Durante los primeros días del Mundial de Rusia 2018 se divulgaron varios videos de hinchas extranjeros que abordaban a mujeres rusas y las engañaban para que hicieran comentarios en español con contenido sexual. Autoridades rusas hicieron una autocrítica por considerar que “fallaron los controles”. “A la hora de rechazar solicitudes de ingreso, solamente nos basamos en si la persona tenía antecedentes violentos. Lo que tendríamos que haber hecho es un test de coeficiente intelectual, para asegurarnos de que la edad mental del solicitante equivalía a su edad real, o por lo menos estaba cinco años atrasada, pero no 25”, declaró un vocero de la Policía rusa. Además de los 30 casos de sexismo que se registraron, hubo 15 episodios de periodistas mujeres que sufrieron algún tipo de acoso sexual. El presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció que ese tipo de agresiones “preocupan a nuestro gobierno, y vamos a hacer todo lo posible para que no se repitan en eventos futuros”. De todas maneras, opinó que estos episodios “podrían haber sido más graves”. “Ninguno de ellos involucró a hombres homosexuales, por lo que, más allá de que fueron negativos, no constituyeron un ejemplo peligroso para la infancia. Lo importante es que los niños rusos aprendan que faltarle el respeto a una mujer con bromas sexuales de mal gusto es un error, pero hacer eso mismo con un hombre es lisa y llanamente inaceptable y no pueden existir comportamientos de este tipo en nuestro país”.