sin mujeres no hay escuela pública; por una educación feminista”; “justicia sin género es injusticia”; “aprobación de la ley integral para personas trans ya”; “de camino a casa quiero ser libre, no valiente”; “que capitalismo y patriarcado caigan juntos”; “que coger sea un placer, no una obligación ni una tortura”.

En la plaza Cagancha una pancarta gigante decía: “¿Dónde están las pibas? El Estado es responsable”, y unas muchachas de la Asociación de Danza de Uruguay cantaban: “Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”. En cambio, cerca de Ejido, y desde temprano, había integrantes del colectivo Con mis Hijos no te Metas; parados estoicamente en la vereda, sostenían un gran cartel rosado que rezaba: “Femenina sí, feminista no; violentas, no nos representan”. “Me sumo, por las mujeres que fueron abortadas por otras mujeres que se creían con más derechos”, avisaba otro cartel del mismo grupo.

Voces

Celsa Puente, directora general del Consejo de Educación Secundaria, era una de las tantas que marchaban. Señaló, en diálogo con la diaria, “la necesidad de pensar una sociedad en términos de igualdad” y de “poder deconstruir la cultura que nos marca, que es patriarcal y de subordinación de la mujer”. Agregó que hay “muy pocas voces de mujeres en el espacio político” y que esto se hace muy visible “al mirar las esferas de cargos de mayor rango y responsabilidad, aun cuando las mujeres con formación terciaria somos numéricamente mayoritarias”.

En tanto, la senadora suplente del Frente Amplio Virginia Cardozo dijo a la diaria que el mensaje de la multitudinaria marcha es que la lucha por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer “mueve gente” y “nos une”. “En este momento, cuando está en discusión quién es feminista y quién no, está buenísimo que acá estemos todos luchando por lo mismo. Y si hay gente que tiene miedo de decir que es feminista, marcha con nosotras aunque no se anime a decirlo”, señaló. Luego subrayó que si bien el debate por la participación de la mujer en la política es una bandera “muy importante”, recién había estado con mujeres del barrio Casavalle, que viven “la opresión de ser mujeres, pobres y afrodescendientes, así como la presión de no poder ni siquiera pagar el boleto para venir a la marcha y movilizarse”. “Por eso, esa es la apuesta a la militancia que tengo cotidianamente. Ojalá cuando estemos hablando de que queremos que haya mujeres en los lugares donde se toman decisiones también pensemos que queremos que todas la mujeres puedan acceder”, finalizó.

Por otra parte, la nacionalista Beatriz Argimón destacó la sensibilización de la sociedad uruguaya en torno a que “es indispensable avanzar en una sociedad con igualdad”, y subrayó que hay que hacer un trabajo “sostenido” contra la violencia de género. Además, dijo que “el otro gran tema” que hay que reivindicar es “cómo nos manejamos en el equilibrio cotidiano del trabajo no remunerado”.

Más adelante, frente a la explanada de la Intendencia de Montevideo, avanzaba a paso firme y lento un grupo de Mujeres de Negro –en el que marchaba la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz–, que atravesaba todo el ancho de la principal avenida de la capital. Mientras en la pantalla del Impo se informaba que Uruguay “es el país con el índice de asesinatos de mujeres más alto del mundo”, una mujer le explicaba a su hija pequeña, que miraba con atención: “Es la forma que tienen de manifestarse: se dan la mano, van todas juntas y no se sueltan”.