Chacabuco, de Roberto Suárez. La compañía Pequeño Teatro de Morondanga decidió recuperar el incendiado teatro Odeón y, a partir de las cenizas de este viejo espacio, trazar un significativo juego escénico en el que la fugacidad de la vida, el absurdo y la locura terminan montando su propio ecosistema de existencia. Después de Bienvenido a casa, Suárez y su compañía vuelven a convertir el escenario en una transformadora explosión de riesgo, de instinto, de humanidad.
Barrymore, de Jorge Bolani. Dirigido por Alfredo Goldstein, este año Bolani celebró sus 50 años en escena interpretando a John Barrymore (1882-1942), la estrella del cine mudo y sonoro y parte de la dinastía de actores que comenzó a fines del siglo XIX –y se extiende hasta hoy, con Drew Barrymore–, y que aquí seguimos de cerca, un mes antes de morir, cuando decide alquilar un teatro por una noche sólo para recordar la letra de Ricardo III y comprobar si es capaz de volver a escena.