El miércoles de noche, luego de la primera reunión entre el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, y su par de Estados Unidos, Donald Trump, en el marco de la cumbre de Hanói, todo parecía indicar que se estaba ante un acercamiento entre las partes. Pero ayer la cumbre se canceló en forma abrupta. Un integrante de la diplomacia estadounidense declaró: “Hay que entender que estamos ante un mandatario completamente impredecible, cuyas tendencias autoritarias lo llevan a tomar decisiones en forma inconsulta y caprichosa. Y Kim Jong-un tampoco es muy fiable”. Pero a pesar de que en todo el mundo se habló del “fracaso” de la cumbre, Trump dijo que el saldo fue “altamente positivo”. “Estoy muy descansado y con las energías renovadas tras mi viaje de placer a Pyongyang. Han sido unos días de mucho relax. ¡Hanói es una ciudad muy linda, ideal para tomarse unas minivacaciones!”, tuiteó desde el avión que lo llevaba de vuelta a Estados Unidos. Desde la Casa Blanca explicaron que el verdadero objetivo del viaje de Trump a Vietnam era “practicar uno de sus hobbies predilectos: jugar con la seguridad del planeta Tierra”. “Eso y el golf son las cosas que más le gustan. Pero, a diferencia del golf, esto es mucho más complicado, porque no se puede practicar en cualquier momento o lugar. Se necesita alguna cumbre, algún incidente, algo por el estilo. Lo más posible es que su próximo viaje de placer sea a Cachemira”, declaró un asesor del mandatario.