Google anunció ayer que cortará todos sus vínculos con la empresa de telecomunicaciones Huawei. La decisión se tomó en el marco de las crecientes tensiones de varios países occidentales, fundamentalmente Estados Unidos, con el gobierno de China, al que acusan de espiar a otras naciones mediante la tecnología de sus empresas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó incluso a prohibir que su gobierno se abastezca de tecnología china. Un funcionario del Departamento de Estado estadounidense opinó: “Las empresas chinas deberían abandonar sus prácticas de espionaje y dedicarse a lo que mejor saben hacer, que es explotar los derechos humanos de sus ciudadanos para que nosotros podamos tener productos manufacturados más baratos. Cada país debe entender cuál es su papel en el concierto global”.

Ayer Trump dio un paso más en su política de aislar a Huawei. “A partir de hoy Huawei tampoco podrá proveernos de productos para el espionaje que hacemos a otros países. El veto a sus productos abarca a las operaciones secretas, porque no podemos dejar que China espíe nuestras actividades de espionaje. Eso no sería propio de un régimen civilizado”.

Los directivos de Huawei rechazan “enérgicamente” las acusaciones de la Casa Blanca. “¿Para qué vamos a espiar a Estados Unidos, si cada seis meses aproximadamente alguien del gobierno hace una filtración masiva de archivos”, se preguntó un ejecutivo de la compañía.