En el mismo día que se inauguró la embajada de Estados Unidos en Jerusalén se registraron más de 50 muertos en la represión por parte del Ejército israelí contra la Gran Marcha del Retorno, una serie de protestas de ciudadanos palestinos realizadas en la frontera entre Gaza e Israel para reclamar el regreso a las tierras que ocupaban antes de la fundación del Estado hebreo. Fuentes de la diplomacia estadounidense reconocieron que hubo un “error de cálculo” de su parte, ya que “nuestro plan era que con esta maniobra hubiera muchos muertos en Jerusalén, no en Gaza. De todas maneras, podríamos decir que los principales objetivos están cumplidos”. El gobierno de Israel justifica la represión contra las protestas asegurando que son “una amenaza para la seguridad” del país. Es por esto que planean construir un gran muro que impida cualquier tipo de ingreso terrestre a suelo israelí desde Gaza. Una fuente de Tel Aviv adelantó que el muro fronterizo “tendrá un sistema de rueditas en su base que le permitan desplazarse con libertad”. “Construir este muro no nos hace felices ni nada por el estilo. Por eso no nos gustaría tener que repetir la experiencia si un día hay que tirarlo abajo y construir otro porque llegamos a la conclusión de que las fronteras actuales no son las que corresponden y en realidad preferiríamos tener otras”. Con respecto al costo de este sistema, la fuente aseguró que no es tan alto “ya que el muro se desplazaría solamente hacia el interior de Gaza, no al revés”.