(Hoy es 30 de octubre. Faltan 25 días para la segunda vuelta).

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

Por momentos parece que las campañas con miras al balotaje se desarrollaran sin tener en cuenta los datos aportados por la votación del domingo pasado. Es comprensible que Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou traten de no mostrar nada parecido a un flanco débil, y que destaquen ante todo lo que resulta favorable a sus intereses, pero resulta llamativo que no reconozcan algunas realidades evidentes.

Parece que el oficialismo no le asignara mucha importancia al hecho de que esta vez la ciudadanía no le otorgó mayoría parlamentaria. Perdió unos 170.000 votos, y esto tiene significados políticos. El análisis de las causas puede surgir de un proceso de revisión autocrítica en el que, por motivos obvios, no es pertinente que el Frente Amplio (FA) se sumerja ahora. Pero las consecuencias son ineludibles: Martínez, que sigue en carrera por la presidencia, no puede eludir las preguntas sobre cómo asume lo que decidieron los votantes al elegir el próximo Parlamento. O sea, si ve en la nueva realidad algún mensaje de importancia, y cómo se propone, con este panorama, gobernar si le toca esa responsabilidad.

Sin embargo, en el FA se consolida un discurso que apuesta a la “independencia” de cada elector, más allá de lo que negocie Lacalle Pou con “jefes” partidarios, y enfatiza la contraposición de proyectos. Son criterios respetables con miras al día del balotaje, pero dejan en veremos “la mañana siguiente”, que el general Liber Seregni recomendaba tener siempre muy en cuenta.

A su vez, Lacalle Pou y los principales dirigentes del Partido Colorado (PC) insisten en un relato construido -sobre todo por el candidato nacionalista y Julio María Sanguinetti- antes del 27 de este mes: el que dice que estamos eligiendo entre el oficialismo y una coalición de gobierno “multicolor” encabezada por el Partido Nacional (PN), que dejaría al FA como una minoría aislada. Sin embargo, sucede que la votación en la primera vuelta le dio a Cabildo Abierto tres senadores y once diputados, y que por lo tanto esa coalición deseada sólo será viable si la integra el partido de Guido Manini Ríos. Sucede también que Manini ha manifestado con claridad, antes de la primera vuelta y también después, su alineamiento contra el oficialismo en el balotaje, pero no su disposición a formar parte de una coalición de gobierno formal junto con el PN y el PC. En otras palabras, no muestra el menor interés en cambiar la imagen que tienen de él sus seguidores (la de un salvador de la patria, que irrumpe desde fuera del sistema partidario para ponerle fin al “relajo”) por la de un político más.

Pese a estos datos de la realidad, también ineludibles, los principales dirigentes nacionalistas y colorados siguen hablando como si tuvieran al alcance de sus manos el acuerdo para una futura coalición de gobierno con mayoría parlamentaria propia, y se niegan expresamente a discutir, antes del 24 de noviembre, la posibilidad de algún entendimiento con el FA en los próximos cinco años.

Hasta mañana.