Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

Ayer se confirmó lo que era evidente: ganó Luis Lacalle Pou. Sus simpatizantes comenzaron a festejar en seguida, y se reunirán hoy, a las 18.30, en la rambla de Montevideo a la altura de Kibón.

Mientras tanto, comienzan a jugarse las dos partidas simultáneas que deberá atender el próximo presidente. Por un lado, con sus socios en la coalición que lo apoyó; por otro, con la oposición partidaria y social. En la primera, sigue centrado en la definición de los principales cargos de su futuro equipo de gobierno, antes de discutir el ya famoso -pero aún no redactado- proyecto de ley de urgente consideración que quiere enviar al Parlamento.

Hay algunos forcejeos no resueltos entre el Partido Colorado y Cabildo Abierto, por posiciones que ambos desean, y queda por definir a quién le corresponderán varias responsabilidades de importancia, pero está claro que lo más importante no serán los nombres sino las líneas de trabajo, cuando termine el tiempo de las promesas y comience el de las acciones. De todos modos, hay casos en los que será relevante quién es la persona o qué representa.

Por ejemplo, parece muy probable que Jorge Larrañaga quede a cargo del Ministerio del Interior, y puede jugarle en contra que su principal tema de campaña haya sido el proyecto de reforma constitucional que incluía la creación de una Guardia Nacional integrada por militares, dependiente del Ministerio de Defensa: esa propuesta implicaba un cuestionamiento a la capacidad de quienes serían a partir de marzo sus subordinados.

Desde el punto de vista simbólico, puede ser muy significativo que se le asignen -como quiere Guido Manini Ríos- responsabilidades de importancia en el Ministerio de Desarrollo Social a una figura de Cabildo Abierto (CA), el partido cuyo perfil está más claramente contrapuesto a la “agenda de derechos” impulsada durante los gobiernos del Frente Amplio (FA).

En cuanto a las relaciones con el actual oficialismo, el panorama está lejos de despejarse. Ocurre que el FA todavía no ha empezado una discusión interna formal, que entre otras cosas deberá establecer rumbos de acción ante el próximo gobierno, y la definición de interlocutores con él. Por lo tanto, aunque Lacalle Pou tuviera las mejores intenciones imaginables de lograr entendimientos con los frenteamplistas, por ahora no sabe con quién tiene que hablar para obtener compromisos valederos, y quien hable con él hoy carecerá de lineamientos colectivos para una negociación.

Además, para el nacionalista será muy delicado el equilibrio entre las relaciones con la oposición frenteamplista y con Manini Ríos. Ya hay en el FA quienes dicen que es preciso ofrecerle a Lacalle Pou colaboración, para que no quede en manos del ex comandante en jefe del Ejército, pero aun si esta posición predominara, estaría por verse si el presidente electo piensa que eso es lo más conveniente. Y si así fuera, hay que considerar que el objetivo de Manini es seguir acumulando, y que quizá le interese quedar, en algunos temas, enfrentado al conjunto del “viejo sistema” en el que irrumpió con promesas de salvación.

Ahora sí se terminó esta serie de apuntes. Nos reencontraremos pronto en otro formato.