Un puñado de personas lo esperaban con ansiedad y entusiasmo en el centro de Ombúes de Lavalle, Colonia, donde hay un comité de base del Frente Amplio (FA). El candidato de esa fuerza política, Daniel Martínez, bajó de la camioneta y, luego de los saludos y abrazos de rigor, tomó un micrófono y habló para la gente en la vereda. Señaló que de cara al balotaje se sigue planteando “la misma dicotomía” entre “dos proyectos de país totalmente diferentes”. Sostuvo que el proyecto del candidato del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, es del “viejo país”, y criticó la coalición con los otros partidos de oposición, a la que no sabe “cómo llamarla”. “Porque, en definitiva, ni se sacan una foto juntos, se critican unos a otros. Dentro del PN hay gente que ya está cuestionando la coalición. Y ni que hablar de los problemas internos históricos que tiene el PN en su seno”, subrayó.

Martínez sostuvo que “nadie sabe bien qué van a terminar acordando” los partidos de la coalición, ya que el documento que firmaron –titulado “Compromiso por el país”– es “lo más vago que uno ha visto sobre la Tierra”. El candidato dijo que tiene declaraciones de interés y de voluntad “que pueden ser buenas para una redacción de sexto año de escuela”, pero “muy poco sustento” para “presentárselo a la ciudadanía”. “Además, quedan atrás cuestiones que se dijeron y nadie sabe si se van a hacer o no. Algunas son muy duras para la economía y la agenda de derechos, que quedan en la oscuridad”, señaló. Agregó que desde que nació el FA, y en particular desde que es gobierno, se buscó “cambiar” y que no se ponga “la gente en función de la política sino la política en función de la gente”.

El candidato hizo énfasis en que hay “cifras, realidades e historias humanas” que pueden “avalar” que hubo “un cambio indiscutible” en el país durante los gobiernos del FA. Por ejemplo, los “90.000 operados de ojos” y un Fondo Nacional de Salud que hoy cubre a “dos millones y medio de personas”, cuando antes sólo cubría a “700.000” trabajadores. “Podemos mencionar lo maravilloso de que nuestros botijas, a veces de pueblos pequeños y de barrios populares, terminen compitiendo y ganando premios de ciencia y robótica en Estados Unidos o en otras partes. También la caída drástica de la pobreza. Y podríamos seguir”, dijo, y contó que le han llegado historias de ese tipo durante “toda la campaña”. Señaló que se le acercan mujeres que son jefas de familias “monoparentales”, muchas de ellas empleadas domésticas o trabajadoras rurales, y le cuentan que sus hijos estudian en la Universidad de la República. Acotó que son “historias reales” que lo dejan con “el alma conmovida”, porque pasaron “a partir de que el FA es gobierno”.

“Para no seguir hablando de lo bueno”, el candidato oficialista también se refirió a que no lograron “todos los objetivos” y, “sin duda”, tampoco hicieron “todo bien”. Aceptó que hay problemas y afirmó que “lo peor que podemos hacer” es “no reconocerlo”. Subrayó que tienen que ir a hablar con aquellos que no votaron al FA en la primera vuelta, “con el corazón abierto, pero, sobre todo, con mucha humildad”, que debe ser siempre una de las principales características de la política “para los que somos de izquierda”, ya que “lo peor que puede pasar es creérsela, tomarle el gustito al poder, confundirse y quedar demasiado pegado en la silla”. “Tenemos que mantener permanentemente la relación con la gente, defendiendo lo hecho, pero también diciendo aquello que no hemos podido alcanzar y comprometernos a alcanzarlo”, agregó. Señaló que esa ha sido “claramente” la diferencia con la oposición, ya que, por un lado, hay una especie de “carta a los Reyes Magos”, que es lo que “firmaron por separado”, y, por otro lado, está el FA, que hizo “propuestas sistemáticas sobre todos y cada uno de los temas”.

“Nunca la cola en la silla”

Martínez dijo que detrás del 47% que votó el plebiscito de la reforma constitucional en materia de seguridad impulsado por el senador blanco Jorge Larrañaga había “muchísima gente” que tal vez “no tenía muy claro” lo que “votaba”, pero que “tenía claro que está sufriendo por la inseguridad”. “Nos ha pasado en muchos lugares, que nos dicen que ganan mejor y pueden ir a veranear en Aguas Dulces, pero se sienten inestables porque les pasó esto o lo otro, y que les roban parte de la calidad de vida que hemos ido logrando, por lo tanto, tenemos que reflexionar”, señaló. Subrayó que además de las 12 medidas sobre seguridad que presentaron antes de las elecciones de octubre, ahora se comprometen a “reforzar” la Guardia Republicana, “una organización creada durante los gobiernos frenteamplistas, que además tiene la característica de ser organizada, tiene índices de corrupción infinitamente menores que la Policía y responde con rapidez y eficiencia”. Por eso planean aumentar ese cuerpo sumando 2.000 efectivos.

El candidato hizo énfasis en que no sólo se enfrentan “dos proyectos de país”, sino también “dos personas muy diferentes”. Martínez dijo que “todos conocen” su historia, que empezó a trabajar a los 16 años “por decisión propia” y que hizo “toda esta carrera trabajando”: una historia “de lucha y de trabajo”. “Yo destaco eso no para compararlo con el otro, ya que todos sabemos qué ha hecho cada uno en la vida, sino porque esa experiencia de trabajo me marcó”, señaló. Dijo que “la democracia se construye colaborando” y que, si bien él cuando trabajaba podía tener “muchas teorías sobre soldadura y robótica”, el “muchacho que soldaba” tenía mucho para enseñarle. “Trabajo con la gente, nunca con la cola en la silla, siempre escuchando. Uruguay se tiene que construir con la colaboración de todo el mundo. Aquellos que nacieron, por familia o por origen, para mandar y gobernar, en definitiva, están despreciando al conjunto del pueblo uruguayo”, sostuvo.

Al final, en Nueva Helvecia, cuando se supo que algunos integrantes de la coalición se habían sacado una foto juntos, Martínez dijo que “después de muchos días, lograron sacarse la foto” y, con tono irónico, agregó: “Muy bien, felicitaciones, lo lograron”.