El 18 de diciembre de 1929, meses después de que falleciera José Batlle y Ordóñez, pocas semanas antes de que se empezara a construir un estadio para albergar al primer Mundial de fútbol en el por entonces Parque de Los Aliados, y mientras, allá en el norte, un británico llamado Alexander Fleming andaba investigando qué onda eso de la penicilina, por acá se creaba el Servicio Oficial de Difusión Radio Eléctrica, mejor conocido como SODRE, por iniciativa del Consejo Nacional de Administración, que estaba presidido por Baltasar Brum. Su objetivo inicial fue transmitir espectáculos o audiciones artísticas, científicas, informativas, y su buque insignia fue la radio, como su nombre lo indicaba (hoy la sigla significa Servicio Oficial de Difusión, Representaciones y Espectáculos). En abril de 1930 fue la primera emisión de Radio Clásica (CX 6), encargada de difundir música culta y lírica, a la que se sumarían CX 26 (hoy Radio Uruguay), para la información y el periodismo, y CX 38 (actual Emisora del Sur), para la divulgación de música vernácula. Luego llegarían los cuerpos estables, siendo el primero nada menos que la Orquesta Sinfónica del SODRE (OSSODRE), en 1931.

“Que el país tenga un centro cultural como el SODRE es sumamente importante, porque ha cumplido una función muy destacada en el ámbito de la cultura y del arte. En la actualidad está en una situación de excelencia por el funcionamiento de todos los cuerpos estables, que están desempeñándose muy bien con sus directores. Además, desde lo edilicio y administrativo también estamos en una situación realmente destacada”, señala Doreen Ibarra, actual presidente de la institución. El jerarca agrega que desde que asumió el cargo, a fines de 2016, se propusieron varios objetivos que se están cumpliendo. Uno de ellos es “la descentralización y la democratización”, lo que implica que los elencos de la institución circulen “permanentemente” por el interior del país, y también que en los cuerpos estables, sobre todo en el ballet, “haya cada vez más uruguayos”.

“Además, acabamos de designar nada menos que a la exquisita bailarina María Noel Riccetto para que dirija el área de ballet de las escuelas de formación artística. Eso asegura mantener la técnica del ballet profesional, y en muy poco tiempo van a seguir egresando chicos y chicas de la escuela para bailar profesionalmente”, señaló. También destacó el programa Un Niño, un Instrumento y la Orquesta Juvenil, de la que están saliendo varios músicos para insertarse en la OSSODRE. Por último, Ibarra indicó que la institución tiene una “administración absolutamente transparente”, y que si bien siembre existen limitaciones en el presupuesto, están convencidos de que el dinero volcado en la cultura “no es un gasto, sino una inversión en beneficio de la gente”.

Incendio y dictadura

El Auditorio del SODRE tiene una historia tristemente célebre, al margen de los 90 años de la institución, porque durante 38 años no existió como tal: el sábado 18 de setiembre de 1971 ardió en llamas, y recién en 2009 se terminó de construir uno nuevo. La demora tuvo varios culpables –la dictadura, la falta de recursos, etcétera–, y en ese largo período los cuerpos estables se presentaron en distintas salas estatales –como el Teatro Solís–. Ibarra recuerda que durante el incendio mucha gente recogió las partituras que caían a la calle, que eran tiradas por los bomberos desde la sala de archivos, en la que había un importante foco ígneo, y gracias a esos voluntarios hoy todavía resisten varias viejas partituras, cómodamente guardadas en la biblioteca de la institución.

Aquella fatídica mañana, los que rescataban las partituras no sólo las salvaban del fuego, sino también del agua, ya que llovía. Uno de esos salvadores, que en ese momento tenía 15 años, era el músico y compositor Fernando Condon, un asiduo concurrente a los conciertos que se daban cita permanentemente en Mercedes y Andes. Todavía recuerda esa mañana de 1971, ya que tres años después ingresó al SODRE como ayudante de archivista, manejando algunas de las partituras que ayudó a salvar, y recién se fue de esa institución en 2016, ya jubilado como archivista titular, luego de pasar por casi todos los cargos posibles (como la dirección musical).

“Básicamente, al SODRE le debo todo lo que soy como compositor, director, y tal vez un poco como gestor, porque en 2005 integré, junto con Nelly Goitiño y Cristina Fernández, el Consejo Directivo, que es la autoridad máxima dentro de la institución. En muchos aspectos fueron años muy intensos, y en otros, muy desgastantes y frustrantes. Lo más significativo fue la conclusión de la obra del Auditorio”, subraya Condon.

El músico destaca que tuvo “la suerte” de estar en los últimos años de esplendor artístico del SODRE de la década de 1970, hasta 1978, cuando venían grandes directores, como el estadounidense Howard Mitchell, que para él fue “el más emblemático” de los visitantes, ya que aprendió mucho de él, no formalmente, sino “en esas conversaciones informales que a veces son mucho más profundas y productivas que una clase de 40 minutos”. Condon indica que la dictadura no fue tan nefasta para el SODRE como lo fue para todo lo demás, y que, si bien no era “un paraíso”, tampoco “sufrieron”. De todos modos, señala que el régimen cívico-militar tuvo una consecuencia “muy compleja” para la institución, producto de la “emigración de grandes músicos uruguayos que poblaron las orquestas del mundo”. “Podríamos armar una orquesta de primer nivel con gente que estaba exiliada desde principios de los 70. Había un montón de músicos de grandísimo nivel que habían tenido que emigrar por razones políticas”, subraya.

