Las termas de Almirón se ubican en el departamento de Paysandú, a 80 kilómetros de la capital departamental y a cinco de Guichón. El sábado 24, al comienzo de la Semana de Turismo, el Colectivo de Vecinos de Guichón por los Bienes Naturales emitió un comunicado titulado “Ecocidio en Termas de Almirón”, en el que afirma: “El daño que ocasionan en el ecosistema del lugar los vertidos de Termas y Hotel Salinas al arroyo Guayabos son realmente preocupantes, es por eso que señalamos ecocidio. Apreciamos la situación de un productor que vive aguas abajo por el arroyo Guayabos, donde el agua tiene olor a baño y la arena está verde, no se aprecian peces que solían abundar en esa zona [y] el pozo de agua también tiene olor, este vecino está a 5 kilómetros de Termas de Almirón”. El comunicado estaba firmado por Marcelo Fagúndez y Carlos Santos, integrantes del mencionado colectivo.

Acompañaron el comunicado con fotos del arroyo Guayabos (una de ellas ilustra esta nota); con el petitorio que el grupo le entregó al subsecretario de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Jorge Rucks, el 27 de febrero, en el que detallaron cinco problemas ambientales de la zona; y con la respuesta de Rucks, del 14 de marzo, en la que les presentó el caso a los responsables de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Alejandro Nario, y de la Dirección Nacional de Aguas (Dinagua), Daniel Greif.

De los cinco problemas ambientales señalados, el que más le preocupa actualmente al colectivo es el de las termas de Almirón. En diálogo con la diaria, Fagúndez aseguró que la instalación del sofisticado hotel cuatro estrellas Salinas del Almirón Resort Termal –de la cadena Sacramento Management–, que costó 7.000.000 de dólares y fue inaugurado en agosto de 2016 dentro del predio de las termas que gestiona la Intendencia Departamental de Paysandú (IDP), agudizó la contaminación del arroyo. El vecino afirmó que ese hotel “arroja todas las aguas negras al arroyo”, mostró fotos de un caño que vierte en ese curso de agua y consideró evidente, “por el olor y el color”, que esos vertidos no tienen tratamiento, apuntando que el problema se agudizó con la reciente sequía.

El hotel comenzó a ser construido durante la gestión del intendente nacionalista Bertil Bentos; la inauguración se hizo durante la gestión del actual jefe comunal, el frenteamplista Guillermo Caraballo. Fagúndez se pregunta cómo se autorizó esta obra sin el debido sistema de saneamiento. Al presentarles el tema a los responsables de la Dinama y la Dinagua, con copia al grupo, Rucks expresó: “Entiendo que es un problema y comparto la preocupación por la contaminación que se genera, que afecta a los vecinos y a la propia actividad turística del centro termal”. Agregó que “se acordó que el primer paso es contactar a la IDP, dado que el hotel funciona bajo convenio con la Intendencia y habría que ver primero los compromisos que se han asumido en el tema del saneamiento”, y recomendó una inspección conjunta de la Dinama y la Dinagua, “luego de conocida la situación jurídica y responsabilidades de las partes involucradas”. En aquella misiva, Rucks transmitió que los vecinos habían hecho varias denuncias previas y gestiones ante la empresa constructora, la administración del hotel y la IDP, “sin que nadie se haga responsable o avance en la solución”, y que se les informaba de la existencia de proyectos pero no se veían avances.

