La divulgación de una investigación de la Corte Suprema de Pensilvania, Estados Unidos, que documenta centenares de casos de abuso sexual infantil en el seno de la iglesia católica de este estado, provocó un cimbronazo en el Vaticano. “Es difícil criticar los manuales de educación sexual que se reparten cada vez con más frecuencia en las escuelas de todo el mundo si, siendo objetivos, el principal problema que tienen es que no incluyen un capítulo en el que se explique a los menores que tienen que mantenerse lo más alejados posibles de cualquier sacerdote católico”, aseguró una fuente de la Santa Sede. Si bien en el comunicado oficial del Vaticano se afirma que la inmensa mayoría de los casos son anteriores al año 2000, algo que demostraría que las medidas implementadas para prevenir estas situaciones están dando resultados, varios cardenales reconocieron a nivel extraoficial que las revelaciones confirman que es necesario concretar un proyecto que se viene manejando desde hace tiempo: inaugurar una iglesia en el infierno. “Tenemos que tener en cuenta que muchos de estos sacerdotes no fueron excomulgados, así que no podemos negarles el derecho de tener una iglesia para ir a rezar en el lugar en el que viven”, aseguró un cardenal. Y si bien reconoció que en principio parecería “poco razonable” que alguien que está en el infierno quiera mantener las prácticas de la iglesia, también aseguró que “es bastante difícil entender cómo un pedófilo consumado puede seguir oficiando misa, y sin embargo hay miles de casos”.