Democracia y después

Condon recuerda que en la OSSODRE hubo vaivenes a lo largo de los años, con momentos no muy buenos desde el punto de vista artístico, pero también con puntos muy altos. Como ejemplo, menciona el período entre 1986 y 1990, cuando Adair Machado, que era director artístico, “elevó la orquesta a niveles realmente significativos”. “Después vino todo un período de recomposición. En 1995, con la asunción de la doctora Adela Reta como presidenta del SODRE, se reactivaron las obras que finalmente se terminaron, también gracias a otra gran presidenta como Nelly Goitiño. La obra finalizó en 2009, pero, lamentablemente, ninguna de las dos pudo disfrutar de toda la fuerza y toda la energía que pusieron para que esa obra pudiera ser la realidad que es hoy, diez años después de su inauguración”, señala. El compositor agrega que los momentos de crisis no sólo pasaron por lo artístico, sino también por lo económico, principalmente por la problemática del “pluriempleo”. “El hecho de tener que trabajar en dos orquestas porque, si no, no llegás, te genera una sobrecarga que no es la mejor situación, pero no hay una solución para ese tema”, asegura.

En cuanto a los lindos momentos, Condon recuerda cuando la OSSODRE homenajeó a quien él considera “el mejor compositor del siglo XX”, no sólo de Uruguay, sino también de toda América Latina: Héctor Tosar. El 18 de julio de 1998, cuando el pianista y compositor cumplió 75 años, se realizó un concierto monográfico dedicado a él, en el Solís, con cuatro de sus obras. “Me dijeron que estaba loco, que no iba a ir nadie”, recuerda Condon, pero le erraron. También recuerda cuando en 1996 hicieron tres funciones del ballet El cascanueces en el Palacio Peñarol. “Hoy el ballet del SODRE está en una situación de alto privilegio, pero en aquellos momentos había que pelearla. De todos modos, la convocatoria existía si lo que se ofrecía era de calidad. Fue un hito que guardo como un muy lindo recuerdo”, remata.

Desde Yo-Yo Ma hasta Tomatito

El escritor y periodista Fernando Butazzoni fue presidente del SODRE durante tres años, y comenzó el 1º de marzo de 2010, cuando el recién estrenado Auditorio Adela Reta no había hospedado más de tres funciones. “Era la sala principal y poco más. Entonces, hubo muchos desafíos: estructurar, reformular y potenciar los cuerpos estables, profesionalizar y lanzar de nuevo el ballet, y llevar el SODRE a todo el país para cumplir el mandato legal de que fuera una institución de alcance nacional”, señala. Agrega que es “una alegría” que hoy el SODRE siga adelante como institución, que se haya fortalecido y que sea “un patrimonio importante, compartido prácticamente por todos los uruguayos”.

En cuanto a la demora para finalizar el edificio, Butazzoni señala que hubo una combinación de factores, empezando por las dificultades económicas y terminando con la “falta de interés” de las autoridades a lo largo de los años. “Los políticos uruguayos no han demostrado especial sensibilidad hacia la cultura. Entonces, al no tener una visión estratégica definida sobre el problema, no se le prestaba demasiada atención a un déficit de la ciudad y del país, que era tener una institución cultural muy potente para determinadas acciones que sólo ella podía cumplir, como el ballet, la ópera, las escuelas de arte lírico, de ballet, de danzas tradicionales, etcétera; todo eso estaba muy postergado, pero hoy, por suerte, está muy potenciado”, señala.

El escritor sostiene que el gobierno del Frente Amplio (FA) tuvo más interés por la cultura que los anteriores, y la prueba es que destinó “recursos y herramientas administrativas y legales” para potenciarla. Es más, cree que si el FA no hubiera tenido “esa sensibilidad” en materia de cultura, “ni siquiera se hubiera terminado el Auditorio, porque había que destinar dinero, conseguir acuerdos internacionales y mover un montón de palancas desde el punto de vista institucional”. “Y después había que jugársela y arriesgarse, porque había que llenarlo de gente, y no con el payaso Piñón Fijo, sino con espectáculos de alto nivel. Entonces, estuvieron desde Yo-Yo Ma hasta Tomatito, además del ballet y la ópera, con espectáculos que antes era muy difícil traer a Uruguay, justamente, por las dificultades locativas. Porque si bien el Solís es un teatro extraordinario, tiene una capacidad muy limitada, entonces, hay espectáculos que no tienen rentabilidad posible”, finaliza Butazzoni.

De fiesta

Los festejos por las nueve décadas del SODRE serán mañana tanto en el Auditorio Nelly Goitiño como en el Adela Reta, con todos los cuerpos estables de la institución (la programación se puede consultar en www.auditorio.com.uy). El presidente actual, Doreen Ibarra, recomienda el espectáculo que tendrá lugar a las 20.00 en la sala Fabini –la principal del Auditorio Adela Reta–: el Ballet Nacional del SODRE interpretará Zitarrosa en todos, una obra con música de don Alfredo, y luego la OSSODRE y el Coro Nacional de la institución se despacharán con el cuarto movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven.