Murió el domingo, a los 70 años, el poeta peruano Tulio Mora, integrante del grupo Hora Zero. Pocos días antes se había presentado en España una reedición de su libro Cementerio general, publicado por primera vez hace 30 años.

La Casa de la Literatura Peruana confirmó el deceso mediante un tuit que decía: “El poeta Tulio Mora nos ha dejado. Su cuerpo ha partido, mas su obra poética y sus palabras quedan con nosotros”.

Mora nació en la ciudad andina de Huancayo, en la provincia del mismo nombre, el 15 de febrero de 1948. Estudió literatura en Lima, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Miembro del movimiento Hora Zero, fundado por los poetas Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz e integrado también por Manuel Morales y Enrique Verástegui, Tulio Mora publicó su primer libro, Mitología, en 1977. Años después, en 2001, la crítica colombiana Consuelo Hernández diría de ese texto inaugural que es “un poema integral, tal como lo entendió Hora Zero, es decir recoge un registro colectivo de voces: yo, el otro y el nosotros. Todas las individualidades convergen, combinan y se amalgaman en una formulación poética polidimensional, en la que el verso sirve de vehículo a temas narrativos y, en ocasiones, a un tema argumentativo que lo acerca al ensayo, lo audiovisual y lo periodístico”. Luego vendrían libros como Oración frente a un plato de col y otros poemas (1985), Zoología prestada (1987), Cementerio General (1994), País interior (1994), Simulación de la máscara (2006), Ángeles detrás de la lluvia (2009) y Aquí sobra la eternidad (2013), todos ellos de poesía, pero Mora dedicó buena parte de su trabajo intelectual a registrar la historia y la teoría del movimiento Hora Zero, que sirvió de inspiración nada menos que a los infrarrealistas mexicanos, según admitía Roberto Bolaño en un texto dedicado a Jorge Pimentel y recogido en el volumen A la intemperie, publicado este año por Alfaguara. “En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte”, decía Bolaño.

En 2009, en el libro Hora Zero: los broches mayores del sonido, Mora repasaba a lo largo de casi 700 páginas la obra de los poetas vinculados al movimiento.