Cayó una bomba al río y los furiosos círculos concéntricos despertaron al mundillo de “la cultura”: el diario El País dedicó su título principal a anunciar que “El FA destina menos recursos a la cultura que antes de 2002”. La fuente, insospechable, sería una investigación del Claeh... La verdad, de seguir siendo revolucionaria a esta edad, ¿qué diría?

Como coeditor (junto con Luis Mardones) del dossier de cultura de la edición 107 de Cuadernos del Claeh, la primera revista arbitrada de ciencias sociales del país, y como vocero del equipo de campaña de Daniel Martínez, tengo alguna cosa que decir.

La nota, de los periodistas Adela Dubra y Carlos Tapia, publicada en la sección Qué Pasa, estaba titulada de forma similar y en la bajada decía: “Un informe publicado por el Claeh advierte que el gobierno del Frente Amplio (FA) destina para la cultura menos fondos que antes de la crisis de 2002”. En los círculos concéntricos más cercanos al gobierno se preguntaban: ¿cómo puede ser? Tiene que estar mal...

El informe en cuestión es un artículo académico firmado por el sociólogo Hernán Cabrera, que hoy trabaja en la Dirección de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), pero antes fue responsable de la circulación artística en la Dirección Nacional de Cultura (DNC) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

El martes 8, una nota de Alejandro Denes, coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales de la DNC y publicada por La República, trajo algo de tranquilidad a esos círculos. El título destaca que “el presupuesto en cultura del MEC se quintuplicó entre 2002 y 2018”.

El miércoles 9, Cabrera hizo una ampliación en la diaria de los contenidos del artículo, reafirmando la validez de sus números pero sosteniendo que las transformaciones realizadas por los gobiernos del FA “no aceptan discusión: la diferencia es abismal”.

Ante esto se pueden plantear varias preguntas: ¿es cierto que el FA invirtió menos en cultura que los gobiernos de blancos y colorados?; ¿por qué un funcionario identificado con el FA hace –y presenta para su publicación– una investigación que permitiría a la oposición sacar partido contra el gobierno?; ¿por qué dos ex jerarcas del MEC en tiempos frenteamplistas avalan la publicación de algo que potencialmente podría perjudicar la imagen de su gobierno?

Cabrera escribió, como académico y profesional, un artículo que recorta el tema de análisis al gasto en cultura apenas a lo asignado a algunas unidades del MEC dentro del Presupuesto nacional, y no a todo lo invertido en el área en el período estudiado. Quedan afuera otras unidades que ampliaron su participación en el gasto cultural que no correspondía sumar (porque el objetivo de la investigación era ver qué pasó en las unidades ejecutoras 1, 3, 4, 6, 7, 8, 10, 15, 16 y 24, y no en otras áreas). Deja afuera algunas cosas que se crearon en los gobiernos del FA o que crecieron exponencialmente durante estos años, como el Fideicomiso del SODRE, los Fondos de Incentivo, Transforma Uruguay, la Agencia Nacional de Desarrollo, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, los Fondos de Desarrollo del Interior de la OPP, las Agendas Municipales de Cultura de la OPP.

Tomando toda la información disponible, un periodista de investigación debería haber llegado a la conclusión de que el Frente Amplio invirtió en cultura mucho más que ningún otro gobierno en el último medio siglo.

¿Por qué Cabrera escribió sobre este tema y por qué eligió el recorte que eligió? Porque se trataba de aportar datos para entender el funcionamiento del MEC y sus asignaciones presupuestales, y porque investigando solo no podría abarcar más. Fue una decisión académica a la que se atuvo.

Cabrera presentó su artículo académico y los editores lo entregaron para su consideración a dos árbitros desconocidos para el autor. Una vez aprobadas las observaciones de estos, el artículo quedó pronto para su publicación, como corresponde a la tradición de Cuadernos.

Tomando toda la información disponible, un periodista de investigación (y su editor, encargado de controlar la calidad del producto) debería haber llegado a la conclusión de que el FA invirtió en cultura mucho más que ningún otro gobierno en el último medio siglo. El título engaña a sus lectores y, de contrabando (o no), intenta beneficiar a la oposición política y a los propietarios del diario.

Respondidas las preguntas respecto de si era verdad que el FA invirtió menos que otros en cultura, falta preguntarse por qué dos frenteamplistas permitieron que una nota potencialmente dañina para su fuerza política “se les escapara”.

Luis Mardones y yo nos conocimos en la militancia clandestina contra la dictadura a fines de la década de 1970, pero en el primer semestre de 2018 estábamos trabajando para el dossier de cultura de una revista académica y, por lo tanto, se esperaba de nosotros una actitud no partidaria. Nada más justo que mirar el mundo sin prejuicios y publicar los resultados de las investigaciones disponibles. La de Cabrera nos pareció buena y la entregamos para su consideración a evaluadores con conocimiento en economía y cultura. Cuando Luis y yo nos conocimos, se decía que sólo la verdad es revolucionaria, que sólo entendiendo y describiendo el mundo de forma correcta se lo puede cambiar. Esa es una de las cosas que, a pesar de la caída de los muros y los grandes relatos, se mantuvo firme para ambos.

Llegado este punto, conviene preguntarse si quienes estuvieron vinculados con la publicación de El País tuvieron la misma actitud crítica y la misma honestidad intelectual. Los datos estaban a la vista de quien quisiera saber y de quien quisiera informar. Y el título miente, por liviandad de análisis o por decisión política.

Por otra parte, si suponemos que todo lo antedicho no es cierto y si imaginamos por un momento que los gobiernos de antes tuvieron más dinero asignado o disponible que los del FA en cultura, una pregunta pertinente podría ser qué hicieron con la plata.

Roberto Elissalde es vocero de la candidatura de Daniel Martínez en temas relacionados con la cultura.