“No hemos recibido pruebas de vida y, lamentablemente, tenemos confirmación de que nuestros compatriotas han sido asesinados”. Con esas palabras el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, confirmó hace unas horas el fallecimiento de los tres trabajadores de El Comercio secuestrados hace dos semanas.

El periodista Javier Ortega, de 32 años, el fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el chofer Efraín Segarra, de 60, habían viajado hace dos semanas a una zona de la frontera entre Ecuador y Colombia para informar sobre las operaciones de droga y la inseguridad en esa zona. Allí fueron secuestrados, según los gobiernos de ambos países, por el Frente Oliver Sinisterra, una agrupación de ex integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que se negaron a desmovilizarse con la firma de los acuerdos de paz.

El jueves trascendió en redes sociales un presunto comunicado de ese frente informando que los tres rehenes habían muerto durante una operación de rescate conjunta de Ecuador y Colombia. Moreno, que había viajado a Lima para participar en la Cumbre de las Américas, regresó a su país y en una conferencia les dio a los secuestradores 12 horas para presentar pruebas de vida. No sólo nunca llegaron, sino que horas después trascendieron unas imágenes en las que aparecían los cuerpos de los tres rehenes.