Lo que diga la mayoría que surge de la confrontación electoral, o lo que diga la mayor cantidad de gente que pueda alcanzar un consenso o pactar. Se trata de dos ideologías distintas que conforman distintos modos de gobierno: el primero, el modo “mayoritario”; el segundo, el “pluralista”.

En base a esta caracterización, Felipe Reyes Guindo compara los dos primeros gobiernos del Frente Amplio (FA), el de Tabaré Vázquez y el de José Mujica, y los discursos de los dos presidentes desde la perspectiva teórica del Análisis Crítico del Discurso (ACD). La tesis de maestría en estudios latinoamericanos, presentada a fines del año pasado en la Universidad de Granada, lleva como título “Discurso político y modos de gobierno. Uruguay: estudio y caracterización de los gobiernos del Frente Amplio a través del análisis crítico del discurso”.

El autor comienza la tesis argumentando que el modo de gobierno de la primera administración de Vázquez puede calificarse de “mayoritario” y el de Mujica de “pluralista”. Para sustentarlo menciona, por ejemplo, que Mujica le dio participación a la oposición en los directorios de las empresas públicas y que fue “más dialogante y negociador” que Vázquez, en parte porque, a diferencia del actual presidente, Mujica no era el líder indiscutido del FA cuando asumió, sino que compartía el liderazgo con otros referentes. Reyes señala que el modelo mayoritario tiende a concentrar el poder en un partido o facción, mientras que el pluralista “tiende a la disipación del poder y hace más probable la aparición de espacios coparticipativos”.

Luego, el autor caracteriza los discursos de los dos ex presidentes para analizar si se corresponden con los modos de gobierno mencionados, y concluye que lo hacen. Reyes selecciona siete discursos de cada uno de los ex presidentes, entre ellos, los de asunción y algunas entrevistas periodísticas. En primer lugar, analiza cómo ambos ejercen el liderazgo mediante el discurso. Mientras que Vázquez “aboga por el liderazgo del oficialismo”, capaz de representar al FA, que, a su vez, es la mayoría legítima, Mujica “aboga por el diálogo entre sectores”, utilizando la emotividad y la dramatización. Para Vázquez la legitimidad de las acciones del gobierno y de la presidencia surge de la voluntad mayoritaria del pueblo que votó al FA en las elecciones, mientras que para Mujica surge de los acuerdos y de la inclusión de la mayor cantidad de partidos posible. En los discursos de asunción, por ejemplo, la mención más recurrente de Mujica es al “consenso”, mientras que Vázquez centra su discurso en la importancia del desarrollo económico y de la educación. En los discursos ante el Parlamento, Vázquez usa el término “acuerdo” en cuatro ocasiones, mientras que Mujica lo usa dos veces, pero también utiliza otros términos, como “convivencia”, “colaboración”, “concertación”, “convergencia” y “negociación”, en dos ocasiones cada uno. Vázquez no menciona estos términos en su oratoria.

Por otra parte, mientras que Vázquez es partidario de delimitar competencias basándose en argumentos de autoridad –por ejemplo, dejando en claro que le compete al Ministerio de Economía y Finanzas definir el rumbo de la política económica–, Mujica prefiere diluirlas en aras del diálogo y el consenso.

Otro aspecto analizado por Reyes es quiénes se definen como “nosotros” y quiénes como “ellos” en el discurso de los dos ex presidentes ante el Parlamento. En la mayoría de las ocasiones, el “nosotros” de Tabaré Vázquez se refiere al gobierno. En el caso de José Mujica, en la mayoría de las ocasiones el “nosotros” se refiere al conjunto de los representantes de la Asamblea General. Habla de consenso y de la necesidad de convivir.

Políticas y estrategias discursivas

Reyes analiza las diferencias discursivas entre los dos ex presidentes en temas como la política económica –aspecto en el que hace el análisis ya referido de la conducción económica–, las políticas sociales y la política exterior. Señala que en lo referente a las políticas sociales es donde se percibe menos diferencias entre los discursos.

En política exterior, Reyes considera que Vázquez “concibe la integración latinoamericana en los mismos términos que los demás tratados de libre comercio internacionales”, como “una estrategia más para el desarrollo del país y el crecimiento económico”, si bien al hablar de la integración latinoamericana “emplea cierto grado de dramatización”, utilizando términos como “países hermanos” o “condición latinoamericana”. En cambio, cuando Mujica habla del Mercosur no hace las mismas asociaciones que Vázquez, centradas en los conceptos de desarrollo y crecimiento económico, sino que habla en forma recurrente de la “Patria Grande” y de la necesidad de que exista “una sola nación latinoamericana”.

En términos de estrategias discursivas, Vázquez, a diferencia de Mujica, apela a un discurso de autoridad; por ejemplo, hace referencia a su profesión de oncólogo y de médico para explicar su oposición a la despenalización del aborto y a la legalización de la marihuana. Cuando Vázquez asume su segundo período de gobierno, ya con estas leyes vigentes, fundamenta su respeto a las normas en que se trata de la voluntad de la mayoría, un argumento que para Reyes da cuenta del modo de gobierno “mayoritario”. En cambio, para Mujica el argumento de que las leyes fueron aprobadas por la mayoría del Parlamento es secundario.

Otra estrategia que utiliza Vázquez es apoyar sus dichos en evidencia. “Una particularidad de Vázquez que no vamos a encontrar en Mujica es el cuestionamiento de las críticas de la derecha basándose en su propia experiencia de contacto directo con la ciudadanía, esto es, en evidencia”, lo que vuelve sus afirmaciones más plausibles, indica el autor.