Usted no está muerto, pero comparte algunas características con las personas que abandonaron el mundo terrenal. ¿Está de acuerdo?
Estoy de acuerdo, sí. Vivo en un lugar al que nadie fue jamás, no tengo necesidades físicas de ningún tipo y, claramente, soy un ser espiritual, porque con esta gordura que tengo, si fuera un ser humano de carne y hueso, ya habría infartado.
¿Conoce ultratumba?
Por supuesto. Voy todas las navidades a dejarles regalitos a las personas fallecidas.
¿Qué le piden?
Son muy poco originales: todos piden volver al mundo de los vivos.
¿Y alguna vez les cumplió el deseo?
No, porque escapa a mis atribuciones. Generalmente les dejo un par de medias y que se arreglen, como hacen casi todos los niños del mundo.