Alejandro Leites, director de Turismo de la IDP, discrepa con el planteo de los vecinos, que a su entender no son “los vecinos”, sino “un actor político disconforme de nuestra fuerza, que fue edil [del Frente Amplio] hasta hace poco y que renunció, y que está tomando a un pequeño grupo de vecinos para una cruzada partidaria”. Negó que las aguas del hotel Salinas lleguen al arroyo sin tratamiento, y dijo en cambio que “el hotel está conectado a un sistema de cámaras sépticas, que estaba construido para los moteles [ubicados antes allí] y que es a donde se conectó el hotel. Esos vertidos van hacia el arroyo Guayabos, cosa que es así hace 40 años, desde que están las termas en funcionamiento”. Leites no comparte que el hotel, que tiene 70 habitaciones, haya hecho colapsar el sistema de tratamiento. De todos modos, anunció que la IDP tiene un convenio con el Salinas mediante el cual se cofinanciará el tratamiento de las aguas negras, y que incluye también una solución para las casas particulares que están asentadas en el mismo predio (además del hotel y el complejo termal). Añadió que las obras están en curso y que sólo falta construir la pileta de aireación, aunque reconoció que han demorado más de lo que se pensaba. Desde febrero de 2016 la IDP anuncia esta obra como solución para el problema, a la que ya en ese momento calificaba de “estructural”.

Leites asegura que los análisis de calidad de aguas del arroyo Guayabos no presentan valores anormales de coliformes fecales. Ese testimonio no coincide con el de Antonio Albieni, productor rural del establecimiento Las Nutrias, el caso mencionado por el grupo de vecinos. Albieni vive, desde hace 50 años, a cinco kilómetros aguas abajo (al norte) de las termas de Almirón. La foto en la que aparece fue tomada el 22 de marzo, cuando fueron al lugar dos técnicas de la Dinagua. En aquel momento, Albieni movió el agua para mostrar el olor que desprendía, y que lo que en la superficie se veía cristalino debajo tenía una capa espesa y con un olor similar a “cuando se revienta un pozo negro”, dijo en diálogo con la diaria. Ese olor, agregó, se siente también sin remover la arena, especialmente de mañana, cuando el arroyo “comienza a levantar vapor”. Calificó de “insólito” que un hotel cuatro estrellas no haya previsto un sistema adecuado de tratamiento, y comentó que antes de su construcción ya había tenido problemas, porque “la barométrica descargaba al costado de la vía y [lo vertido] corría para el arroyo”, pero que eso, luego de su reclamo, se solucionó. Su casa se ubica a 150 metros del arroyo Guayabos, y dijo que hay épocas del año en las que no puede tomar agua del pozo, por el olor que tiene. Cuenta que ya no hay peces como antes. Cuando “venían los rusos y pasaban redes, había cardúmenes, sábalo, bagre sapo, algún dorado, ahora no hay nada”, lamentó.

Con la mediación de Rucks, los vecinos consiguieron acordar una reunión para después de Turismo con autoridades de OSE. “Agotamos todas las instancias de trasladar estas inquietudes a la IDP, queremos que OSE nos dé respuesta; es el organismo que debe regular, administrar y controlar todo el tema de saneamiento y agua en termas de Almirón, porque es un centro poblado”, no sólo un complejo de la IDP, añadió Fagúndez.

Más por hacer

Otro de los problemas planteados por los vecinos es la situación del vertedero de Guichón. “Actualmente está incendiado y el humo llega a casas de vecinos, generando incluso problemas de salud”, transmitió Rucks a los directores de la Dinama y la Dinagua. Liliana Geninazza, directora de Descentralización de la IDP, reconoció, en diálogo con la diaria, que ese vertedero quedó relegado porque hasta ahora han tratado de solucionar ante todo los problemas que tenía el de Paysandú. Dijo que el Municipio de Guichón no cuenta con maquinaria y que la pedirán a la dirección de Vialidad.

El saneamiento de Guichón es otra de las preocupaciones del colectivo. Sus piletas de decantación no funcionan desde “hace años”, “las aguas servidas van por la cuneta” y el sangrador termina en el arroyo Santa Ana, afluente del río Queguay, aguas arriba del área protegida Montes del Queguay, señalaba Rucks en su carta. Sobre este punto, el subsecretario se comprometió a pedirle información a OSE; para solucionar los tres problemas recomendó la visita conjunta de la Dinama y la Dinagua.