Sistema financiero y cambio social

El peso del sistema financiero y de sus lógicas en la economía y la intensa concentración de capital que caracteriza a esta etapa marcan una nueva fase del capitalismo. ¿En qué medida el crecimiento de las finanzas y el predominio de la lógica financiera profundizan los fenómenos de concentración de la riqueza y generan nuevas elites? ¿Es posible pensar en mecanismos de inclusión en este contexto? ¿Es posible pensar en finanzas alternativas? ¿Qué rol juegan los estados, cada vez más jaqueados ante poderes ajenos a la deliberación democrática? Este mes, Dínamo buscará responder algunas de estas preguntas.

***

En su libro Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global, Saskia Sassen (2015) desarrolla la tesis de que el capitalismo en su escala global ha generado una nueva lógica de expulsión. Esta reconocida socióloga, estudiosa de la globalización, las migraciones internacionales y las grandes urbes, señala que en los últimos 30 años ha aumentado de forma extraordinaria el fenómeno de la expulsión generada tanto por decisiones simples como por otras muy complejas. En algunos casos se construyeron mecanismos sofisticados, con largas cadenas de transacciones que culminan en expulsiones. “La complejidad creciente de los instrumentos financieros, producida por la creatividad de investigadores brillantes y la aplicación de modelos matemáticos avanzados”, es una demostración de que ello termina generando una “brutalidad primaria”, sostiene Sassen.

Los ejemplos paradigmáticos son una forma clásica de exponer una teoría. Dentro del concepto de expulsiones Sassen incluye desde las hipotecas subprime, que dejan a millones de personas sin hogar, hasta las políticas de austeridad que contraen las economías. Desde la compra masiva de tierras en algunos países por parte de otros estados hasta los millones de desplazados que terminan en campos de refugiados, la reclusión masiva de determinados grupos en cárceles o guetos o las políticas de destrucción ambiental, como las técnicas de minería que transforman los suelos en tierra muerta. Estos fenómenos tienen en común que son agudos y se producen a escalas mucho mayores que en el pasado. Pueden incluso coexistir con períodos de crecimiento económico.

Estos procesos están vinculados al peso creciente de las finanzas, que actúa como catalizador esencial, promoviendo una concentración extrema del poder y de la riqueza, y que conduce a la creación de elites cuya formación es depredadora (Sassen, 2015: 26). Los déficits del Estado y la deuda pública aumentan en la última década, pero al mismo tiempo crecen los beneficios y la riqueza de las empresas. Se constatan complejos mecanismos de evasión fiscal, falta de transparencia y escasos instrumentos para hacer cumplir la legislación fiscal.

Por otro lado, el deterioro de la calidad de la tierra, el agua y el aire ha determinado el desplazamiento de 800 millones de personas en todo el mundo (Sassen, 2015). En 2011, 42,5 millones de personas fueron desplazadas en todo el mundo y 15,2 millones tuvieron que buscar refugio. Sassen habla de la expulsión masiva de poblaciones enteras de los países en desarrollo.

El crecimiento de la población carcelaria es asimismo un factor de expulsión de la mano de obra excedentaria para el capitalismo avanzado, y llega a cifras muy altas en países como Estados Unidos.

El poder de las finanzas promueve la titularización de un inmueble, un bien o una deuda que lo inserta en un circuito financiero donde se convierte en móvil, para poder ser comprado y vendido indefinidamente en mercados de todo el mundo estimulando lógicas especulativas (Sassen, 2015).

En lugar de regular el capital financiero y evitar la evasión fiscal, los organismos internacionales operaron para acotar el espacio de intervención de los estados, facilitar la compra de tierras por parte de empresas y gobiernos de países desarrollados, reducir las clases medias, empobrecer aun más a sectores de la población y afectar profundamente el medioambiente.

Este crecimiento sobredimensionado de las finanzas se traduce en un predominio de la lógica financiera sobre toda la economía junto con un agotamiento del potencial de incremento de la economía real. Como todos estos fenómenos, este proceso opera a gran escala: los países donde los activos financieros superan al Producto Interno Bruto (PIB) se duplicaron entre 1990 y 2006, y en Estados Unidos llegan a 450% del PIB. Por eso las crisis del sector financiero golpean fuertemente a muchos sectores. La crisis de 2008 fue la más importante; la globalización la extendió rápidamente a todo el planeta y terminó afectando la economía real, ante la inoperancia y la debilidad de los estados, de los organismos internacionales y de la legislación regulatoria.

El concepto de “expulsiones” va más allá de las ideas de desigualdad creciente que han venido sosteniendo varios autores para caracterizar al capitalismo contemporáneo. Las mayores capacidades técnicas y la globalización del capital generaron dimensiones sustantivamente superiores de estos procesos. Sassen afirma que estos casos son manifestaciones de una dinámica profunda del sistema, una “tendencia subterránea” que es difícil de percibir.

Este capitalismo avanzado y globalizado reinventó sus mecanismos de acumulación primitiva, con operaciones especializadas y complejas, crecimiento desmedido del sector financiero y uso masivo de la subcontratación por las empresas.

La idea central de Sassen es que el pasaje del keynesianismo al capitalismo globalizado con sus desregulaciones y privatizaciones significó el cambio de una dinámica que atraía a la gente hacia adentro del sistema a una que la expulsa.

La reflexión de Sassen apunta a vincular un conjunto diverso de fenómenos de gran impacto local con una tendencia subterránea del capitalismo globalizado en esta etapa. Como tal aporta en forma significativa al conocimiento de estos procesos que se desarrollan en el borde del sistema y a la denuncia de estos. Los fenómenos extremos le sirven para analizar otras formas más amplias y menos perceptibles de expulsión. La búsqueda del beneficio sin límites, el crecimiento desproporcionado del sector financiero, la indiferencia hacia el medioambiente, el fortalecimiento de las empresas globales y la afectación de la democracia local son algunos de estos procesos.